Los Voluble quieren que salten chispas en tu cabeza al juntar música e imágenes. Política y actual, su propuesta de intervención artística alcanza los veinte años de trayectoria y tiene en el punto de mira a las fronteras.

Remezcla audiovisual, cruce de lenguajes y voluntad de interferir en el discurso que se produce mediáticamente son algunos de los rasgos distintivos de Los Voluble, un dúo de activistas cuyas herramientas son la música y la imagen. Llevan dos décadas provocando cortocircuitos de distinto calibre en torno al flamenco, el folclore digital o la reutilización de materiales sonoros pretéritos para dotarles de nuevo sentido. En los últimos tiempos han sido vistos en compañía de Niño de Elche.
Denunciar la injusticia que supone siempre cualquier frontera es, en la teoría y en la práctica, uno de sus objetivos. Por eso hoy se encargarán de inaugurar la exposición El Mediterráneo como frontera: realidad y representación, en el Centro de las Artes de Sevilla, con su espectáculo Borderhack.
Jaquear los límites, borrar las barreras. Con ustedes, Los Voluble.
¿Qué es Borderhack?
Fue un evento importante para Los Voluble y los inicios de ZEMOS98, un evento que organizó Fran Ilich desde Tijuana/San Diego. Allí hay una frontera en la playa, un muro que separa a México de Estados Unidos. Es igual de indignante que los muros del Sáhara o los de Palestina. La propuesta de Fran se concretaba en un festival que unía acciones hacktivistas, piezas de net.art, sesiones de música. Nosotros, desde nuestro cuarto conectado en el El Viso del Alcor, adquirimos conciencia de esta red internacional contra las fronteras. Y entonces empezamos a mirar a nuestras fronteras más cercanas. Ahora Borderhack es nuestro homenaje urgente a este tipo de cosas que siguen llegando.
¿Qué queréis transmitir con esta "catástrofe" audiovisual?
La idea es juntar imágenes y sonidos de las fronteras para horadar un poco en el flujo mediático, que separa 'migrantes' de 'refugiados'
Rabia, dolor, mala baba… la verdad es que trabajamos de manera muy cruda y visceral en lo musical y lo visual. La idea última, aunque suponemos que el público al que nos dirigimos hoy eso ya lo sabe, es juntar imágenes y sonidos de las fronteras para horadar un poco en el flujo mediático que separa por ejemplo "migrantes" de "refugiados". Tampoco aspiramos a un discurso hipercomplejizado en el que se puedan ver todos los matices de la "visión migra". Es más un exabrupto pero confiamos en la inteligencia de quien nos ve y escucha para que rastree entre los imaginarios que yuxtaponemos.
¿Cómo manejáis la música y el vídeo para hacer llegar ese mensaje?
Usando las técnicas que hemos aprendido del Veejing y del Djing. Hay algunos instrumentos electrónicos encima de nuestra mesa pero en este caso mezclamos, reutilizamos, aplicamos efectos y descomponemos, usando lo que Dj Spooky mencionaba como "aplicar el lenguaje cinematográfico a la música". Eso hacemos: cortar, pegar, mezclar, remezclar.
¿Qué finalidad práctica tiene lo que hacéis? Es decir, qué se puede hacer desde una intervención artística para cambiar la situación de las personas que intentan llegar a España a través de Ceuta, por ejemplo.
Hackear un poco el discurso mediático que nos tiene atenazados, que sigue votando a gobiernos que priman el cierre de fronteras, que no dimite cuando hay muertes en la frontera y que le resbala todo lo que está pasando en el cementerio antes conocido como mar Mediterráneo. No tenemos una vocación asistencialista con nuestro trabajo y por eso es perfecto el contexto en el que hoy queda arropado Borderhack. La exposición/archivo que han comisariado Mar Villaespesa y Joaquín Vázquez de BNV Producciones ayuda a pensar las prácticas artísticas contextualizadas, como artefactos de acción, reflexión y comunicación.
¿Es posible modificar el estado de las cosas desde propuestas artísticas?, ¿es éste el objetivo de Los Voluble? ¿Desde el arte, la música, el vídeo se pueden provocar cambios o se trata más de acompañar esos cambios?
No hay algo más político que intentar plantear que la cultura y el arte sólo deben servir para entretener
Los Voluble no tienen objetivos unívocos ni, sobre todo, individualizados. Queremos pensarnos en un ámbito, que no es estético precisamente, que entiende que las prácticas artísticas pueden servir para cambiar las cosas, claro que sí. Pero seguro que no es tanto por el discurso sino también por las formas de hacer. Hay mucho que hacer y no es fácil contestar a esta pregunta pero nosotras pensamos por ahí. Lo que tenemos claro es que es muy peligroso el discurso de que "hay que despolitizar" la cultura, por ahí sí que no pasamos. No hay algo más político que intentar plantear que la cultura y el arte sólo deben servir para entretener.
