Borges no jugó aquel Mundial

Cervantes, Borges y Maradona. Una combinación improbable para las conmemoraciones de 2016.

14/02/16 · 8:00
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Diego Armando Maradona con la copa en el Mundial de 1986.

Ahora que la ausencia de un programa oficial que conmemore el cuarto centenario de la muerte de Cervantes ha despertado el malestar de algunos escritores, tal vez sea el momento de proponer una celebración múltiple que combine tres aniversarios que se cruzan en 2016.

Porque uno de los máximos admiradores de Cervantes fue el escritor argentino Jorge Luis Borges, de cuya muerte se cumple el 30 aniversario el próximo 14 de junio.

Por otro lado, el 29 de junio de aquel mismo año (1986), la selección argentina de fútbol se proclamó campeona del mundo. Cervantes, Borges y la Argentina de Maradona. La conmemoración podría estructurarse en torno a los cuatro últimos partidos de Argentina en México 86.

Octavos. Argentina-Uruguay

16 de junio de 1986. Estadio Cuauhtémoc (Puebla). Pasculli marca en el minuto 42 ante el rival vecino, tal vez el más temible por ser el más parecido a la propia Argentina. Se da la circunstancia de que el único partido que Borges presenció en su vida fue otro Argentina-Uruguay. El escritor Roberto Alifano conversó con Borges sobre aquel episodio y recordaba así las palabras del autor de El Aleph: "Bueno, entramos en la cancha, [Enrique] Amorim tampoco se interesaba por el fútbol y como yo tampoco tenía la menor idea, nos sentamos; empezó el partido y nosotros hablamos de otra cosa, seguramente de literatura. Cuando estábamos saliendo alguien me dijo que no, que no había terminado todo el partido, sino sólo el primer tiempo, pero nosotros igual nos fuimos".

Cuartos. Argentina-Inglaterra

22 de junio de 1986. Estadio Azteca (México DF). El partido más recordado de todos los tiempos, la jornada de delirio en la que Maradona marcó con la mano de Dios y con su propia zurda al rival más apetecible, la Inglaterra de las Malvinas. Todo lo ocurrido aquella tarde tiene demasiada luz y demasiado grano: el de la televisión de los ochenta difundiendo un relato épico. Borges lo había profetizado en un cuento que escribió con Adolfo Bioy Casares en 1967 y que ambos firmaron con el pseudónimo Bustos Domecq.

En esa rareza titulada Esse est percipi, Tulio Savastano, presidente del Club Abasto Juniors, descubre la verdad de la impostura: "No hay score ni cuadros ni partidos. Los estadios ya son demoliciones que se caen a pedazos. Hoy todo pasa en la televisión y en la radio. La falsa excitación de los locutores, ¿nunca lo llevó a maliciar que todo es patraña? El último partido de fútbol se jugó en esta capital el día 24 de junio de 1937. Desde aquel preciso momento, el fútbol, al igual que la vasta gama de los deportes, es un género dramático, a cargo de un solo hombre en una cabina o de actores con camiseta ante cameraman".

Semifinal. Argentina-Bélgica

25 de junio de 1986. Otra vez el estadio Azteca y otra vez Maradona con dos goles. El género dramático se deslizaba hacia su último acto. La albiceleste alcanzaba la final y Argentina vibraba como si el remedio de su eterna convulsión estuviera en la copa dorada que celebra al mejor equipo del mundo.

Sobre este desplazamiento de las naciones hacia el terreno de juego también disertó Borges en su conversación con Roberto Alifano: "Yo no entiendo cómo se hizo tan popular el fútbol. Un deporte innoble, agresivo, desagradable y meramente comercial. Además es un juego meramente convencional, que interesa menos como deporte que como generador de fanatismo. Lo único que interesa es el resultado final (…)".

Final. Argentina-Alemania

29 de junio de 1986. Último acto en el estadio Azteca. Marcaron Brown, Valdano y Burruchaga. Maradona alzó el trofeo ante más de 100.000 espectadores. Aquel mes de junio concluyó con la selección recorriendo las calles de Buenos Aires. En Ginebra, Jorge Luis Borges fue enterrado bajo un árbol en el cementerio de notables de Plainpalais.

Treinta años después, Diego Maradona pasa sus días en una residencia con aires palaciegos en el desierto de Dubai. De cuando en cuando le visita un amigo apellidado Borges, que es también su entrenador personal. Intentan recuperar el estado de forma del exfutbolista e imaginan nuevas batallas.

Mientras, en la patria de Cervantes se ha entablado una hermosa bronca sobre el cuarto centenario de la muerte del autor del Quijote. Jorge Luis Borges lo dejó escrito en su cuento Pierre Menard, autor del Quijote: "El Quijote –me dijo Menard– fue ante todo un libro agradable; ahora es una ocasión de brindis patriótico, de soberbia gramatical, de obscenas ediciones de lujo. La gloria es una incomprensión y quizá lo peor". 

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