LAS VIÑETAS NARRAN EN LAS CALLES LA HISTORIA DE UN INMIGRANTE AFRICANO
El cómic que asalta los muros

Las viñetas saltan a las paredes.
El siguiente capítulo
del cómic que dibuja Javier
Gamboa puede aparecer
en el rincón menos esperado. En
Córdoba, no es difícil que los paseantes
del centro urbano se vean sorprendido
por los dibujos de El
Juego, viñetas de grandes dimensiones,
de tres metros de largo por uno
de alto, que aparecen cada 15 días
en ocho capítulos, pegados a los muros
de esta ciudad andaluza.

30/05/06 · 1:11
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Las viñetas saltan a las paredes.
El siguiente capítulo
del cómic que dibuja Javier
Gamboa puede aparecer
en el rincón menos esperado. En
Córdoba, no es difícil que los paseantes
del centro urbano se vean sorprendido
por los dibujos de El
Juego, viñetas de grandes dimensiones,
de tres metros de largo por uno
de alto, que aparecen cada 15 días
en ocho capítulos, pegados a los muros
de esta ciudad andaluza.

Se trata de una novela gráfica, una
historia contada por dibujos que bebe
de fuentes muy diversas. Su historia
hunde sus raíces en la mitología
clásica. Si bien el medio empleado
sorprende por su originalidad, lo
cierto es que el eje de su historia
mantiene vínculos con el mito de la
Odisea. El viaje homérico de Ulises
se actualiza en este caso con las
coordenadas de nuestro tiempo. El
héroe griego ha sido sustituido por
un inmigrante, la figura histórica
que, a ojos de numerosos estudios,
está llamada a convertirse en protagonista
social del siglo XXI.

Javier, muralista de profesión y autor
de la saga, explica el argumento:
“El Juego es el acercamiento a la historia
de Ulysse, una de las tantas personas
que intentan llegar a Europa
desde África, atravesando el desierto
y el mar, en vehículos y embarcaciones
precarias y atestadas de
pasajeros”. El peregrinaje a Ítaca
se ha transformado en un viaje
lleno de peligros hasta el llamado
primer mundo. Como
describe su autor, de ahí surge
“la odisea de un hombre que ha
elegido enfrentar situaciones donde
el azar es el patrón dominante”.
El nombre de El Juego, de hecho,
procede del peso de la suerte en las
vidas de los inmigrantes. El protagonista,
Ulises, se ve a sí mismo como
una ficha dentro de un tablero.
“Vi los problemas de la inmigración
como una especie de gran juego en
el que el azar a veces decide todo”,
comenta, si bien matiza que “a medida
que el protagonista avanza,
cambian las reglas para hacerlo todo
más complicado”.

Ficciones muy reales

Las fuentes de la trama, en este caso,
van más allá de la literatura.
Para dar realismo a cuanto describe,
Javier afirma haberse documentado
en las circunstancias reales
por las que atraviesan los protagonistas
de sus dibujos. Artículos periodísticos,
investigaciones sobre
las condiciones de vida de los inmigrantes
y casos reales que el propio
dibujante ha llegado a conocer se
dejan sentir en textos y dibujos.
El mismo autor ha vivido de cerca
algunos de los casos que narra.

Javier Gamboa es inmigrante argentino.
Llegó a Córdoba hace cuatro
años y al poco tiempo entró en contacto
con miembros de la Fundación
Acoge y otras organizaciones solidarias.
Actualmente, asegura, “las cifras
sobre inmigración llegan a ser
tan cotidianas que uno pierde la
sensibilidad”. A su juicio, “cruzar el
desierto, que te persiga la policía
que te puede matar, entrar en el
mar de forma casi suicida... nos hemos
acostumbrado a ver eso como
normal”. Por eso, para llamar a la
concienciación, el pasado mes de
febrero decidió llevar a las paredes
el drama de los inmigrantes. Cada
dos o tres semanas sale por las madrugadas
para llevar al casco histórico
la última aventura de Ulises.

Murales clandestinos

Para todo ello el único apoyo con el
que cuenta es con el de su hermano
Nino, su guionista, Leandro Revere, y
un amigo mexicano que les ayuda a
pegar los carteles. En cuanto al presupuesto
no sólo no cuenta con ningún
respaldo municipal: además de la falta
de apoyos, Javier comenta que debe
tener cuidado para que no le multen.
El cómic tampoco le genera beneficios
económicos. Pero eso no quiere
decir que no gane nada con ello.

Según explica, le gusta ver cómo alguna
gente se asombra y se detiene
ante los dibujos. Entre sus lectores,
algunos inmigrantes le han dado ya
las gracias por dar una visión diferente
sobre ellos. Y si le preguntan
de dónde nace una iniciativa
como la suya, responde sencillamente
que era lo que debía
hacer. “Cada uno tiene que
colaborar desde lo que puede
hacer. Yo hago murales, mi
manera de intentar cambiar
el pensamiento era con esto”.

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