¿Os gustaría llegar a un público mayoritario?, ¿creéis que es posible?
En 2015 estuvimos en Sónar con Niño de Elche, no con Borderhack, claro, pero sí con este discurso politizado en lo musical, en lo visual y en las formas de hacer. Sólo había unas 1.000 personas. No nos hemos visto en otra antes y eso ha sido gracias también a un trabajo en colectivo con Telegrama, con ZEMOS98, con Bulos.net. En cualquier caso, no nos nubla el número ni el público mayoritario, preferimos, como dice Niño de Elche, al "público inteligente".
Nuestra propuesta no encaja para nada en los espacios comerciales, ni siquiera en los independientes o alternativos, ¿qué hacemos, un concierto? ¿una sesión de música electrónica con imágenes a lo bestia? Somos un poco difíciles de encajar a nivel de circuito, no creemos que tengamos una propuesta difícil de encajar porque sea complicado de entender, sino que estaríamos en un circuito más del "intermedia", que aquí se da de manera muy precaria… y por eso valoramos mucho a la gente que siempre nos ha querido: centros sociales, talleres de remezcla, fiestas de amigos y eventos que se desarrollan así en el ámbito de las prácticas artísticas situadas. Con poder atender y seguir estando ahí nos conformamos. Ahora bien, si alguien lo ve posible y nos ayuda a llegar a otros sitios, aquí estamos.
Un breve recorrido histórico por los distintos proyectos de Los Voluble, con alguna explicación de lo que se pretendía en cada uno de ellos.
Sería demasiado largo, este año hacemos 20 dando ruido. Así que últimamente estamos haciendo un esfuerzo por resumir un poco la trayectoria. Desde 1996 nos consideramos activistas sonoros y hemos participado en encuentros artísticos con sesiones en directo. También nos hemos identificado con propuestas como #YesWeKlang y #RuidovsCapitalismo, colectivos temporalmente autónomos al calor de las movilizaciones del 15M en España.
En el ámbito de los laboratorios hemos desarrollado mucho recorrido, sobre todo cerca de gentes como Santi Barber y Raúl Cantizano (bulos.net) con los que se inició la semilla de Cartuja a Ras, nuestra participación en la pasada Bienal de Flamenco de Sevilla en la que participaban Juan Carlos Lérida, Rocío Márquez, Cantizano, Barber y Niño de Elche. La propuesta consistía en intervenir un espacio como el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo generando un espectáculo que sólo pudiese verse ese día y en el que introdujimos ya ciertos elementos de Raverdial, al mismo tiempo que generamos contenido crítico sobre el uso del espacio, la propia Bienal o los problemas entre la UNIA y el centro de arte, por citar algún elemento crítico de los que incorporamos.
Otras propuestas junto a bulos.net han sido los DEF-LaboratorioFlamenco, que fueron germen de una verdial electrónica en el marco de La Casa invisible de Málaga y con los cuáles hemos llevado a cabo propuestas como Carta Flamenca a Nam June Paik o Turismo sin fin, el primero junto a bulos.net, presentado en el marco del Festival de Cine Europeo de Sevilla, y el segundo en Granada junto a Santi Barber en una convocatoria del Centro José Guerrero. En Carta Flamenca intentábamos generar un homenaje a Nam June Paik a través de una instalación de pantallas, sonido en directo, la guitarra de Raúl Cantizano y textos de Santi Barber. En Turismo sin Fin, nos centramos en el discurso de la ciudad como ámbito de entretenimiento y escaparate para el visitante, a través de una serie de anuncios fake en los que se invitaba a participar en un casting de figurantes para la ciudad, u 'oficina contra la explotación laboral en la hostelería'.
Lo último que hicimos el año pasado fue la propuesta Anti-mapping: la hipoteca de mis sueños en el marco de Intervenciones en Jueves, acogida por Alumbra Sevilla en diciembre. La idea era reivindicar el abandono de una casa, como las que existen en los centros de todas las ciudades, abandonada desde hace años, okupada, desalojada, tapiada, pero aún parada en el tiempo. Usamos la fachada para generar un discurso entorno al uso urbanístico de las ciudades, pero muy arraigado a la historia local de la zona de Montesión, el primer mercadillo de la ciudad.
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