Las movilizaciones contra los acuerdos de inversiones TTIP y CETA también han recibido muestras de apoyo desde la cultura, aunque a título individual o desde la esfera de partidos políticos, no tanto con un planteamiento sectorial. En Europa sí existen movimientos y organizaciones culturales que critican a estos acuerdos bajo esos términos.

Desde el 8 de octubre y hasta el sábado 15, la campaña No al TTIP, en la que participan sindicatos como CCOO, UGT, USO, CGT o Intersindical, fuerzas políticas como Podemos, IU, Compromís, En Marea, ICV, Equo o EH-Bildu, y organizaciones sociales de diferentes ámbitos como Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Ecologistas en Acción, federaciones de consumidores y vecinales y organizaciones feministas, está desarrollando una semana de acciones contra la firma del tratado comercial y financiero entre la Unión Europea y Canadá (CETA) y para exigir al Gobierno que no siga negociando el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones Estados Unidos y la UE (TTIP).
La campaña llegará a su clímax el día 15, con la convocatoria de manifestaciones en más de 20 ciudades, que coinciden y se suman a las protestas que anualmente se celebran en esa fecha con motivo del Día Mundial contra la Pobreza.
Como parte de las acciones, la campaña ha emitido un comunicado, Este otoño nos jugamos mucho, al que se han adherido activistas y cargos públicos, especialmente de Unidos Podemos y sus confluencias, aunque no sólo.
También asoman tímidamente algunos nombres y apellidos relacionados con la música y la creación, que suelen ser habituales en este tipo de posicionamientos: Alberto San Juan, Kiko Veneno, Nacho Vegas, Juan Diego Botto o integrantes de bandas como Che Sudaka o Tremenda Jauría.
Se suman estas voces desde el ámbito cultural a otras iniciativas que desde las artes llevan tiempo criticando al TTIP y los otros acuerdos como el CETA. Artists Against TTIP en Reino Unido; o la gira Rock Against the TPP en Estados Unidos, una serie de conciertos de numerosos grupos de rock contra el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), son dos muestras de esta oposición.
Sin embargo, la adhesión de artistas españoles a estas críticas a los tratados de libre comercio sigue realizándose a título individual o en la esfera de acción de los partidos políticos, sin articular "una reivindicación sectorial que logre trasladar el impacto demoledor que sobre la muy precaria situación de las políticas culturales en España podría tener la puesta en marcha del Tratado", según la investigadora cultural Estefanía Rodero.
En Europa sí existen ejemplos de manifestaciones de carácter colectivo. Por ejemplo, Culture Action Europe, una red de organizaciones culturales europeas dedicada a promover la cultura como condición necesaria para un desarrollo sostenible, se ha opuesto a la firma del tratado y ha defendido la excepción cultural.
También la Red Europea de Artes Escénicas, que celebrará en Valencia entre el 3 y el 6 de noviembre su plenario anual y en cuyo orden del día figura la creación de un grupo de trabajo específico sobre las implicaciones del TTIP en la cultura europea.
Para Rodero, la aplicación del TTIP "por su efecto sobre los derechos laborales y su progresivo desmantelamiento de algunas de las herramientas de protección de la diversidad cultural, con un impacto especialmente lesivo sobre la cultura y las economías rurales, no haría sino agravar la precaria situación que desde esta multiplicidad de voces se viene denunciando".
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