Baile
El flamenco de llanto y fuego de la Serrata y la Farruca

Las bailaoras Rosario Montoya y Natalia Delmar interpretan los sentimientos de los que surge el arte flamenco.

07/08/16 · 8:00
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La Serrata / Murcia Flamenca

En el pueblo de Brenes (Sevilla) se celebraba tradicionalmente un concurso de baile de “farrucas”. Un año se presentó Rosario Flores, animada por la necesidad: el premio era una caja de frutas y le vendría bien para alimentar a la familia. Inicialmente no le dejaron, pues siempre habían concursado sólo hombres, pero ella insistió con un argumento: “Si tan seguros están de que una mujer no puede ganar, no tienen nada que perder si me presento”. Finalmente participó y ganó. Desde entonces fue conocida como ‘La Farruca’.

El hijo de Rosario Flores, Antonio Montoya (1935), comenzó bailando en tablaos para los señoritos y uno de ellos, prendado de su baile y conocedor de que con frecuencia dormía bajo un puente, le regaló una casa en Sevilla. Pero Antonio la cambió por una moto que le permitiera desplazarse hasta los tablaos en los que poder ganarse la vida con su baile. Antonio Montoya se convirtió así en el primer profesional de la saga, siendo conocido como el gran ‘Farruco’. Tras él, la saga se ha ramificado en sus hijas Rosario ‘La Farruca’ (como su abuela) y Pilar ‘La Faraona’ y sus nietos ‘Farruquito’, ‘Farru’, ‘Carpeta’ y ‘Barullo’.
Natalia Delmar ‘La Serrata’, almeriense, tuvo como maestro y mentor a su abuelo, ‘El Melilla’. Juntas, la Serrata y la Farruca presentan el espectáculo de baile flamenco Del llanto y del fuego.

¿Cómo definirían el espectáculo 'Del llanto y del fuego'?

La Serrata: Es un espectáculo de alma y corazón, de lo que somos para el espectador, de esencia.

¿Cómo fueron sus inicios?

La Serrata: Yo inicié mi carrera enrolada en varias compañías, pero no quería limitarme a bailar una coreografía que, aunque pueda ser técnicamente perfecta, no tenía sentido para mí, era quitarme la libertad, y me planteaba: ¿dónde está la Serrata aquí? No hay Serrata, lo pasé tan mal que la última vez me puse a llorar y me dije que a partir de ese momento tenía que hacer yo mis propias cosas, así que desde hace tres años tomé mi camino en solitario montando mi propia compañía. Desde ese momento volví a retomar lo que estaba haciendo desde los cuatro años, que es montar mis cosas, porque para mí el flamenco es creación, creación desde la verdad.

La Farruca: Yo lo tenía en casa, con mi padre, que ha sido de los más grandes, aunque enseñó más a su nieto, Farruquito, por ser hombre, que a sus hijas, por ser mujeres. Mi hermana y yo como mujeres estábamos en casa y no íbamos a la academia con él, pero lo teníamos en casa y nos influyó. Todos somos de la escuela de Farruco y hemos aprendido todos de todos, aunque cada uno tenemos características propias, incluso mi hermana La Faraona y yo bailábamos distinto pese a que estábamos siempre juntas.

¿Tienen menos visibilidad las mujeres en el flamenco respecto a los varones?

La Farruca: La mujer puede abarcar más que un hombre, con más sentimientos que el hombre. La mujer baila con bata de cola, con movimiento de manos, con el cuerpo, con la cara, con los brazos, con el pelo, con la mirada… y el hombre baila con la velocidad y el taconeo de pies. En definitiva, la mujer usa más la postura y el hombre más el taconeo. Aunque hoy estamos al revés, en el baile las mujeres expresan machismo y los hombres feminidad, y no entiendo eso, la mujer tiene que dar su feminidad en las tablas y no bailar como un hombre, pero hoy se olvidan de los brazos, hoy hay mujeres que bailan más de pies que de brazos.

"Ni tú misma sabes lo que vas a hacer cuando vas a salir, no es hacer una coreografía aprendida"

¿Baile libre, improvisado, o por el contrario estructurado, sometido a reglas?

La Farruca: El baile flamenco siempre tiene que tener su base, pero somos espontáneas, de una actuación a otra puedo hacer cosas distintas. Si me motiva el cantaor y el guitarrista doy más de la cuenta y no hago lo mismo que el día anterior. Es muy difícil bailar dos flamencos juntos, porque es espontáneo. Podemos quedar en hacer una patadita las dos, pero al final cada una hace lo que le sale en el momento. Intentamos ajustarnos lo más posible, porque también los músicos han de tener un camino, saber dónde cortar o cerrar. La estructura está, pero a partir de ahí hacemos lo que nos va saliendo.

Eso entronca con una forma de entender el flamenco.

La Serrata: El baile flamenco no se entiende, se siente. Desde pequeña lo escuchas, lo masticas, lo comes y lo das; no es razón, es corazón. Yo veo a figuras de antes y me gusta, me llena. Sin embargo, actualmente hay quien se aprende una cosa y la hace, como algo racional, pero el flamenco no es racional, no es hacer una escobilla o algo siempre lo mismo, no. Quien, por ejemplo, toca la guitarra tiene que dar con ella la sensibilidad que tiene en ese momento, ir creando. Ni tú misma sabes lo que vas a hacer cuando vas a salir, no es hacer una coreografía aprendida. 

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