Viendo la difusión que el anuncio de Pavofrío ha tenido en redes, se podría concluir que ésta también ha sido una campaña exitosa; que los magos de la publicidad nos la siguen metiendo doblada.
Que la publicidad ha sabido adaptarse y apropiarse de los mensajes y estéticas de las contraculturas no es novedad. Hace pocos años, Dove lo hacía con sus "mujeres reales", Voll Damm con "sé tú mismo, sean cuales sean las consecuencias", o Coca-Cola, preguntando "¿y si nos levantamos?".
Ahora le ha tocado el turno a Pavofrío, que apropiándose del discurso "feminista" (nótense las comillas) nos dice que "una sociedad equilibrada, también ayuda a reducir el estrés".
Ésta no es la primera vez que Pavofrío intenta atacar nuestros corazoncitos feministas. Ya en 2010 lanzaba un anuncio en el que una trabajadora de una fábrica de muñecas robaba una Barbie para tunearla y devolverla a la cadena de montaje con el pelo teñido de moreno y el maquillaje borrado. El lema: "Porque no hay nada mejor que alimentar otro modelo de mujer."
Ya en 2010, Pavofrío
lanzaba un anuncio con el lema: “Porque no hay nada mejor que alimentar otro modelo de mujer”.
La manipulación de discursos en la publicidad viene de lejos. El primero en incorporar la psicología y otras ciencias sociales a las relaciones públicas fue Edward Bernays.
Al igual que a su tío Sigmund Freud, a Bernays le interesaba todo lo referente a los mecanismos de la psique. La diferencia era que los clientes de Bernays no eran individuos, sino empresas.
Corrían los años 20, y la compañía de tabaco Lucky Strike se propuso ampliar el mercado incitando a las mujeres a fumar. Ésta no era una tarea fácil.
Por un lado, para las mujeres de aquella época fumar en público era tabú. Por otro, tras realizar un estudio de mercado descubrieron que a las mujeres no les gustaba el color verde oscuro de los paquetes de Lucky Strike.
Cambiar el color de los paquetes era demasiado caro, así que Bernays optó por hacer del verde el color de moda. Convenció a varios diseñadores para que incorporasen este color en sus colecciones, y no valía cualquier tonalidad; tenía que ser el verde oscuro específico de los paquetes de Lucky Strike.
El publicista también organizó un evento al que llamó Gala Verde en el Waldorf Astoria e invitó a importantes personajes de la sociedad neoyorkina.
Pero su golpe maestro fue la conexión de los cigarrillos Lucky Strike al movimiento para la liberación de la mujer. Para ello, juntó a un grupo de mujeres y las hizo manifestarse en la Quinta Avenida, fumando y llamando a los cigarros "antorchas de la libertad". De repente, los paquetes de Lucky Strike no sólo combinaban con el color de moda, sino que además hacían toda una declaración de intenciones a favor de la igualdad. La campaña fue un todo un éxito.
Viendo la difusión que el anuncio de Pavofrío ha tenido en redes, se podría concluir que ésta también ha sido una campaña exitosa; que los magos de la publicidad nos la siguen metiendo doblada; que casi un siglo después, el "consumes, ergo eres" sigue funcionando para aquellos cuyo único objetivo final no es otro que el de vender un producto.
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