ENTREVISTA CON WU MING 2, DEL COLECTIVO DE ESCRITORES WU MING FOUNDATION
Contar historias, transformar la realidad

La última novela de Wu Ming (seudónimo de un grupo de cinco
escritores que trabajan de forma colectiva), ‘Manituana’, nos descubre
cómo narrando el pasado podemos leer el presente y articular nuevas
alternativas futuras. Hablamos con Wu Ming 2 aprovechando su
participación en la última edición del festival Zemos 98, en Sevilla.

17/04/08 · 0:00
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‘MANITUANA’, el último libro de Wu Ming, es la primera parte de una trilogía sobre la Revolución Norteamericana.

Provenientes del movimiento
situacionista
del norte de
Italia, Wu Ming se
dieron a conocer con la novela
Q, que firmaron bajo el
nombre colectivo de Luther
Blisset. En 2003, ya bajo su
nombre chino -que significa
‘anónimo’-, publicaron 54.
Ahora vuelven a la carga con
Manituana, primera parte de
una trilogía sobre la Revolución
Norteamericana. Desde
un explícito rechazo hacia “la
máquina de hacer celebridades”
que convierte al autor en
una estrella, Wu Ming privilegia
la importancia de la
obra y no la fama de quien la
produce. Una opción que les
lleva, por ejemplo, a ofrecer
sus textos en licencias libres
desde su página web.

DIAGONAL: En novelas como
Q, Manituanao 54 la traslación
pasado-presente es un
diálogo continuo...

WU MING 2:El pasado siempre
está con nosotros. Y
nuestras historias son una
manera de mantenerlo vivo,
de construir y comprender
los hechos para leer el presente.
El marco que hemos
escogido es lo metafórico, el
uso de la analogía, que son
estrategias narrativas y también
interpretativas. La capacidad
de leer las metáforas
dota a los hechos de un sentido
en sí. El modo en que yo
cuento un hecho determina
el modo en que lo comprendo.
La historia del pasado nos
sirve como llave para interpretar
los hechos, hacer
emerger algo de una vasta
masa de información que establezca
un cuadro que ayude
a la interpretación.
Por otro lado, es un modo
de convocar el decir del pasado,
las figuras del pasado.
Historias en su mayor parte
de casos marginales, de conflictos
un tanto parciales, pero
que determinaron el curso
de la historia. Así, cuando parece
que todo está determinado,
que no existe alternativa
posible, si uno va hacia el
pasado puede ver que existían
tantas alternativas posibles.
La historia nos enseña
que siempre existe una alternativa,
una fisura por la cual
es posible introducirse.

D.: Decís que hasta 2012 vais
a trabajar en la trilogía de
Manituana. ¿Y después?

W.M. 2: Wu Ming es un proyecto
destinado a durar. Buscamos
que haya un proyecto
largo, que se desarrolle en el
tiempo. Y sentimos que continuaremos
escribiendo para
que en la literatura, al contar
historias, el trabajo colectivo,
la colaboración, sean una vía
posible. Nuestro modo de trabajar
es parte del mensaje
que se quiere dar. Que cinco
personas puedan escribir
conjuntamente, puedan colaborar
de forma creativa –cosa
que para la mayoría de la
gente es algo muy individual,
muy ligado al ego– y que en
este territorio podamos plantar
la bandera de la interacción,
es algo importante. De
aquí en adelante continuaremos
haciéndolo, es una especie
de monumento a la posibilidad
del trabajo colectivo.

D.: El proyecto Luther Blisset
fue una etapa de activismo
muy intensa. ¿La reagrupación
en torno a Wu Ming
Foundation abre una nueva
etapa de reflexión teórica?

W.M. 2: Tanto Wu Ming como
Luther Blisset (LB) son
dos experiencias narrativas.
LB estaba más cercano a la
acción política directa, pero
el objetivo principal del proyecto
era contar la biografía
imaginaria de este personaje
inventado, un nombre colectivo,
una identidad múltiple
que muchos asumieron y que
hizo crecer la reputación virtual
y múltiple del personaje.
Aunque no era una declaración
narrativa en particular,
los del grupo de mi ciudad,
Bolonia, firmamos como LB
una serie de textos que enviábamos
a los periódicos. Era
una actividad narrativa, realizada
a través de las cartas a
los periódicos, mediante pequeñas
acciones en la ciudad,
en un programa radiofónico
y otros instrumentos, para
evidenciar lo fácil que es
crear una noticia, hacer creer
a un periodista una cosa
absolutamente inexistente,
falsa. Aquí el instrumento de
verificación quedaba en un
segundo plano, lo importante
era publicar una noticia.
Wu Ming es contar historias
de nuevo, aunque esta
vez no es para confundir a los
periodistas y demostrar cuán
infectado está el mundo de la
información, sino historias
que puede contar una comunidad,
que pueden motivar la
acción política, servir para
leer el presente e interpretar
los hechos.

