Soft Fiction es una propuesta feminista a contracorriente, que propone desde el universo, poco transitado por el público general, del cine experimental alternativas de intervención en la realidad.
Texto de Alberto Berzosa
El libro Soft Fiction. Políticas visuales de la emocionalidad y el deseo es una caja de herramientas donde, al abrirla, las personas que lo lean encontrarán un selecto surtido de estrategias destinadas a cortocircuitar las narrativas audiovisuales dominantes y una nutrida colección de propuestas políticas, estéticas y afectivas que surgen de las experiencias personales y comunales de quienes trabajan desde hace tiempo en paralelo a las narrativas históricas oficiales, a los flujos sentimentales mayoritarios y a las dinámicas culturales hegemónicas.
La suma de estos elementos hace del libro editado por Virginia Villaplana, como dice su subtítulo, un homenaje al cine de Chick Strand, y en especial a su película Soft Fiction. Esta obra fundamental fue realizada por la cineasta californiana en 1979 y bajo su apariencia experimental encierra múltiples secretos que hace brotar hablando en tono suave desde el feminismo audiovisual de los años 70 para construir el crudo relato biográfico de cinco mujeres con trayectorias vitales muy distintas, que ejemplifican modos alternativos de entender los tabúes sexuales, el erotismo, los géneros, las vivencias personales, el dolor, la violencia y la afectividad.
Los testimonios de las mujeres son acompañados además por la habilidad documental de Strand, que los subraya apoyada en un lirismo libre y completamente alternativo al lenguaje del cine comercial, ya sea el made in Hollywood o el europeo de autor. Soft Fiction expresa, en fin, su planteamiento feminista con sutileza firme mediante una propuesta general de resistencia que afecta a lo sentimental, lo biográfico, lo político y lo estético.
A partir de este escenario de resistencia múltiple, Virginia Villaplana ordena el libro/caja de herramientas en tres bloques. El primero de ellos está dedicado a las “Experiencias de la narrativa”, y en él se incluyen textos de cineastas y teóricos que reflexionan sobre propuestas audiovisuales subversivas, desde las aportaciones de la misma Strand (Juan Antonio Suárez) hasta el cine radical de Godard después del 68 (Hito Steyerl), y sobre modelos cinematográficos de intervención social, como los que han desarrollado, entre otras, Angela Melitopous o Habiba Djahnine.
El segundo apartado cambia el orden de los productos, lo que no afecta a la fuerza de su resultado. Está dedicado a las “Narrativas de la experiencia” y contiene relatos trenzados desde la práctica militante como, por citar sólo unos ejemplos, el testimonio de Sandra Schäfer coautora (con Elfe Brandenburger) de la película Passing the Rainbow, en cuya realización colaboraron activistas feministas afganas, la colaboracióin de las integrantes del colectivo vasco Medeak, que explican la importancia de su trabajo a la hora de adaptar el feminismo a nuevos contextos políticos, o la aportación de Itziar Ziga que analiza la presencia estructural del patriarcado en nuestra sociedad a partir hecho concreto del asesinato de Nagore Laffage.
El tercer bloque lleva por nombre “Mediabiografía” y en él se recoge una selección de los trabajos desarrollados en el taller del mismo nombre organizado por Virginia Villaplana en Bilbao en 2009, en los que a partir de distintos textos e imágenes se experimenta sobre las posibilidades narrativas de los deseos y los afectos. Esta última sección se completa además con una serie de relatos de ficción multitecnología firmados, entre otros, por Lucas Platero o Sayak Valencia, que llaman a la interactuación por parte de quien lo lee, quedando así el libro como un elemento a intervenir y experimentar. Merece la pena mencionar en este punto el cuidado diseño del conjunto que permite una fluida articulación entre las tres partes, los diversos textos y la variedad de materiales que componen el libro.
Soft Fiction es una propuesta feminista a contracorriente, que propone desde el universo, poco transitado por el público general, del cine experimental alternativas de intervención en la realidad. Este libro va dirigido a todas las personas interesadas en la experimentación audiovisual, el activismo social de base y las propuestas políticas del feminismo, y tiene la expresa vocación expansiva de tejer en red, de generar alertas contra las formas de sentir que nos vienen impuestas, de enseñar nuevas maneras –a medida– de narrar nuestras vidas, de gestionar nuestros géneros a contrapelo, e iluminar los caminos de nuestras resistencias cotidianas.
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