Memoria histórica
Melchor Rodríguez, la leyenda del indomable

La izquierda de la transición negó la figura de Melchor Rodríguez y llegó a decir que fue un Quintacolumnista. Un libro y un documental recuperan su figura.

06/05/16 · 8:00

Este viernes 6 de mayo se estrena en Documentamadrid el documental Melchor Rodríguez, El Ángel rojo, escrito y dirigido por Alfonso Domingo y recientemente premiado en Sevilla. La historia de un hombre bueno, quizá demasiado bueno, que durante la guerra civil se dedicó a salvar muchas vidas, sobre todo la de sus enemigos. Fue delegado especial de prisiones del noviembre de 1936 a febrero del 37, detuvo las matanzas de Paracuellos de Carrillo y Cazorla (y parte de la CNT) y salvó la vida a miles de personas de toda índole que estaban siendo víctimas de la represión republicana.

Sin duda es una figura algo inabarcable, si nos referimos a su bonhomía y su talento para salvaguardar la moral en tiempos difíciles. Como premio a su labor humanitaria en favor de los presos nacionales en campo republicano, fue condenado por los rebeldes en 1939 a pena de muerte, esperándola cinco años en el tristemente famoso penal de Santa María. Después llegó conmutación a 20 años y un día y luego la libertad, para volver a la lucha sindical y la lucha por los presos, esta vez suyos, hasta que murió de un derrame cerebral en 1971.

La izquierda de la transición, dominada por el siempre inventor de historias Santiago Carrillo, negó su figura llegando a afirmar que Melchor fue un Quintacolumnista, aquellos fascistas que quedaron atrapados dentro de la república en guerra. Así la derecha le utilizó para equiparar el número de la represión de los dos lados (algo bastante ridículo como dicen las cifras de Paul Preston en su Holocausto Español, Debate, 2011) y la izquierda le cubrió con el manto del olvido. El PCE se adueñó desde el 1975 de la revisión histórica española, como única visión de la izquierda oficial republicana, y no iba a reconocer sus purgas y sus asesinatos. Incluso parte de la CNT se llegó a creer muchas de las mentiras publicadas.

El documental resume su figura, recuperada hace años por Domingo con el libro biográfico El Ángel Rojo, la historia de Melchor Rodríguez (Ed. Almuzara, 2010) con una seria investigación y mucha verdad, sin obligaciones, ni tapujos.

Iba a escribir un artículo hablando de sus heroicidades, sus acciones en favor de los presos y de los más desprotegidos. Conozco bien la historia del "Ángel rojo" porque mi abuela Amapola, su hija, me la contaba desde niño. Pero creo que es mejor recuperar sus propias palabras, las de Melchor, en un artículo aparecido en el periódico La Tierra el 30 de Enero de 1933. Aquí explica qué es para él el anarquismo, esas ideas que lo llevaron en los años más difíciles a jugarse la vida deteniendo las sacas de presos, cerrando checas, ocultando monjas, guardando gente en sus propia casa y, después de la guerra, a mover sus contactos (la gente que había salvado) para mejorar la vida de cientos de presos republicanos. Sin duda el artículo pone los pelos de punta, porque parece escrito ayer mismo y para la sociedad actual:

"Según los eternos enemigos de la clase trabajadora y, sobre todo, de los hombres que piensan, luchan y se sacrifican por redimir a la Humanidad de la esclavitud y de la tiranía a que la tiene sometida una cesta de haraganes privilegiados, los que dominantes por la fuerza que les reporta su dinero, se aprovechan de la ignorancia de los desposeídos, para encadenarlos al infamante yugo de la antihumana explotación, volcán generador de miserias, de dolores, de infinitos tormentos. Al decir, repito, de los explotadores de la riqueza y de la conciencia humanas, los anarquistas somos:

“Pistoleros, extremistas,
bandidos, atracadores,
asesinos, castradores,
aguiluchos terroristas
y eternos perturbadores.
Nos dicen desesperados
que matamos por dinero.
nos pintan con gesto fiero,
y nos llaman depravados,
vagos y dinamiteros... “

Sin embargo son tan estúpidos y torpes que no se dan cuenta que con tales afirmaciones solo consiguen escupir hacia arriba, lo que hace que les caiga más encima. Porque si anarquía fuese luto, sangre, llanto, dolor, depravación, asesinatos.... y en fin, exterminación de humanos semejantes, habríamos de convenir en que los verdaderos anarquistas son:

Los ministros, los fiscales,
los reyes y los obispos,
los jefes de fuerza armada,
la gentuza uniformada
de apetitos criminales,
los jueces y magistrados
que condenan y exterminan,
los que a los hombres calcinan
tras de verlos fusilados ....
Todos aquellos que en nombre
de un rey, de un presidente,
o de una patria indecente
matan a su hermano el hombre.
Que si Anarquía es matar,
sembrar dolores y llantos
y miserias y quebrantos...
justo será constatar
que son anarquistas tales
y seres sin corazón
los que cobran porque son
del crimen profesionales.

Pero como Anarquía no es crimen, ni robo, ni vagancia, ni exterminio, que tales cosas son las “virtudes” institutivas de los entes mencionados, no pueden ser anarquistas sino los hombres que se sacrifican por el bienestar de la Humanidad toda; los que aman a sus semejantes y luchan por la libertad, por los derechos naturales y por la vida de todos los hombres, incluso hasta por la vida de sus más encarnizados enemigos con tal que estos dejen de serlo. Porque anarquía es amarse y entenderse libremente, sin explotación, sin esclavitud, sin autoridad, sin leyes artificiales, ni trabas de ninguna clase. Porque anarquía es la nunca relajación de la dignidad y de la moral humanas. Porque Anarquía destruye todas las fronteras y solo reconoce una patria única; el Universo entero; y una sola familia: la de todos los hombres del mundo, sin distinción de razas ni de clases. Todos hermanos en franca comunidad libertaria. Y, en fin, porque Anarquía, para que lo sepan de una vez los ignorantes y los malvados, para que vean los ciegos y oigan los sordos, es, nada más y nada menos, que;

Belleza, Amor, Poesía,
Igualdad, Fraternidad,
Sentimiento, Libertad,
Cultura, Arte, Armonía,
La Razón, suprema guía.
La Ciencia, excelsa verdad,
Vida, Trabajo, Bondad,
Satisfacción, Alegría....
Todo esto es Anarquía,
Y Anarquía ¡Humanidad!. "

Melchor Rodríguez
Madrid, junio 1933.

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Melchor Rodríguez en la cárcel de Carabanchel en 1948.
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