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"Pretendemos generar nuevos imaginarios sobre la diversidad funcional"

El director Jo Sol explica cómo es su nuevo proyecto, 'Vivir y otras ficciones', mucho más que otra película.

01/03/16 · 8:00
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El director de cine Jo Sol.

¿Cuál es la ambición que hay detrás de este proyecto, que es "mucho mayor que convertirse en la basura melodramática que aspira a un Goya", según citáis en la web de la película?

Bueno, la cita no es exacta y magnifica la voluntad que realmente nos inspiró a rodarla. Decididamente nos propusimos distanciarnos de ese tipo de películas que incluyen a personas con diversidad funcional para retratar sus procesos heroicos de superación e integración. Antonio Centeno suele decir que, cuando se habla en los medios o en el arte de personas con diversidad funcional, es porque o se quieren suicidar o porque son unos putos héroes. Esta película propone otra mirada. No la hicimos persiguiendo nuestro minuto de gloria. Esperamos algo más de recorrido. También pretendemos generar nuevos imaginarios, mostrar a las personas con diversidad como seres sexuados, deseantes y deseables.

"Nos propusimos distanciarnos de ese tipo de películas que incluyen a personas con diversidad funcional para retratar sus procesos heroicos de superación e integración"

¿Qué mirada estás aplicando sobre la historia?

Pienso que nunca he creado nada con una mirada propia. Cuando llego a cualquier lugar ya hay alguien allí que lleva años establecido, pensando, actuando. A menudo llego siguiendo la estela del pensamiento, del activismo de seres que me inspiran. Hacer cine militante tiene algo de eso. Puedes aportar una forma, un estilo, una narrativa que puedes suscribir como propia, pero el discurso ya existía.

Además, en mi forma de trabajar no estoy solo, lo hago estrechamente con Afra Rigamonti, compañera, montadora y cómplice total de esa búsqueda, que aporta una parte enorme a la hora de decidir lo esencial a desarrollar. La mirada también es la de los seres que encarnan esas historias y que no son simples intérpretes. En películas como ésta, afirmar que hay una mirada propia resultaría muy engañoso. 

¿Por qué es importante Vivir y otras ficciones?

Cuando un porcentaje abrumador de las producciones audiovisuales son creadas para distraer, entretener, lograr navegar a contracorriente es ya de por sí importante. Ese valor de resistir, esa voluntad de aportar materiales para la reflexión es, en sí misma, importante. Es importante que se hable de ciertos temas sin reducir su complejidad, y son necesarias obras que los ilustren.

Más allá de todo lo que se produce con intereses inequívocamente mercantiles, surgen anomalías como ésta, que inmediatamente amplifican pensamientos, luchas, realidades desapercibidas, que generan otro tipo de valor. Suelen ser obras cargadas de la fuerza de muchos, capaces de sostenerlas frente a los imponderables de un medio hostil, de un mercado vetado. Y es su sola importancia lo que hace que logren abrirse camino y, sobre todo, sostenerse en el tiempo.

Se convierten en referentes también porque construyen imaginarios que no entran en el espacio de lo común, y esto hace que estas obras sean objetivamente importantes, pues, para lograr que existan políticas efectivas para garantizar el acceso al propio cuerpo, es preciso que se puedan concebir esos cuerpos como cuerpos para la vida, para el deseo.

¿Cómo abordas la sexualidad en personas con diversidad funcional, desde lo documental (como en Yes we fuck) o la comedia (como en Hasta la vista de Geoffrey Enthoven)? ¿Qué modos hay de afrontar esta temática desde el cine?

No creo que exista un modo único en que el cine en su conjunto deba afrontar una determinada temática. En mi opinión, Yes we fuck es una obra extraordinaria que contribuye de una forma, hasta ahora inédita, a ofrecer una mirada empoderada sobre esta realidad. Un documental excepcional que llena un vacío enorme y que logra hacernos reflexionar sobre la naturaleza de ese vacío. Una película que hoy es necesaria y seguirá siéndolo con los años. 

¿Qué relación mantiene Vivir y otras ficciones con tu anterior película, El taxista ful?

Ambas comparten un mismo protagonista. Es el mismo personaje diez años después. Hacía tiempo que con Pepe Rovira tanteábamos la posibilidad de resucitar al mítico taxista ful, sobre todo viendo convertirse en una grotesca realidad cotidiana al horizonte de precariedad que anticipaba la pelicula. También por el modo en que la contestación de hace una década ha derivado en propuesta de representación institucional. Era una buena excusa para volver a hacer locuras juntos. Él llevaba además tiempo cooperando con En Torno a la Silla, un colectivo que desarrolla soluciones ingeniosas para facilitar la vida de personas con diversidad funcional. Por tanto, no era en absoluto ajeno a la temática que pretendíamos desarrollar.

