EL TEATRO FRENTE A LA CRISIS
3. ¿Lo personal es político?

“Mi corazón está roto de tanta barbarie y yo sólo pienso en dormir contigo. Me dejo imbuir por el totalitarismo reinante. Te observo, admirada ante tanta inteligencia. Suspiro. Suspiro. Suspiro para otearte. Una y otra vez. Mando a la mierda mis postulados políticos para entregarme a ti”.

08/10/10 · 8:00
Edición impresa

G. A.: (...) Puede ser, Jiménez,
aunque tengo mis dudas de
cuánto de político hay en esos
festivales centroeuropeos y
cuánto de exotismo cool. Pero
volviendo a lo que vimos en
Madrid, quizá lo más interesante
de Shit Pyramid sea la frescura
de una ligera vena intimista,
individual, personal, que quizá
es la mejor senda en la que se
podrían mover, siguiendo a los
performers más experimentados,
cuando se concentran en
los pliegues de su propio acto y
juegan a confundir y cuestionar
las miradas y los discursos, la
ficción y la facción, lo público y
lo privado, el mirar y el ser mirado...
Leo ese fragmento de carta
de una obrera de la construcción
que dice en un pasaje:

Mi corazón está roto de tanta barbarie
y yo sólo pienso en dormir contigo.
Me dejo imbuir por el totalitarismo reinante.
Te observo, admirada ante tanta
inteligencia. Suspiro. Suspiro. Suspiro
para otearte. Una y otra vez. Mando a
la mierda mis postulados políticos para
entregarme a ti
”.

S. J.: Has picado. Esta escenita
de la pareja romántica es una
ironía. Esa noción de entrega
es perversa. Bien lo sabes. Esta
idea casposa de “el-amor-lopuede-
todo” vaticina los tiempos
arcaicos a los que estamos
volviendo y las aguas pantanosas
donde nos estamos sumergiendo.
Estos fragmentos son
lo más convencional de la pieza,
que por cierto se puede
descargar libremente en la
web de la compañía. Sin embargo,
esa misma obrera, a la
que se caracteriza como inmigrante,
reaparece más adelante
en este otro diálogo con su
amada o amado, antes de ser
aplastada por la excavadora,
en la enésima reafirmación de
que lo personal es político:

X.: ¿No ves cómo está cayendo la
noche?

Y.: Tendremos que refugiarnos bajo la
tierra para que no nos encuentren.

X.: No tenemos ya más armas que ser
muchas y gritar al mismo tiempo.

Y.: Al mismo tiempo en todos los lugares
del mundo.

X.: No tenemos ya más fuerzas que gritar
al mismo tiempo”.

G. A.: A mí me sigue pareciendo
demagogia de malas conciencias,
como las acciones y el texto
que dicen todos los actores
encima de ese giratorio de plástico,
cuando en su cartilla redundan
en que los materiales de que
están hechas las burbujas inmobiliarias
y bursátiles son los huesos,
las tripas, las carnes...

“Los rugidos esquizos de las bolsas de
todo el mundo se deben al miedo ante
un posible derrumbe inmobiliario de la
primera economía del planeta. ¡Estados
Unidos! ¡Donde las familias empiezan a
tener dificultades para afrontar sus créditos
hipotecarios! ¡Donde se sortean
pistolas en una tómbola! ¡Tierra de promesas,
de imaginarios! ¡Factoría del
pasado, del futuro! ¡Imperio de látex,
de hamburguesa! La guerra… ¡Por el
sueño americano
!”

S. J.: Genial el golpe. La sorprendente
aparición de la payasa con
un megáfono encaramada en las
maquetas de las torres de
Florentino Pérez, que proclama:

La cuestión es saber si, en este caso,
cuando América estornuda Europa también
se acaba constipando. Desenmascaremos
la cara de América, burbuja
del conocimiento, vientre de la globalización
capitalista. Esquivemos las hostias
y generemos otro movimiento
constructivo
”.

G. A.: Esto sí que es demagogia.
Además, de parvulario...
S. J.- Espera, espera, no he terminado
de leer. Ahora la palabra
ironiza y se revuelve sobre
sí misma, en el momento en
que aparece la secuencia de la
huelga general de inmigrantes,
que, por cierto, es excelente.
Un hallazgo de política-ficción.
Las frases de los actores crean
un mosaico de seres en un paisaje
apocalíptico, las calles desiertas,
las montañas de basura,
los niños y niñas encerrados en
sus cuartos, los esqueletos de
andamios abandonados, la anciana
encerrada en su covacha,
que busca inútilmente su dentadura
postiza, sin poder levantarse,
que toca timbres y hace
llamadas telefónicas al vacío...

