Editorial: Isla Varia
Precio: 12 €
79 páginas, 2006

El primer poemario de
Ángel Calle tiene un
hilo conductor muy
claro: los vínculos humanos;
los vínculos creados
por el amor, la comunicación
y lo sociable. El poeta
aboga por ellos en un medio
hostil como es el capitalismo,
pero mantiene una actitud
optimista, esperanzada
y creadora.

Explora y anima a vincularse,
toparse con la gente,
a pesar de “tanto esquinazo
rabioso / que... nos vamos
dando por ahí”. Pide autenticidad
y respeto, el amor y
el calor de las personas, la
búsqueda, la alegría de y
por la vida que el mundo
actual amputa. Así, para
Calle, la vida es plena si es
comunicada y se declara satisfecho
si, al morir, comprueba
que sus actos han
repercutido positivamente
en los demás. Porque él entiende
que cada acto cobra
sentido cuando tiene consecuencias
sobre otros. No se
pueden eludir los vínculos,
pues son vitales: “No amo
lo que no se vincula / ... no
amo lo que no es”.

En ese sentido, expresa
su rechazo a la sociedad capitalista,
individualista e impersonal,
que se presenta
como un “ejercicio mayúsculo
y violento contra los
vínculos”. Ahí aboga por la
insumisión para evadir su
fuerza desintegradora.

Aunque adolece de falta
de ritmo, el libro presenta
una voz potente, humilde y
sincera, radicalmente humana,
que busca incansable
la vida y cómo compartirla.