Las redes sociales como Facebook no son herramientas neutras: no es sólo que su financiación provenga de las cloacas neoliberales, sino que el mundo que dibujan está hecho a medida del proyecto político de “la transparencia radical”, la intimidad gestionada por empresas opacas. Según el colectivo Ippolita, el efecto sobre la vida cotidiana es devastador: la reducción de cada persona a una identidad única y pública actualizada compulsivamente nos convierte en “pancake people”, gente ancha y plana.
Las redes sociales como Facebook no son herramientas neutras: no es sólo que su financiación provenga de las cloacas neoliberales, sino que el mundo que dibujan está hecho a medida del proyecto político de “la transparencia radical”, la intimidad gestionada por empresas opacas. Según el colectivo Ippolita, el efecto sobre la vida cotidiana es devastador: la reducción de cada persona a una identidad única y pública actualizada compulsivamente nos convierte en “pancake people”, gente ancha y plana.
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