Las hostias llegan hasta el paseo.
Todas las conchas se quedan en el
paseo.
No es de cemento, es un camino.
‘Hemos comido como tocinos
’”.

G. A.: Ripios. A mí me estimula
más el contrapunto que hay en
la barbacoa de carne de moros y
sudacas. Por ejemplo, estos comentarios
que mascullan con la
boca llena algunos rostros distorsionados:

Dos veces al teatro de la ópera”.

“Conocimos a un crítico de cine francés”.

“Corriendo, corriendo”.

“Estuvimos en la exposición y parece
que ha gustado”.

“Otra vez a volver a la realidad”.

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Instalación de Polona Tratnik. PABLO SANZ

S. J.: Veo que estás obcecado en
tu idea de cómo debería ser el
espectáculo, en lugar de ponerte
dentro de él y descubrir su
discurso interno. Me parece
que no adviertes los pliegues
de meta-representación que
hay desde el comienzo, y que
bien entendió el público. Los
resume el ama de casa, que es
toda una revelación en el trabajo gestual de la Valderrama.
Cómo se retuerce, cómo canta
el aria desde una posición tan
difícil como “el puente” y después
“la araña” que crea con su
cuerpo invertido trepando a
tanta velocidad por el módulo
de ladrillos. No me resisto a leer
el texto:

Cuando la especie humana no se
aguante entre ella misma, llegará el
tiempo de los gusanos. Los batacazos
en la corte de los gusanos llegan con un
despertar en el jardín de las ciencias
naturales. Compleja fauna ibérica la que
entre estas cuatro paredes se encuentra.
Pero, cuando alguien escuche estas
palabras y advierta que no se ha dado
cuenta de nada hasta ahora, tendremos
que comenzar por el principio
”.

G. A.: Pero la función no avanza.
Es como esos espectáculos tan
vistos de payasos que acumulan
variaciones de comienzos y comienzos
fallidos hasta la náusea.
En Shit Pyramid, en lugar de estructura,
hay una serie aleatoria
de introducciones que repiten.
Aunque no es nada original, quizás
su texto más logrado sea ese
diálogo de los dos bufones que
amenizan la barbacoa. Lo leo
completo:

(Los bufones riegan con agua de pega
unas flores de pega; cuando dejan de
regar las flores languidecen, etc.)

RÁBANO.: ¡Ay! Las violaciones a los derechos
humanos no me dejan dormir.

ZANAHORIA.: Curioso. Pensaba que su
mala cara era congénita.

R.: Por favor, no empecemos de nuevo
con esas palabrejas, que se me luenga
la traba... Duermo mal, eso es todo. Me
desvelo... Aunque del insomnio han salido
mis mejores páginas...

Z.: Es verdad. Sus delirios. Lo entiendo:
bien que dormía usted la mona el día
de la huelga general.

R.: Cada uno tiene sus debilidades:
usted se emborrachaba de premios
cuando lo de Iraq...

Z.: Dejemos en paz la hemeroteca.

R.: El mundo actual es horroroso: el
dolor humano es abismal. 54 guerras en
este minuto. Tengo el fax de la oficina
de recuento oficial. Hambrunas, catástrofes,
violencias, epidemias, miserias…
¿Hasta dónde se puede llegar? Me
revuelvo en la cama.

Z.: ¿Y su güisqui?

R.: Pse.

Z.: ¿Somníferos? ¿Leche? ¿Cuentos
picantes? ¿Una buena paja?

R.: Nada.

Z.- ¿Ha probado con una felación antes
de acostarse?

R.: Es lo único que me tranquiliza. Me
siento solidario. Ni todas mis campañas
en favor de las víctimas consiguen lo
que nace de este simple gesto cotidiano
e igualitario.

Z.: Su Natasha, una boca olímpica...
Digo, de aspecto, no me malinterprete.

R.: La voy a echar de menos cuando
consiga sus papeles.

Z.: Tienen poca cosa, los pobres. Hijos.
Es lo único que se les ocurre. Pero son
simpáticos. Mi jardinero me enseña el
árabe en dialecto montañés. Obvio:
cuando termina de cavar. Come en mi
cocina. ¡Lo que se ahorra el tío!

R.: ¿Y la interculturalidad? ¿Y el multilingüismo?
Imagínese: entre succión y
succión, profundas reflexiones sobre la
debacle del socialismo real. Lógico:
fuera de sus obligaciones laborales.

Z.: Yo también odio el paternalismo.

R.: Su marido es ingeniero: me ha pintado y enmoquetado el chalet de la sierra.
¡Qué preparación!

Z.: ¡Y qué precios! Es gente razonable.

R.: Y fiel.

Z.: Agradecida.

