Electrónica
She makes noise: ellas marcan el ritmo

El festival vuelve a Madrid con una apuesta por la música electrónica hecha por mujeres.

23/10/16 · 13:32
La italiana Alice Kundalini, aka She Spread Shorrow.

El género musical más característico del siglo XXI es, paradójicamente, uno de los que menor presencia femenina presenta. Históricamemte, la música electrónica ha estado copada por hombres, especialmente sus vertienes más duras, experimentales y menos amables para el oído no acostumbrado. Los datos del colectivo female:pressure, que recoge en su informe anual la participación de las mujeres en en los festivales de este tipo de música, no dejan lugar a dudas y muestran porcentajes menores al 10%.

El festival She makes noise, que por segundo año llega a La Casa Encendida de Madrid, pone su grano de arena para visibilizar a las creadoras que hay detrás de secuenciadores, computadoras, sintetizadores y teclados con el fin de "hacer crecer la baja estadística que daba la reconocida web female:pressure", tal como apuntan desde la organización.

La cita, que tuvo lugar entre el 20 y 23 de octubre, contó con un total de seis actuaciones musicales, que van desde el ambient y el paisajismo sonoro a sonidos más crudos como el noise, el industrial o el techno. Además, integró con un pequeño ciclo de cine con películas como Heart of a Dog, de Laurie Anderson, o actividades paralelas como el workshop impartido por la artista e investigadora Agnès Pe sobre el montaje sonoro, "entendiéndolo como portador de información simbólica y creador de ambientes y contextos", según exponen desde la dirección del festival..

 

La programación comenzó el pasado jueves, con los conciertos de la investigadora sonora con base en Montreal Kara-lis Coverdale (aka K-LC), que deleitó al público con su mezcla de piano clásico y electrónica eperimental, y el set The Space in Between, preparado especialmente para la ocasión de Nikka y Alba G. Corral, con sonidos más cercanos al IDM y a la electrónica abstracta.

El viernes She makes noise continúo con Lanoche y Alexandra Pirici, más conocida como Adda Kaleh. La primera, afincada en Madrid, basó su actuación en un techno minimal de corte ralentizado con toques deep que abrió el apetito al público para la actuación de Kaleh. La rumana, que llegaba por primera vez a Madrid, mezcló en escena su voz con reminiscencias orientales y sus dotes de performer y actriz (ha trabajado con Francis Ford Coppola y formado parte del pabellón rumano de la 55 Bienal de Arte de Venecia) junto a los ritmos sincopados de su indie electrónico, acompañados de las orgánicas visuales de Cotanescu. 


Al día siguiente la programación musical continuó con la italiana Alice Kundalini, She Spread Shorrow, que trajo la oscuridad a La Casa Encendida con su dark noise e industrial, y el ambient de Chra, alias de la dj, música y presentadora de radio y TV vienesa Christina Nemec.

Sin embargo, las protagonistas de la noche no fueron ellas, sino los problemas técnicos. Los crujidos emitidos por los altavoces aparecieron a los diez minutos de la salida a escena de Kundalini, haciéndose cada vez más persistentes ante la estupefacción de la italiana. Kundalini dio por perdida la batalla contra la técnica a los 25 minutos de actuación.

El público esperó otros 40 más, tras las disculpas de la organización, con la esperanza de que la música de Chra sonase como tocaba. No fue así. La austriaca se mantuvo como pudo en el escenario pero sus gestos cada vez que subía el volumen (momento en el que los temidos crujidos aparecían de nuevo) y sus miradas hacia la mesa de los técnicos no dejaban lugar a dudas. El resultado: una sesión descafeinada que pudo ser mucho más. A pesar de los problemas, Nemec derrochó simpatía e hizo salir tras su actuación a Kundalini de nuevo al escenario para la despedida.

Este año la imagen del festival comisariado Natalia Piñuel buscó, tal como apuntan desde la dirección del ciclo, "prestar especial atención al glitch [en el ámbito de la informática, error que no afecta al rendimiento o estabilidad del programa] más allá del hecho estético, concebido como un 'error bello' pero que, en este caso, sucede para romper con los parámetros impuestos por la sociedad tradicional".

 

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