Literatura
M.E.

Comienzo del libro 'Por un chato de vino (Historias de travestismo y feminidad masculina)', publicado por Ed. Bellaterra, Barcelona, 2015.

15/11/15 · 7:59
Edición impresa

He decidido salir de packing esta noche. Es esta mezcla de optimismo y gallardía la que me lleva a hacer notar mi masculinidad, mi pene prostético debajo de mis calzoncillos y pantalones.

Me acicalo en el espejo. Me aseguro de que he domado bien mis curvas de serie. Mi pelo asoma cuidadamente despeinado, mi camisa negra nueva de una talla sorprendentemente adecuada… Estoy estupendo, me digo sin poder evitar sonreír.

En realidad, no tengo ningún plan, no me preparo especialmente para un encuentro sexual con alguien conocido. Se trata de un regalo para mí, que me hace sentir bien cada vez que me muevo, recoloca mi postura y mi centro de gravedad.

Por otra parte, puede que no sea el único me digo, y desde luego sé que no pasaré desapercibido. Me pregunto si María Elena saldría de packing esta noche. Si nos tomaríamos algo por un bar de por ahí, mientras miramos a todas las chicas interesantes con una media sonrisa pícara.

De ti, María Elena N. G., todo lo que conozco es lo que se dice en un archivo policial franquista de 1968.

Tienes un número de expediente, un nombre y toda la verborrea de los represores que te aplicaron el artículo seis de la Ley de Vagos y Maleantes de 1954, que dice: A los homosexuales, proxenetas y rufianes, a los mendigos profesionales y a los que vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos mentales o lisiados, se les aplicarán, para que cumplan todas sucesivamente, las medidas siguientes:
a) Internado en un establecimiento de trabajo o colonia agrícola. Los homosexuales sometidos a esta medida de seguridad deberán ser internados en Instituciones especiales y, en todo caso, con absoluta separación de los demás.
b) Prohibición de residir en determinado lugar o territorio y obligación de declarar su domicilio.
c) Sumisión a la vigilancia de los delegados.

Todo está en un manojo de papeles amarillentos que ha encontrado el historiador catalán Víctor Bedoya entre un montón de expedientes. De hecho, no sabemos si aún estás con vida. Si sigues travistiéndote para salir a tomar algo. Si aún vives en Cataluña. Pero sí que tu historia es importante.

Miro tu nombre y pienso que puede que el juez y los funcionarios te llamaran María Elena queriendo señalar que eras una mujer, a sus ojos, un cuerpo asignado como mujer en el nacimiento.

Creo que yo te voy a llamar M. E. Me suena más andrógino, con más posibilidades y más actual. No sé cómo te llamaban tus amigas y amantes, tus padres o la gente en la que confiabas, pero esta noche en Madrid, para nosotros, serás M. E.

Autor: Raquel (Lucas) Platero es profesor e investigador. Fruto de su interés activista y académico por los derechos sexuales en el Estado español, estudia la sexualidad en el franquismo y la vida de la catalana María Elena, que sufrió la represión por su sexualidad y expresión de género.

Ilustradora: Eva Garrido es artista en travesía feminista. Trabaja en Madrid, donde desarrolla proyectos artísticos, educativos y de investigación dentro del colectivo formado junto a Yera Moreno Colektivof.

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comentarios

1

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    Beatriz Ramírez Saavedra
    |
    16/11/2015 - 4:38pm
    Maravilloso trabajo y maravilloso Lucas, sin duda. La entrada al paraíso queer...
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