R.: ¡Y cómo chupa la condenada!

S. J.: Al final sólo vamos a encontrar
consenso en los bufones…
Sus partituras son gloriosas.
Son dos agujas construidas con
precisión que intervienen en el
momento preciso. En su momento
justo, tomando el pulso
del público. Recuerda su tercera
y última escena, cuando destripan
el corpus teórico de
Montesquieu en una cena del
McDonalds. La comida y la sexualidad
convertidas en denuncia
informativa, con una noción
del tiempo y del ritmo… casi
científica. Muy interesante.
Ciencia crítica en escena, cogida
del ritmo frenético de los medios
de comunicación. Qué laboratorio,
Abarca, qué laboratorio
los Deep Throat…

G. A.: El laboratorio de un frenopático.
Si intentamos hacer un
guión de la obra, ¿qué nos sale?
Una hilera de temas sin pies ni
cabeza, como la lista de la compra
hecha por un niño: inmobiliarias,
fosas comunes, finanzas,
inmigrantes, iglesia católica,
prostitutas, líderes políticos, sindicalistas,
trabajadoras domésticas,
bancos, lesbianas, una huelga
general inverosímil, periodistas,
el apocalipsis… Sólo falta
Nosferatu.

S. J.: Pero qué quieres si esto es
una instantánea de los verdaderos
agentes de la crisis, exculpados
por los medios, y de los
sujetos silenciados que la sufren.
Es el delirio que genera un
desorden económico mundial
como éste. Basta de obritas de
salón, de historias que pasan en
ninguna parte. De reflexiones
ombligueras. Que se vayan a
freír espárragos los inspectores
de dramaturgia. Todo Shit
Pyramid
es guerrilla de la comunicación.
Este es el teatro
que queremos.

G. A.: Indiferente no deja… Tal y
como está el panorama y con todos
sus balbuceos, puede considerarse
un shock escénico.

S. J.: En las dos veces que vi la
obra, la gente casi no parpadeó
de la atención que prestaba. Era
casi tan hipnotizador como la
publicidad. Pero ahora que hable
el público.

UNA PERSONA DEL PÚBLICO:

Vuestra conversación ha sido
soporífera y no me ha interesado
una mierda, lo siento. No
os enteráis de nada. Con Shit
Pyramid
a mí me han pasado
más cosas que en todos los
años que he estado yendo al
teatro como espectadora.
Vosotros queréis fosilizar un
relámpago.

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- [1. ¿La excepción a la regla?->12220]
- [2. ¿Perlas o bisutería?->12221]

Tags relacionados: Número 134 Audiovisual
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comentarios

2

  • |
    anónima
    |
    04/11/2010 - 10:24am
    Despues de leer este articulo me encantaria poder verla y segun he entendido esta disponible para descargarsela en la pagina web de la compañia. ¿alguien sabe la direccion de la pagina? la he buscado en Google pero no la encuentro. Saludos y muchas gracias.
  • |
    ursula
    |
    10/10/2010 - 12:07am
    Pues estoy completamente de acuerdo con todo lo que comenta Sara Jiménez : ) La verdad es que no entiendo ese afán de Gerardo por tratar de banalizar, desprestigiar y menospreciar la obra y el trabajo de este grupo de actores y actrices... Por cierto, no he visto la obra : ) La verdad es que me han puesto los dientes muy largos, y me encantaría poder verla. Sin embargo, creo que no hace falta para sacar algunos datos relevantes, como el hecho de que tantas personas hayan visto la obra en tan poco tiempo, llenando la sala desde el primer día! ¿Cuándo se ve eso con una obra "no comercial"? Eso para mí ya es un mérito increíble que bien merece todos mis respetos y elogios, aunque no me gustase la obra. Además, esa idea que comenta Gerardo de que si una obra de ese calibre o con esas aspiraciones debería realizarse en un espacio "más adecuado" y "dentro del mercado" para obtener cierto impacto y reconocimiento, me parece de lo más banal y absurda. El éxito de esta obra echa por tierra ese argumento : ) Incluso las palabras que usa en sus argumentos son en mucho casos como demasiado elitistas, dejando un relleno de palabras que no dejan muy claro lo que quiere decir... Mientras él se dedica a hablar de conceptos y supuestos, Sara (y los resultados de la obra en sí), dejan patente que los contenidos de la obra son fuertes y contundentes, y llenan un vacío político (sí, político) que se expande por el mundo teatral, aunque a Gerardo le moleste : ) y lo más importante, que el público tenía sed de algo así. Por cierto Gerardo, un poco de ambición y de ego en la vida son necesarios para llegar a algo y conseguir lo que un@ se propone, sino, poco provecho vas a sacar de la existencia...
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