La Zaranda en estado de gracia: el placer de la contemplación

'El grito en el cielo' es el último montaje teatral de la compañía La Zaranda, protagonizado por individuos que no encajan en una sociedad demasiado aficionada a etiquetar para presumir de ser llamada moderna.

31/10/15 · 8:00
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'El grito en el cielo' es el último montaje de La Zaranda. / Víctor Iglesias
Si la vida que vivimos tuviera algo más de vida y menos de carrera frenética a la caza de la experiencia, quizás cada tramo del camino sería más una etapa de conocimiento que un umbral de perfil publicitario.

La última etapa de una vida  real podría ser una fase de distanciamiento y contemplación de nuestra historia, de sabiduría, de legado para los más jóvenes, como en los cuentos de hogar con chimenea y libros en las estanterías. La existencia debiera parecerse más a un cuento nórdico que a un mal anuncio de crema antiarrugas.
 

La Zaranda estrena en escenarios catalanes ¿o españoles? ¿o europeos? -menos mal que la belleza  no entiende de patrias- concretamente en Barcelona hablando de bellas, El grito en el cielo, su último montaje. 
 
Al igual que los dos últimos El régimen del pienso y Nadie lo puede creer está protagonizado por ancianos y al igual que todos los anteriores está protagonizado por individuos que no encajan en una sociedad demasiado aficionada a etiquetar a sus individuos para presumir de ser llamada moderna.
 
Los tres personajes de El grito en el cielo habitan en un geriátrico tratando de convencerse de lo imposible: de que aquí no pasa nada, de que aquí no se acaba nada y de que es mentira que no seamos nada, mientras el conmovedor personaje de Celia Bermejo se lamenta, como en las tragedias griegas no como en las malas invenciones de los periódicos, de ser conducida hacia la muerte por una institución maquinal.

Como bueyes, como toros, como ovejas. La metáfora es clásica pero efectiva. Tal contraste de intenciones entre la inconsciencia de unos  y la lucidez del otro  provoca la risa del espectador, gentileza de la Zaranda para mover al terror y a la piedad sin que duela mucho la caída. 
 

Los tres héroes trágicos transportan carros metálicos que acaban por transportarlos a ellos y que da cuenta de la carne macilenta  en la que se encierran las almas que aún tienen mucho que gritar. Un eterno placer para la vista los cuadros compuestos entre objetos y personajes que han hecho célebre a esta compañía. Cuadros magistralmente iluminados por el azul que debió bañar los escenarios de los teatros simbolistas y en el que viven los ancianos de las pinturas de Solana. La historia camina hacia la luz. 
 
Hacia la clemencia que siente la tierra por sus criaturas en su último paso por ella. 
Sin tesis, sin moralejas, sin significados ocultos más allá del escalofrío y el temblor que sufre el espíritu al experimentar belleza. 
 
El puro placer de la contemplación. 

El grito en el cielo de La Zaranda Teatro Inestable de Andalucía la Baja. Estrenada en noviembre de 2014 en el Festival Temporada Alta de Girona, como resultado de una residencia en la Biennale di Teatro de Venecia, que dirige Àlex Rigola. Reestrenada el 9 de septiembre de 2015, en el Teatro Romea de Barcelona.

En noviembre, la obra se representará en Blanca (Murcia), Basauri (Euskadi), Granollers (Catalunya) y Jerez (Andalucía). Del 13 al 31 de enero se representará en el Español de Madrid.

Tags relacionados: Barcelona número 256 Teatro vejez
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comentarios

1

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    Jorge Armesto
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    13/11/2015 - 10:24am
    Adoro La Zaranda. Gracias a María Montenegro por sus crónicas
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