EL TEMA
Del deporte se sale

El ejercicio físico se ha extendido como sello de calidad de la cultura del ocio. El riesgo: la dependencia.

05/12/15 · 7:00
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Pronador, supinador, macrociclo, microciclo, mesociclo… Habrá a quien esta jerga le resulte comprensible. Será sin duda alguien enredado en la alquimia del deporte, en sus supuestos beneficios para la salud. Son legión. Según datos del Anuario de Estadísticas De­portivas –editado por el Minis­terio de Edu­cación, Cultura y Deporte–, en 2010, cuatro de cada diez españoles practicaban algún deporte. Los datos eran aún más alarmantes en el tramo de población entre 15 y 24 años: el 59,8% de los encuestados declaraba realizar algún tipo de ejercicio físico.

¿Por qué? Ésa es la pregunta que surge al observar a corredores nocturnos con mallas de colores, ciclistas de edades imposibles a punto de sucumbir en la cuneta, triatletas que boquean angustiados para alcanzar la costa. La respuesta estadística dice que el 34,4% tiene como motivación principal hacer ejercicio físico y que el 22,8% sitúa la diversión como factor desencadenante.

Más allá de los datos y sus decimales, la cultura del ocio –asociada al consumo de experiencias, a la conquista de metas– ha encontrado en la práctica deportiva un filón que no termina nunca. Pero quienes se adentran en esta senda tan saludable ignoran con frecuencia los riesgos que enfrentan.

El reciente estudio La adicción al ejercicio: un trastorno emergente de la conducta (Nu­trición Hospitalaria, junio de 2015), firmado por Sara Már­quez y Ricardo de la Vega, aborda el estado actual de los conocimientos sobre la adicción al deporte y concluye que “el ejercicio regular practicado en exceso puede generar comportamientos adictivos con consecuencias adversas sobre la salud y pérdida de la calidad de vida”. Según este trabajo, el riesgo de adicción “se estima en torno a un 3% de quienes practican ejercicio”, pero se han descrito valores de prevalencia en un rango muy amplio –variaciones que pueden responder a las distintas metodologías empleadas en los estudios–. Entre las referencias más llamativas citadas por Márquez y De la Vega figura la investigación realizada en España en 2013 sobre una mues­tra de 242 sujetos: el riesgo de padecer adicción, medido mediante el Inventario de Adic­ción al Ejercicio, se situaba en un 8,8% en deportistas universitarios y en un 17% en corredores de élite.

Endorfinas

Las hipótesis que pueden explicar la adicción al ejercicio se clasifican, de acuerdo con lo expuesto por Márquez y De la Vega, en dos grandes grupos: mecanismos fisiológicos y mecanismos psicológicos.

Entre los primeros, “la hipótesis más conocida es la denominada runner’s high, relacionada con la sensación de euforia que sienten muchos corredores tras una carrera intensa y que se ha atribuido a efectos centrales de las endorfinas. Las beta-endorfinas y otros opioides endógenos pueden generar dependencia y los estudios en animales sugieren que el ejercicio reduce la sensibilidad a los mismos, siendo necesario aumentar la dosis de ejercicio para mantener sus efectos”. Pero no es la única hipótesis fisiológica: los efectos de sedación asociados al ejercicio aeróbico podrían también explicar la generación de dependencia.

En cuanto a los mecanismos psicológicos, la hipótesis de la valoración cognitiva sugiere que la adicción se activa cuando el ejercicio se emplea para enfrentar el estrés y comienza a sustituir las actividades y rutinas de la vida diaria.

Fatiguita

El tratamiento para quienes han establecido una relación de dependencia con el deporte no difiere en exceso de la receta habitual para otras adicciones: contar con información sobre los riesgos, reconocer el problema, buscar el equilibrio entre el ejercicio y la vida social, y frecuentar a personas ajenas al trastorno adictivo.

Aquí, para concluir esta aproximación sin excesivos alarmismos, es oportuno sugerir un tratamiento de choque para todos aquellos que alguna vez se han sentido mal por llevar unos días sin moverse, sin quemar calorías, sin contar tiempos, sin batir marcas.

Busque la canción Del deporte también se sale, interpretada por La Pandilla Voladora en 2013. Déjese llevar por sus letras: “Del deporte me estoy quitando. Sumando, sumando, sumando… La fatiguita que me está costando”.

Si las tentaciones deportivas persisten, siéntese cuanto antes en un banco, contemple el horizonte y haga suyas las gran­des cuestiones que Woo­dy Allen –que acaba de cumplir 80 años esquivando la fatiga deportiva– se ha planteado siempre: “¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? ¿Hay posibilidad de tarifa de grupo?”.

