Para la siguiente receta necesitará: una empresa, un gran título, un discurso, unas imágenes poderosas, una música épica y una actriz porno de moda. Mezcle, agite y sirva como comidilla para llenar bocas y abrir bocazas. Si puede, cocine este plato en época de precampaña electoral para obtener un resultado lo más espectacular posible.

Recuerde que la actriz porno no puede ser cualquiera; deberá seleccionar cuidadosamente a una que esté de moda y que, sobre todo, sea del género femenino. Si por error elige a un actor en vez de a una actriz, a sus comensales les resultará infinitamente más costoso clavarle el cuchillo.

Es indispensable que ponga el discurso en boca de la actriz. El sabor del discurso de la actriz tiene que ser lo suficientemente sabroso como para que los comensales se centren en él y olviden la materia prima con la que trabajamos, ya que ésta es infinitamente más amarga y estropearía nuestra receta.

La empresa es otro de los elementos clave en la composición de este suculento manjar. Aquí es donde deberá demostrar su habilidad para el arte culinario. Los elementos que la empresa debe contener son: mano de obra gratuita y una cara bien dura. Estos ingredientes pueden ser sustituidos por un buen montón de hipocresía. Esta opción sale más barata, ya que podrá aprovechar los restos para elaborar un gran título.

Por último, sazone el guiso con imágenes atractivas y música épica. Estos ingredientes son fáciles de encontrar. Si duda con las cantidades, confíe en el truco de las abuelas: un puñadito de tópicos a fuego alto sin parar de remover con una cuchara de palo y las posibilidades de errar se reducirán a cero.

Sirva bien caliente et voilà! Sus comensales, en especial los privilegiados, hablarán de su receta durante mucho tiempo.

*Nota: Si quiere evitar malos olores en las manos y la ropa, es recomendable el uso de pinzas para poder coger los discursos que la actriz haya podido hacer previamente.