Culturas
Los decididos insumisos de la Edad Media

Los adeptos del Libre Espíritu propagaron sus estilos de vida entre el pueblo persuadiéndolo de renunciar al trabajo por entregarse al vagabundeo y la mendicidad.

21/02/16 · 8:00

El movimiento del Libre Espíritu nació en Flandes y se propagó a toda la Europa a partir del siglo XII  Sus miembros, a semejanza de los cátaros, de los vaudois y de los templarios preconizaron un ideal de pobreza hasta su paroxismo, viviendo algunos de ellos desnudos la mayoría del tiempo.

En la doctrina del Libre Espíritu, la pobreza debe lavar al hombre de todos los pecados y resucitar a Cristo en sí mismo. Es escuchando sus propios deseos que el hombre entrará en el área del “Libre Espíritu” donde podrá conocer la beatitud desde la vida terrestre. La caridad se confunde con el amor carnal que se consume sin límite en el seno de la comunidad. Según sus miembros, una mujer se queda embarazada por la obra del Espíritu Santo.

Es la inquisición quien nombró a esta corriente de pensamiento como la del “Libre Espíritu”. Los inspiradores de este movimiento fueron un grupo de hombres que habían estudiado en la mayor escuela de teología de la cristiandad occidental, la Universidad de París. Entre ellos, el maestro filósofo fue Amaury de Bène (1150-1206), brillante profesor de lógica y teología, que había gozado de gran prestigio y de la protección de la corte durante un cierto tiempo.

Los “mendigos santos” se propagaron en todas las ciudades del norte de Europa al clamor de “pan, por el amor de Dios”

Amaury sostenía la idea de que Dios estaba en todo y en todos, lo que ocasionaba una fusión entre Dios y la criatura. De hecho, esta teoría permitía negar la existencia del pecado, de renunciar al auxilio de los sacramentos o de rechazar el sometimiento a las limitaciones que impone la ley moral.

Podemos fácilmente imaginar la reacción de la ortodoxia cristiana ante aquellos hombres que pretendieron superar en sabiduría al Cristo mismo.

El abad de San Víctor, el monasterio cercano a París que en aquel tiempo guiaba a toda la cristiandad, creyó necesario advertir a sus monjes de los peligrosos resultados del misticismo aberrante “Hay innovaciones de carácter profano que están siendo introducidas por ciertos hombres discípulos más de Epicuro que de Cristo. Con peligrosos engaños se esfuerzan en secreto por persuadir al pueblo de que los pecadores no serán castigados, diciendo que el pecado no significa nada, y que nadie será castigado por Dios a causa de sus pecados”.

En efecto, los adeptos del Libre Espíritu en lugar de encerrarse en prácticas sectarias, propagaron sus estilos de vida entre el pueblo persuadiéndolo de renunciar al trabajo por entregarse al vagabundeo y la mendicidad. Los “mendigos santos” se propagaron en todas las ciudades del norte de Europa al clamor de “pan, por el amor de Dios”, hasta que esta fórmula fue prohibida por la Iglesia.

Luego, la Santa Inquisición hizo su trabajo. El cadáver de Amaury de Bène, fallecido unos años antes, fue desenterrado y juzgado antes de que sus restos mortales fueran dispersados en un montón de estiércol.

Los Hermanos del Libre Espíritu, reprimidos tanto por las autoridades eclesiásticas como por las seculares, desaparecieron en el siglo XV a pesar de su gran capacidad de supervivencia.

Marcados por una tendencia netamente anarquista que les prohibía escribir las reglas del movimiento, no sabemos muchas cosas de la filosofía de estas mujeres y hombres que se opusieron a todo orden establecido. La mayoría de los testimonios relativos a la vida en aquellas comunidades vienen principalmente de las actas de las sesiones de tortura de la Inquisición.

Sin embargo existe un libro, El espejo de las almas simples escrito por una mística francesa conocida por el nombre de Marguerite Porete, que muchos consideraron como característico de las ideas del movimiento.

En este libro, Porete retomando las tesis de Amaury de Bène profetiza una nueva área : “El primer tiempo fue el de la obediencia servil, el segundo el de la servidumbre filial. El tercero será el de la libertad...”. Porete defiende una idea simple pero brutal: Dios está en todas ppartes, si siento a Dios en mi, pues soy Dios. Propone también un feminismo y un pre-comunismo radicales, todos los bienes deben ponerse a disposición de todos.

Podemos aún leer en El espejo: “ El alma que se ha desvanecido en el amor de Dios, puede conceder a la naturaleza todo que desea, sin sentir remordimiento”. En definitiva : haz lo que quieras. Fue quemada por brujería en 1311.

Hoy, en el sitio web del potente sindicato patronal francés, el Medef, podemos leer esta declaración del cardinal Ratzinger hablando del origen herético del socialismo : “el socialismo es una falsificación de la religión cristiana, un desvió de los valores evangélicos en benéfico de un propósito que los niega. Convirtió la fe en ideología, la esperanza en utopía y la caridad en solidaridad”.

¿Podría imaginarse encontrar un homenaje  más bonito a aquellos precursores que hablaron de abolir las jerarquías y de cambiar radicalmente la sociedad medieval?

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comentarios

2

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    Javier Pérez
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    23/02/2016 - 10:22am
    El artículo está bien, pero hay algunas líneas que juraría que están fusiladas casi idénticamente a como están escritas en el libro de "En pos del milenio" de Cohn, en el que sacasteis una reseña de una obra "ahijada" de ella en Pepitas de calabaza hace unos meses. No soy quien para deciros que si pilláis información, si tenéis el cuidado con el plagio está fenomenal, pero que conviene citar a quién se parafrasea para que, a quien le interese, investigue más.
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    nexus13
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    23/02/2016 - 9:45am
    Hola, parece que este texto está hecho a base de un libro llamado 'El incendio milenarista' pero en ningún momento se cita. Aquí se puede ver la ficha del libro: http://www.pepitas.net/libro/el-incendio-milenarista Salud(os)
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