Hasta el 1 de mayo, la exposición Piel de Gallina
recorre el trabajo de Regina José Galindo
en el centro de arte Artium de Vitoria Gasteiz.
Texto de Blanca de la Torre, comisaria de la exposición 'Piel de Gallina' sobre la poeta y performer guatemalteca Regina José Galindo
inforelacionada
A la hora de elegir el título, Piel de Gallina, me basé en la deliberada literalidad a la que remite, a la emoción suscitada en las obras de Regina José Galindo, pero también a la propia piel, a lo matérico y a lo humano de su trabajo. Decidí entonces narrar un viaje de la palabra a través del cuerpo, a partir de un trayecto estructurado en cinco ámbitos que se canalizase en diferentes destinos a través de las salas despertando el musculus erector pili en el espectador.
La obra de Galindo nos hace
adentrarnos en una realidad
descarnada, a través de
una serie de acciones extremas
y cargadas de simbolismo,
que la llevan a colocarse
en situaciones límite en las que se pone en peligro físicamente,
y que actúan como potentes
agitadores del observador.
Pero al mismo tiempo sus
performances actúan como rituales
personales, como una
elegía, como pequeños homenajes
hacia una colectividad
víctima de una realidad
social, de un abuso, de una
injusticia. En sus propias palabras,
utiliza el cuerpo para
ser reflejo de otros cuerpos.
Regina nos habla de entregar
una voz a lo común a través
del cuerpo.
El viaje que nos ocupa comienza
en un primer espacio
que responde al terreno del
enunciado, a la palabra contextualizada
en un concepto
de discurso donde la palabra
y la poesía se erigen en protagonistas
absolutas de la obra,
comenzando por la acción Lo
voy a gritar al viento, de 1999,
en la que la artista se cuelga
de un puente de Ciudad de
Guatemala para recitar sus
poemas al aire.
De aquí pasamos a un espacio
dominado por la metáfora,
donde se nos muestra la
Regina más poética, a través
de una serie de obras en las
que el cuerpo de la artista se
desdobla en una suerte de álter
ego para ponerse en la piel
del otro alterado, del sufriente,
del otro sometido a la
injusticia.
Una tercera sala nos introduce
en la Regina más carnal,
más descarnada, a partir de
una serie de piezas donde la
fisicidad de la tortura nos
acerca al trauma de la muerte
de uno mismo, asociado con
la muerte de los otros.
Polifonía del dolor
Debemos entender que lejos
de cualquier pretensión masoquista,
su trabajo implica una
pluralidad de voces, una polifonía
del dolor, un monólogo
sobre el dolor colectivo que no
implica una búsqueda de alivio
o liberación personal del
trauma, sino abrir una puerta
a la aprehensión o reconocimiento
de experiencias, a un
modo de aprender a vivir con
ello a partir de sus metáforas
corporales y poéticas.
El espacio central de la sala
de exposición presenta una
reconstrucción ficticia en
torno a la Bienal de Venecia,
en la cual el trabajo de la artista
ha sido seleccionado en
cuatro ocasiones, y donde obtuvo
el prestigioso León de
Oro en 2005. Una reproducción
de éste, que la artista realizó
como escultura con posterioridad
en oro guatemalteco,
articula la sala desde su posición
central, a fin de sacar a la
luz toda la serie de cuestionamientos
que el hecho de participar
en esta Bienal puede implicar.
Éste es también un espacio
para la comprensión del
trauma y la memoria, la huella
psicológica y sus efectos “postraumáticos”.
La parte final de la exposición
se centra en el concepto
de Transmisión, en ese depositar
parte de la acción en “el
otro”, ese “otro” como agente
activo, bien como el vehículo
sobre el que recae directamente
la acción, como un
personaje más de la trama
–entendiendo trama como acción
performativa–, o como
agente sin el cual dicha acción
permanecería totalmente
desactivada.
Cuerpo y verso
En este mismo marco se encuadra
también el resultado de
la acción que la artista realizó
bajo el título homónimo Piel de
Gallina. En esa ocasión, Regina
José permaneció en el interior
de un refrigerador mortuorio
durante la inauguración de la
exposición, mientras los espectadores
activaban la acción
para contemplar el proceso de
transformación de su piel provocado
por el frío.
A pesar de que en el trabajo
de Regina su cuerpo se configura
como herramienta principal,
la exposición pretende
mostrar cómo su obra es inseparable
de su corpus poético.
Ésa es la razón por la que hemos
decidido publicar una selección
de sus poemas en la
muestra, así como el motivo
de que algunos de estos poemas
cubran las paredes de las
salas, en sustitución de
los vinilos explicativos al uso.
La idea de la exposición es,
pues, coser la poesía a la prosa,
entender el poema como
evento y el cuerpo como constructo
sociopolítico para hablarnos
del trauma histórico,
de lo local como metáfora de
una injusticia global.
Regina José Galindo
Regina José Galindo nace en 1974 en Ciudad de Guatemala, lugar donde reside y trabaja. Su trayectoria artística comienza en el ámbito de la poesía y del dibujo. En 1999 realiza su primera performance en la zona 2 de Ciudad de Guatemala: Lo voy a gritar al viento. A partir de este momento Galindo comienza a destacar como una de las artistas latinoamericanas más emblemáticas de su generación. Su trabajo denuncia la impunidad y los abusos políticos y militares en Guatemala.
El peso que tienen en su trabajo la carne y la sangre nos remite a la historia represiva del país. Sus performances han provocado controversias que no han mermado el reconocimiento a su trabajo, pues su obra también es una crítica global y directa a las sociedades actuales. La artista utiliza su cuerpo como forma de expresión para criticar una sociedad conservadora e individualista. Sus acciones descarnadas, extremas, cargadas de simbolismo, llevan a la artista a colocarse en situaciones límite que resuenan de forma intensa sobre quien observa y participa. En sus propias palabras, Galindo utiliza el cuerpo «para ser reflejo de otros cuerpos».
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