apostilla desde la mesa camilla
Bombita, el ídolo que siempre quisiste tener

Un cantante setentero que aúna melodías pegadizas con proclamas revolucionarias? Bombita Rodríguez es eso y mucho más. ¡Corran y búsquenlo en Youtube!

11/12/08 · 0:00
Edición impresa

 

 

Imagina que el Materialgirl de Madonna, en lugar de un himno al individualismo consumista, hubiese sido un hit revolucionario. Que la ambición rubia, tras tomar conciencia de los devastadores efectos del capitalismo, hubiese transformado su estribillo en algo así como “vivimos en un mundo material y soy una chica material(ista) dialéctica; por eso le canto a los Panteras Negras y al Ejército Simbiótico de Liberación”.
 
Ahora extrapola el ejemplo 
a esos artistas rompepistas 
que, secreta o abiertamente, 
siempre te han hecho mover
el esqueleto e imagina que 
cantan las consignas revolucionarias 
que más te motivan.
Según tus preferencias, Shakira 
podría completar su “No
creo en Carlos Marx, no creo 
en Jean Paul Sastre…” con un 
“sólo creo en Bakunin”, y Miguel 
Bosé cantar “Seré tu 
amante Txapote” (eso sí, ten
en cuenta que el final de sus
cautivos es bastante más 
chungo que el de los del bandido
original). 

Piensa entonces cuál sería tu relación con la cultura de masas. Ya no vivirías la contradicción de bailar al ritmo de una industria cultural que se forra a costa de difundir proclamas hedonistas que reifican el actual orden social. Ya no tendrías que disimular ante tus colegas ‘concienciados’ que te gustan Chenoa y Bisbal.La síntesis definitiva habría llegado a tu vida musical.

 

¿Otro starsystem 
es posible?

Esto es lo que te propone Bombita 
Rodríguez, “el Palito Ortega 
montonero”, “el cantante
de la familia y de la izquierda”. 
Un entrañable personaje de 
melena, bigote y chupa de cuero 
setentistas que triunfa en la 
televisión argentina y la red 
global con títulos musicales 
como “Armas para el pueblo”,
“A bailar el Mao Mao” o “La 
sonrisa de mamá es como la
de Perón”. Su creador, el cómico 
Peter Capusotto, se ha inventado 
un ídolo revolucionario 
para una época y un país 
donde todo parecía posible, 
emancipación y justicia sociales 
incluidas.

Tras la insurrección de la 
ciudad de Córdoba en 1969 
(‘El Cordobazo’), Argentina vivió 
un período de agitación social 
que acabó por hacer caer 
la dictadura militar del general 
Onganía. En aquel tiempo florecieron 
organizaciones armadas 
como Montoneros. Fusión 
de grupos antiimperialistas, 
guevaristas y católicos de izquierda, 
la “orga” alcanzó 
una gran incidencia social 
gracias a su identificación 
con la figura de Perón, líder 
en el exilio para los sectores 
populares, que durante su 
mandato habían experimentado 
una importante mejora 
en sus condiciones de vida.

Sin embargo, aunque tras la 
caída de Onganía y el regreso 
de Perón Montoneros demostró 
tener una enorme capacidad 
de movilización social, 
nunca logró tal hegemonía 
cultural como para aupar  a
uno de sus militantes al número 
uno de las listas de ventas .
Bombita es en realidad una 
ucronía jocosa que nos permite 
pensar qué hubiera pasado
si la historia hubiese caminado 
en ese sentido; si el mainstream 
musical, además de 
con los sueños de transformación 
social, se hubiese visto 
impregnado de presupuestos 
setentistas ciertamente cuestionables.

La exaltación del voluntarismo 
juvenil como motor 
casi exclusivo del cambio
social (“Música, alegría, juventud… 
armas largas” reza eufórico 
el locutor en el trailer de 
El picnic de los Montoneros, 
film inédito de Bombita), la reivindicación 
ingenua de la violencia 
como solución mágica 
del conflicto político (“la lucha 
armada es nuestro amor”) o el 
mejunje ideológico antiimperialista 
en el que todo cabe –desde Mao a Perón– mientras 
se oponga al enemigo yanqui, 
son algunos ejemplos. 
Pero, al mismo tiempo ,
Bombita nos permite recrear 
una historia mucho más divertida 
que la que vino después.

Los terrorismos de Estado y las 
dictaduras de los ‘70 se llevaron 
la vida y los sueños de mucha 
gente que creyó en una 
transformación radical del 
mundo. En Argentina, la Triple 
A y Videla arrasaron con cualquier 
tipo de movimiento social 
transformador y, por supuesto, 
con las organizaciones 
armadas, presas de una deriva 
militarista que las aisló paulatinamente 
de su base social.

Por suerte, Bombita ha vuelto 
de su exilio en Cuba para 
recordarnos ese periodo de 
efervescencia política que precedió 
al desastre y amenizar 
nuestras horas frente al ordenador, 
las charlas con los colegas 
y cualquier fiesta que se
precie… Y, quién sabe, quizás 
también para sugerirnos 
que siempre es buen 
momento para componer 
entre todos una 
banda sonora cuyo 
ritmo no sea el que 
nos marcan el capital 
y sus crisis. 
¡¡¡Fapfarrr!!!

UNIVERSO BOMBITA: CLAVES PARA 'GALLEGOS' Y/O 'APOLÍTICOS'

«¡Fapfarrrr!»: El grito que Bombita repite constantemente al estilo del «Ueaaa» de Julio Iglesias es la conjunción de los acrónimos de las Fuerzas Armadas  Peronistas y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (guevaristas), que en los primeros años '70 se fusionaron con el grupo Montoneros originario, de extracción católica. En un generoso gesto de unidad revolucionaria, Bombita también recurre al grito «Eeeeerp», siglas del Ejercito Revolucionario Popular (primero trostkysta, luego guevarista), organización armada que se desmarcó siempre «por la izquierda» del peronismo.

Los «Cinco por Uno»: El quinteto musical de Bombita hace referencia a la célebre frase pronunciada por Perón en 1955 meses antes de ser derrocado por la llamada Revolución Libertadora, golpe militar orquestado por la oligarquía argentina. «¡Cuando caiga uno de los nuestros, caerán cinco de los de ellos!", dijo en referencia a los opositores. «Cinco por uno, no va a quedar ninguno», clamó una Plaza de Mayo atestada de simpatizantes.

Cecilio El Anticomunista: la respuesta 'gorila' (antiperonista) al éxito de Bombita fue Cecilio, autor de Ritmo, familia y propiedad y de la célebre canción «Dame un zurdo (que lo voy a denunciar)».

Evelyn Tacuara: la vedette católica madre de Bombita se apellida como un conocido grupo de corte fascista y ultracatólico argentino. La tensa relación de Bombita con su progenitora es similar a la que vivieron muchos militantes de la época, universitarios de clase media que, en su intento de conectar con los sectores populares, hicieron suya la figura de un Perón denostado en el seno de sus familias.

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