D.: Uno de los significados de
la expresión Wu Ming es el
de ‘cinco nombres’. ¿Se trata
de un grupo cerrado?

W.M. 2: Se trata de un narrador
con cinco textos, no somos
cinco narradores, somos
un autor colectivo. Seguramente,
respecto a LB, el grupo
es más cerrado, en el sentido
de que los LB eran “conviértete
en Luther Blisset”;
hoy no se podría decir “conviértete
en Wu Ming”. Porque
de hecho, escribir una novela
es una actividad bastante
complicada que no podemos
pensar que involucre de manera
definitiva a cualquiera o
recurra a un grupo, a un colectivo
una y otra vez para cada
novela. La participación
en Manituana, a través de la
web, facilita la posibilidad de
entrar en contacto muy directo
con nosotros, de intervenir.
La comunidad de personas
cercanas al proyecto se
convierte en una especie de
sexto elemento del colectivo.
Por ejemplo, los personajes
femeninos de nuestra novela
los hemos ido mejorando –somos cinco hombres, por
lo que tenemos ciertos problemas al respecto– gracias a
la interacción con las lectoras
que nos han mandado críticas,
algunas muy fuertes, sobre
este tema.

No es una interacción cuya
finalidad sea hablar con los
lectores, pero sin cambiar nada
al final, porque los autores
somos nosotros. Es una interacción
que desde mi punto de
vista sí ha cambiado y nos ha
dado muchos consejos para
nuestro trabajo.

D.: Los medios de comunicación
se han erigido en los narradores
de nuestro presente.
¿Hay que estar fuera de los
medios o se puede estar dentro
para articular una contranarración?

W.M. 2: Sí, se puede estar en
el interior del sistema mediático.
Nosotros publicamos en
una gran editorial italiana y
algunos colaboramos con periódicos,
revistas, etc. Hay
modos diversos de hacerlo.
Nuestra manera de llevarlo a
cabo ha sido como una suerte
de puerta abierta, como un
observatorio que reportara a
la comunidad lo que sucede
dentro del sistema. No es colarse
en el sistema, trabajar
desde dentro, en el sentido
trosquista de ‘entrismo’ dentro
de una estructura.

D.: ¿Las nuevas tecnologías
son el único medio de expresión
crítica o existen otros canales
de difusión?

W.M. 2: Una gran parte de la
población de un país como
Italia se ha quedado fuera de
las nuevas tecnologías por
motivos culturales. Pienso
en toda la población de más
de 50 años a la que le da mucha
pereza acceder a sitios
como Manituana y que, sin
embargo, accede a multitud
de contenidos a través de canales
tradicionales, como el
libro que compra en la librería,
o el periódico que consigue
en el kiosco. Nosotros
aprovechamos el modo de
producción del sistema editorial.
Cuando publicamos Q
en el ‘99, el contrato con la
editorial era del ‘96 y de la licencia
Creative Commons ni
se hablaba. LB, por su naturaleza
de identidad múltiple,
era un proyecto por el copyleft,
aunque vimos que en
ese momento era imposible
publicar en una gran editorial
una novela copyleft, de
manera que fuera reproducible.
Cuando la editorial
Enaudi ha aceptado hacerlo,
gran parte del objetivo de LB
se ha logrado.

CREATIVE COMMONS
_ D.: ¿Cómo ves el
debate entre las
leyes de propiedad
intelectual y las licencias
libres?

WU MING 2: Creo
que la música es el
campo más avanzado.
La industria discográfica
está en
crisis e intenta
superarla con el
control.
En lo tocante a
nuestro modo de
producción, está
claro que si la fórmula
copyleft que
incluimos en nuestros
libros hace que
los editores no consigan
vender libros,
probablemente sea
una experiencia que
no sea capaz de
continuar. Aunque
en nuestro caso,
encontramos la
necesidad de tener
un modo de subsistencia
y el derecho
de los lectores a
acceder a un texto
gratuito. Éste es el
desafío.

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