En su formato, ambas cuentan con esa frescura de lo inmediato, de lo urgente. Te atrapan con la veracidad de los personajes, de las interpretaciones. Creo que en ambos casos el espectador disfruta de esa sensación de franqueza y verosimilitud propia del documental, pero en este caso no hay ningún elemento exclusivo del género que nos refiera a un falso documental. No hay declaraciones a cámara ni voces en off. La narración es más propia del cine de ficción. Pienso que el equilibrio entre realidad y ficción está bien logrado.

¿Y con tus otras películas?

Fake orgasm proponía una mirada sobre el cuerpo desde una perspectiva queer. Antonio Centeno me mostró la relación que existía entre el discurso descrito en Fake orgasm y la realidad que él estaba mostrando en Yes we fuck. Fue precisamente en esa intersección entre lo queer y lo crip donde todo terminó de adquirir sentido, al entender que podía aportar algo coherente con mi propio proceso.

¿Los vídeos Yo me masturbo forman parte de Vivir y otras ficciones a modo de tráiler o cumplen otra función?

No, no son ningún tráiler, son piezas en sí mismas. Estamos muy satisfechos de las pequeñas producciones surgidas alrededor de Vivir y otras ficciones. Demuestra que realmente privilegiamos un proceso más que la consecución de unos objetivos. Creo que, además, esas piezas eran agudas en su formato y muy efectivas en su impacto de comunicación. Además, producirlas nos regaló momentos delirantes y de gran empatía. No existía un equipo haciendo una película, sino un proceso vivo de traducción de un discurso avanzado sobre el cuerpo y la identidad al medio audiovisual, creando nuevos imaginarios, promoviendo la reflexión más allá de los espacios donde se conoce el discurso y las reivindicaciones.

¿En esa otra función estaría también la campaña Crip Power?

Sí, es parte de lo mismo. En este caso se dio, además, la misma circunstancia que se produjo con la falsa noticia sobre el primer servicio de asistencia sexual implementado desde el Ayuntamiento de Barcelona. En ambos casos, una gran mayoría celebró y rebotó estas noticias como ciertas, demostrando cómo algo que ni siquiera se encontraba en la agenda política podía ser asumido como posible y necesario.

¿Cómo llegaste a interesarte por la realidad sexual que viven las personas con diversidad funcional?

Fue Antonio Centeno quien me hizo ver la relación entre mi trabajo anterior y el discurso de Yes we fuck. Luego surge el afecto personal, por Antonio, Oriol, Sole... resulta inevitable ponerte en su lugar y comprender la brutalidad de la situación de tantas personas que no han tenido las posibilidades para rebelarse frente al gueto de residencias y formas de no vida que tenemos preparados para "ellos". Algo tan cercano y a su vez tan desconocido. 

¿Y a pensar que se debía hacer una película sobre ello?

Pensé que debíamos hacer esta película porque no sólo habla de personas con diversidad funcional, sino de esa necesidad por encajar en un espacio de "normalidad". Sobre todo de la imposibilidad de encajar en él. Seguramente nunca hubiese intentado hacer una película sobre diversidad funcional si no hubiese visto el nexo con mi propia realidad y con conceptos que he tratado de asimilar con los años. En este sentido, el concepto de 'anomalía', descrito por Santiago López Petit, me ayudó a conectar la potencia del discurso crip con ese asumirse anomalía como posición política y existencial. 

¿Con qué dificultades te has encontrado al abordar este proyecto?

Hacer algo tan complejo como una película con un equipo técnico de dos personas en rodaje y cero presupuesto es poco más que un absurdo. Pero justamente por eso resulta tan atractivo para personas como Afra y como yo, que difícilmente encajarían en la disciplina de un proyecto convencional. Hay una insensatez enorme en cargar con un proyecto que crece sobre nuestras espaldas, que va construyendo un discurso necesario. Con los primeros cortes de edición sabes que va a ser una película singular. También sabes que resultará casi imposible salvar los incontables obstáculos para que la gente la vea, para okupar la cotidianidad de los hogares, como se decía en El taxista ful. Hay muchos momentos aterradores, de ahogo real, y aun así, sabes que debes seguir hasta no sólo terminarla, sino lograr que se vea.

¿Y qué satisfacciones?

La satisfacción de saber que quienes la hicimos, sobre todo quienes pusieron el cuerpo frente a la cámara, se sienten orgullosos del resultado es tal vez la mayor satisfacción. Aunque quizá lo más emocionante ha sido sentir la avalancha de solidaridad que ha venido a nuestro rescate durante la campaña de micromecenazgo. Apenas conozco personalmente a un cuarto de los 365 mecenas que nos están ayudando a terminarla. Toda esa gente que se ha movilizado pensando que el proyecto resultaba necesario. Todas esas personas que pusieron en valor una trayectoria de años haciendo este tipo de películas y nos apoyaron. Eso ha sido extraordinario para nosotros y es la fuerza que nos empuja a llegar hasta el final.

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