Deportes
Tiempo aprendido en el Campo del Gas (y II)

Hubo un tiempo, no tan lejano, de globos aerostáticos elevándose sobre una chimenea de gas.

06/09/16 · 20:37
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El pasado 23 de junio apareció en la versión impresa de Diagonal –y días después en la web– un texto titulado Tiempo aprendido en el Campo del Gas, el cual, tomando como hilo conductor el reciente libro de José Luis Garci sobre ese templo del boxeo al aire libre que funcionó en Madrid desde los años 40 hasta 1987, evocaba el deporte de las doce cuerdas y las circunstancias que en aquel tiempo lo rodeaban.

En el cuarto párrafo quedaba escrito: “El Campo del Gas es hoy un parque con perros melancólicos, gentes que guardan una prudente distancia y pintadas de plaza dura a medio construir”.  Sonaba bien. Quien esto firma –y firmaba aquel texto– estuvo allí una tarde para escribir esas líneas. Sonaban bien, pero no eran ciertas.

En la versión digital de Papel, desde el pasado 24 de agosto puede leerse un reportaje de Quique Peinado titulado ¿Qué pasaría si tirasen el Bernabéu para poner una pizzería? Relata el valor que en su momento tuvo el Campo del Gas y detalla qué podemos encontrarnos hoy en ese espacio: “Un edificio en cuyos bajos ocupan las esquinas un Telepizza y un Ahorra Más. (…). Sin embargo, casi nadie, ni siquiera muchos de los vecinos que ocupan esos pisos con persianas y toldos idénticos, sabe que ahí estuvo hasta hace menos de 30 años uno de los recintos deportivos más míticos de la historia de España [el Campo del Gas]”.

Boxeo de leyenda y globos que ascienden, memoria de la calle Gasómetro
La exactitud de la localización viene avalada por los recuerdos del exboxeador José Durán, quien, entrevistado en el reportaje, sitúa en la actual pizzería el lugar por el que entraban los boxeadores al recinto.

En definitiva, el Campo del Gas no estaba en el Jardín del Rastro –nombre del parque que conserva la chimenea de la antigua Fábrica de Gas–, sino al otro lado de la calle Gasómetro, a la derecha según se asciende esta calzada de leve pendiente, en un solar que hoy ocupa un edificio de ladrillos.

Arqueología inmaterial

Valga esta fe de errores tan extensa para contribuir a restaurar los lugares que ya no existen o que sólo existen en la memoria. Y, ya en la senda de esta arqueología inmaterial, vayamos un poco más lejos. A fin de cuentas, el Campo del Gas sólo ocupó aquel terreno a partir de los años 40.

Una búsqueda en la hemeroteca ofrece como insólito resultado que la calle Gasómetro, antes de ser puerta de entrada a las veladas de boxeo, fue el escenario de matinales aerostáticas a principios del siglo pasado. Luego parece que este entorno de la Fábrica de Gas tuvo un extraño imán para los deportes populares.

Tal y como recordaba el periodista Rubryk en un artículo publicado en Blanco y Negro en septiembre de 1925 titulado De Ícaro al Autogiro, el 18 de mayo de 1905 se inauguró en las inmediaciones de la Fábrica de Gas el Real Aeroclub de España. “El Gasómetro, lleno de gente; los globos inflados, prestos a partir, y una enorme multitud de curiosos llenando los alrededores del lugar de la fiesta”, escribía Rubryk.

Así que la calle Gasómetro fue escenario de una fiesta solemne y popular en la que se alzaron hasta cuatro globos: el Avión, el Alcotán, el Vencejo y el Alfonso XIII. El periodista Rubryk viajaba en el Alcotán y veinte años después recordaría las sensaciones del vuelo con un párrafo preciso: “Un día tranquilo, sereno, espléndido; una temperatura deliciosa y el dulce caminar por el espacio que, si de ello nos dábamos cuenta, era tan sólo al fijarnos en la tierra y ver cómo los objetos se distanciaban de nosotros”. Ese plano cenital de la calle Gasómetro, con la multitud celebrando el nuevo deporte, lo contemplaron otros pilotos hasta bien entrada la década de los veinte. Sólo entonces los deportes aéreos se alejaron del casco urbano.

Boxeo de leyenda y globos que ascienden sobre la ciudad forman parte de la memoria de la calle Gasómetro, cuyo aspecto actual, es cierto, no permite imaginar nada de lo que allí pudo ocurrir. Tal vez convendría seguir indagando en el pasado de esta calle, de este espacio, por si hubiera sido testigo de algún otro deporte o acontecimiento cultural. Otra opción para despedir este texto es volver de nuevo al Campo del Gas.

Artistic Metropol

En efecto, el edificio al que alude Quique Peinado y en cuya pizzería reconoce el exboxeador Durán el lugar por el que los boxeadores accedían al recinto no tiene nada de particular. Quien lo rodee irá descubriendo la entrada a un garaje, un portal y los locales comerciales propios de cualquier manzana de propietarios como hay tantas en Madrid. Sin embargo, en el número 6 de la calle Cigarreras encontrará un pequeño cine, el Artistic Metropol. Abrió sus puertas en 2012. Puede que dentro de unos años alguien escriba sobre el tiempo aprendido en esa sala tan apetecible. 

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