MITOLOGÍAS INÉDITAS DE ROLAND BARTHES
Alentar el combate, evitar el motín

Un libro breve con aire de descubrimiento. La
exploración de Roland Barthes sobre el sentido
del espectáculo deportivo tuvo forma de
comentario para una película documental
realizada por Hubert Aquin.

01/05/08 · 0:00
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EL GUIÓN de ‘Del deporte y los hombres’ acaba de publicarse en castellano. / Gunthert (flickr.com)

Qué necesidad tienen
esos hombres
de atacar?
¿Por qué se emocionan
los hombres con ese
espectáculo? ¿Por qué se
entregan totalmente a él?
¿Por qué ese combate inútil?
¿Qué es el deporte?
¿Qué es lo que le ponen los
hombres al deporte? Se ponen
ellos mismos, su universo
de hombres. El deporte
sirve para expresar el
contrato humano”. La voz
en off que cierra la película
documental Del deporte y
los hombres, cuyo guióncomentario
firmó en 1961
el semiólogo Roland Barthes
(1915-1980), trata de
preguntar y responder acerca
del sentido último del espectáculo
deportivo. Es sólo
el epílogo de una indagación
en cinco “deportes nacionales”.

Del deporte y los hombres
fue fruto del encuentro entre
el cineasta quebequés
Hubert Aquin, entonces realizador
en el Office National
du Film de Montreal, y Barthes.
Tras haber leído las
Mitologías (1957) e influido
por las aproximaciones deportivas
que esta obra plantea –entre ellas, “El Tour de
Francia como epopeya”–,
Aquin le propone al crítico
francés, en una carta fechada
el 4 de abril de 1960, la escritura
del comentario que
habría de acompañar a un
documental provisionalmente
titulado El deporte en
el mundo.

La intención del realizador
es presentar cinco deportes
nacionales como “un
fenómeno social y poético”.
Parece que la elección de
los deportes queda establecida
por Aquin, mientras
que la de los países cambiará
en el proceso de creación.
Barthes acepta escribir la
voz en off y Aquin se concentra
en el montaje visual.

La colaboración entre ambos
hasta la difusión de la
película por Radio Canadá
el 1 de junio de 1961 es intensa:
reuniones en París en
el otoño de 1960, estancia
de Barthes en Canadá en el
invierno de 1961, intercambio
de correspondencia, etc.
Sin embargo, el comentario-
guión no aparece en las
obras completas del autor
francés publicadas por
Seuil en 1995. De modo que
en 2003 la Universidad de
Montreal ofreció en primicia
estas “mitologías inéditas”,
cuya versión en castellano
acaba de publicar la
editorial Paidós.

Distanciamiento

El último de los actos que
presenta el film es el fútbol
en Inglaterra. Los graderíos,
la lluvia y los rostros cambiantes
de los espectadores
ilustran la función que en
otro tiempo correspondió al
teatro: “Reunía a la ciudad
en una experiencia común,
que era el conocimiento de
sus pasiones”. “En el deporte,
el hombre vive el combate
fatal de la vida, pero ese
combate está distanciado
por el espectáculo, reducido
a sus formas, liberado de sus
efectos, de sus peligros y sus
vergüenzas: ha perdido su
carácter nocivo pero no su
esplendor y su sentido”, afirma
el texto de Barthes. No
obstante, en el cuarto acto,
el hockey en Canadá, se presenta
el momento en el que
los jugadores se desprenden
de los guantes y quiebran el
contrato: “Rompen la tenue
barrera que separa los dos
combates: el del deporte y el
de la vida”.

El tercer acto, el ciclismo
en Francia, recrea el Tour
como una experiencia colectiva
en la que el público francés
reconoce la longitud de
sus costas y la altura de sus
montañas: escenario de un
combate cuyo argumento es
resistir. “Resistir contra la
ira, resistir contra el sufrimiento”
en una batalla frente
a la naturaleza. Por ello,
las grandes cumbres resumen
lo que está en juego: “El
sentido de la lucha y las virtudes
del combatiente”. En
el automovilismo en Estados
Unidos –segundo acto–,
donde la visión nacional
queda atenuada al incluir diversos
circuitos, el conocimiento
se aplica a un instrumento,
la máquina, para luchar
contra el tiempo. Y el
momento central no sucede
por tanto en la carrera, sino
en los instantes previos:
“Estos preparativos de la salida
son los que dan su sentido
a la carrera: el sentido de
una victoria sobre la gravedad
y la naturaleza de las cosas”.
De modo que el simulacro
de la batalla estrictamente
humana y la representación
del combate frente
al tiempo y la naturaleza
acontecen, según el comentario
de Barthes, en el espectáculo
deportivo.

Lo que acontece en el
primer acto, explica la voz
en off, “no es exactamente
un deporte y, sin embargo,
tal vez sea el modelo y el límite
de todos los deportes”.
Se trata de “un teatro
que es un falso teatro: aquí
se muere de verdad”, afirma
el texto del crítico francés.
En la imagen, Luis Miguel
Dominguín.

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