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comentarios

3

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    Mario Peralta
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    08/12/2015 - 10:55pm
    Es muy interesante que este artículo de opinión llame la atención de personas que tal vez buscan artículos o reportajes con más rigor científico. Sin embargo, éste es un artículo de opinión y me parece interesante la opinión del autor y un punto de vista particular que me hace reflexionar. Si quiero más información luego la busco, no la exijo en una opinión. Saludos.
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    06/12/2015 - 6:52pm
    Comencé a leer este artículo con la idea de que pudiera arrojar algo de luz sobre la importancia de llevar una práctica regular adecuada de ejercicio físico. Pero mi sorpresa va en aumento cuando a cada línea me doy cuenta de que el artículo que parecía divulgativo pasa cada vez más a sensacionalista. Ya que se centra en algo que padece un 3% de entre las personas activas, sin comentar cuáles son esas consecuencias. En el que parece que practicar ejercicio físico está en contra de poder disfrutar de la vida. Al finalizar la lectura me arroja más sombras que luces, ya que no indica cómo llegas a saber si eres adicto al ejercicio, podría indicar qué comportamientos conlleva un adicto, qué se considera exceso de ejercicio y qué problemas puede conllevar a largo plazo en diferentes niveles (fisiológico, metabólico y estructural). En ningún momento se comenta la necesidad de realizar ejercicio físico planificado, dirigido y supervisado por una persona profesional en el ámbito de las ciencias del deporte que sea capaz de cuantificar las cargas y los descansos adecuados para no llegar a niveles de sobreentrenamiento, algo casi tan malo como el sedentarismo. Hablando de sedentarismo, los últimos datos del INE (2014) indica que el 41,3% de las personas españolas se declaran sedentarias, además de ello tenemos un 30% de sobrepeso infantil, no voy a profundizar en las consecuencias que acarrea esto, pero sí puedo decir que el sedentarismo está presente de forma directa en 5 de las 10 primeras causas de mortalidad y que el ejercicio físico bien prescrito y dirigido podría complementarse como tratamiento en 7 de ellas. Con el consiguiente ahorro de costes directos e indirectos del Sistema Nacional de Salud la Seguridad Social, la mejora de la actividad productiva, además de disminuir las bajas laborales y sensación de felicidad general. Los expertos en el ámbito sanitario, incluida la OMS, afirman el papel tan importante que desempeña el ejercicio físico practicado de forma regular como actividad para prevenir el padecimiento de una enfermedad y la mejora de la calidad de vida tanto en pacientes enfermos como sanos, algo de lo que uno no se da cuenta hasta que no tiene limitada es calidad de vida. Para finalizar me gustaría responder a las últimas preguntas referenciadas de Woody Allen. Con respecto de dónde venimos, comentar que venimos de los mamíferos, seres vivos los cuales están diseñados para moverse, para estar activos. Nuestros antepasados sabían de lo que hablo, la necesidad de moverse para poder encontrar comida (mediante la caza o el cultivo), buscar lugares mejores para vivir o por el simple hecho de socializarse. Estas costumbres se remontan a miles y miles de años, pero pese a que en la actualidad esas necesidades no son tales, siento comentar que el organismo humano no ha evolucionado tan rápido y esa necesidad de moverse sigue presente. Si no lo hacemos, seguramente lleguemos a padecer una de entre una larga de enfermedades asociadas a una vida sedentaria, existiendo datos objetivos que lo corroboran. Posiblemente se llegue a existir tarifa de grupo en hospitales y clínicas privadas, seguramente empiecen por las tarifas familiares, solo hay que acercarse y preguntar. Pero mejor vaya en coche, no se vaya a fatigar.
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    Carlota
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    06/12/2015 - 6:16pm
    Me ha sorprendido la lectura de este artículo, porque se mezclan conceptos que distan mucho de su interpretación real, sobre todo las estadísticas sobre la práctica deportiva. La adicción al deporte es un trastorno de la conducta que no puede ser tratado de esta forma, y su prevalencia (muy baja), no debe asociarse con índices de práctica deportiva, porque poco tiene que ver... Es como si decimos a la gente que no acuda a los dietistas-nutricionistas a hacer dieta porque corren riesgo de anorexia... La inactividad física se encuentra entre las cinco principales causas a nivel mundial, por lo que opino que su artículo carece de rigor. Le recomiendo que se asesore por profesionales, ya que puede seguir escribiendo con gancho pero manteniendo la veracidad en sus palabras, más allá de interpretaciones. En temas de ejercicio físico aquí les podrán echar una mano: http://www.coplefmadrid.com/
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