Izaro Antxia se ha convertido en la primera jugadora transexual de fútbol sala que juega como federada en España. Ella espera que su debut con el Leioa Maia de Bilbao en la categoría territorial femenina abra una brecha para la normalización de las personas trans.
Izaro Antxia ha roto con los esquemas arcaicos del deporte español al convertirse en la primera jugadora transexual de fútbol sala que juega como federada en España. En abril debutó y ya ha marcado su primer gol. “Cuando anoté me acordé de toda la gente que me ha apoyado desde el principio”, afirma Antxia. Sin embargo no pierde un ápice de pensamiento crítico por la negación de su yo: “Es lamentable que en pleno 2016 haya que tener un documento de identiddad para poder disfrutar de tu deporte en el equipo que desees jugar. Debería ser un derecho fundamental de toda persona humana. Hay veces que nos hacen competir con nuestros datos del DNI aunque no coincida con nuestra identidad de género y tenemos que aceptarlo o no hacer deporte. Nos obligan a renunciar a ser quienes somos para conseguir lo que queremos”.
Al nacer, a Izaro Antxia le asignaron el género de hombre, pero ella se sentía mujer. Cuenta que lo ocultó por miedo e instinto de supervivencia y que escuchó la palabra transexualidad por primera vez con 14 años en un documental, pero lo negó hasta que cumplió 33 años. Fue entonces cuando logró ser ella. “Como dice una amiga transexual: a una persona la define el alma y no el cuerpo”, explica Antxia, que trabaja como informática. Antxia sufrió mucho en la adolescencia pero ahora se siente muy fuerte y se rebela contra el negocio que rodea al deporte: “No tenemos clubes deportivos. Existen empresas que no se preocupan de la gente sino de conseguir ganancias para ellos. El fútbol ya no es de la gente sino de los propietarios”. Y también avisa que “el único cambio posible vendrá desde la base, con una educación feminista basada en la igualdad desde todos los puntos de vista”.
“El trato a las personas transexuales, depende mucho de la ley que tenemos, injusta y patologizante, que nos obliga a pasar por duros exámenes psiquiátricos, además de por años de medicación o de cirugías para que nuestros documentos coincidan con quienes somos en realidad. Documentos que no son tan importantes y que condicionan nuestra vida y el trato que recibimos de mucha gente”, reflexiona la jugadora del Leioa Maia, que antes había jugado al fútbol sala con carnet de identidad de hombre en equipos vizcaínos.
Izaro Antxia cree que el fútbol sufre el mal del machismo y que, por este motivo, existen muchos jugadores homosexuales que no se atreven a manifestarlo: “El fútbol es un deporte etiquetado por el patriarcado como la masculinidad. Un deporte viril donde no ser un macho está penado. La opinión pública te lo puede hacer pagar. ¿Cómo pueden salir del armario los futbolistas en esas circunstancias si le cantarían en todos los campos maricón? Ojalá dieran un paso adelante. Se convertirían en referentes de la lucha LGBT”.
Cuenta como una sacudida la experiencia más hermosa que ha vivido en su salvación del fútbol: “Entrar al vestuario de chicas donde entrenaba, confesar mi transexualidad y que me dijeran que me querían más todavía”. Ahora es la transexualidad la que se adentra con ella en el fútbol sala. Aficionadas y aficionados la querrán para siempre por su inagotable lucha.
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