El proyecto Perspekteva bucea entre los restos de la historia de Berlín.
inforelacionada
Texto de Eva Carracedo
Los concretos espacios en los que antes de encontrarte tú se halló alguien, contienen, por definición, un aura de misterio y magnetismo. Puede experimentarse esa fascinación en cualquier habitación de un hotel: ¿quién durmió bajo esa colcha sobre la que ahora dejas tu maleta? Si además se tiene la certeza de que ese alguien que estuvo allí antes de ti fue o un oficial nazi o un soldado soviético destacado en Alemania, la sensación de atracción se dispara. Eso es precisamente lo que ocurre en Berlín y sus alrededores. Y a la búsqueda y captura de esas cápsulas del tiempo es a lo que se ha dedicado el proyecto Perspekteva.
El proyecto nació fruto de la casualidad, tras una excursión improvisada a una antigua panadería abandonada que había estado asociada al campo de concentración de Sachsenhausen. Allí, prisioneros hornearon forzadamente el pan para el ejército nazi. Ese fue el primer contacto con aquellos escenarios tan obscuros como magnéticos. Tras él, llegó la aventura de explorar, cámara en mano, y la búsqueda a contrarreloj de esos espacios, ya que muchos de los edificios e instalaciones que se han visitado están muy dañados, destrozados por el paso del tiempo o en proceso de demolición.
Este proyecto creativo ha accedido a enclaves donde se han vivido etapas históricas convulsas y emocionalmente turbulentas; antaño localizaciones bullentes utilizadas por los partidarios del nacionalsocialismo o, a partir de 1945, por el Ejército Rojo, en los que hoy solo se respira silencio y abandono.
Su cámara ha conseguido colarse en sastrerías donde se afanaron en coser los uniformes con la cruz gamada para vestir a aquellos que formaban parte de las filas de Hitler, localizadas en la periferia de Berlín. También ha logrado captar las huellas de aquellos que habitaron en ciudades como Vogelsang (cuya traducción literal es “el canto de los pájaros”), un cuartel militar soviético en el que estuvieron almacenadas armas nucleares hasta los años 60; o Waldstadt-Wünsdorf, un centro de comunicación del ejército nazi, posteriormente tomado por las fuerzas de ocupación de la URSS. Perspekteva se ha adentrado en refugios antibombardeo e instalaciones militares donde hoy puede encontrarse tanto un ciervo paseando despreocupado como una bomba sin explotar (aún) utilizada en maniobras de entrenamiento durante la Guerra Fría. Y ha fotografiado periódicos de entonces utilizados como capa adherente del papel de pared entre los que destaca el diario Pravda, la publicación oficial del Partido Comunista entre 1918 y 1991, o el Sovietskaja Armija, el periódico con el que intentaban estar actualizadas las tropas soviéticas desplazadas en territorio alemán tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
Gracias a la exploración llevada a cabo se ha podido comprobar cómo hay marcas del pasado que aún hoy permanecen. Aunque sorprenda. Resulta único constatar que actualmente todavía Lenin y la revolución bolchevique están presentes en Alemania con restos de estatuas imponentes ya en decadencia presidiendo, por ejemplo, la entrada de un antiguo café; con tablones con el año del alzamiento y letras en rojo para tapar el hueco de una ventana; o con murales soviéticos en los que se repite la hoz y el martillo, la conquista del espacio, los agricultores y las grúas de construcción. Motivos de orgullo de los dirigentes soviéticos que se plasma en la colección 1917 de Perspekteva.
Al adentrarse en polideportivos abandonados, su cámara de fotos descubre la importancia que el Ejército Rojo daba a la preparación física de sus soldados, la fijación de aquéllos por entrenar sus cuerpos mientras golpeaban sacos de boxeo hoy raídos o encestaban la pelota en canastas que a duras penas se mantienen aún en pie (colección Sports).
Asimismo el proyecto ha documentado en imágenes la obsesión que las tropas hitlerianas tenían por mantener la salud de la raza aria y su proyección en la reiterada prohibición de no fumar que dejaron plasmada en repetitivos recordatorios que se agolpan en las habitaciones que aquéllos utilizaron, con esa caligrafía tan característica del nacionalsocialismo alemán (colección Rauchen Verboten, prohibido fumar).
Perspekteva, sin embargo, se aparta del concepto clásico de fotografía de lugares abandonados para agrupar, con sensibilidad, las imágenes por temas y consigue trasladar a aquellos escenarios al espectador, convirtiéndolo en un viajero en el tiempo, la historia y la imaginación. Así, invita a adivinar elefantes en paredes desconchadas por el paso de los años y la humedad; a subir y bajar escaleras situadas en las majestuosas casas de los Oficiales (tan distintas de las humildes casernas de los soldados rasos); e imaginar a esos soldados que, quién sabe si por despiste o prisa, dejaron olvidados sus abrigos en aquellas paredes. Esas, frente a las que tú ahora te encuentras.
comentarios
3