En este mundo de inversiones y contingencias, el espectador privilegiado se encuentra repentinamente en la incómoda posición epistemológica de “extranjero” o “minoría”. Suena muy denso, pero en realidad es muy divertido.
La Pocha
cruza fronteras estéticas muy peligrosas pues le
cede parcialmente al público tanto su voluntad creativa como el
espacio mismo, invitándolo a co-crear la performance y a parti-
cipar en “juegos extremos”, repletos de implicaciones pos-colo-
niales y de interrogantes éticos.
La Pocha
es también una organización informal de servicios.
Además de proveerle a las instituciones que nos invitan
de un lenguaje corporal, un imaginario poético y una estética
novedosa, el “Paquete Pocha” les ofrece nuevas formas de pen-
sar el arte y su relación con la comunidad, así como activida-
des varias que se extienden hacia múltiples ámbitos y comu-
nidades. Estas actividades satélite incluyen conferencias,
proyecciones de video, talleres y recitales de poesía y música
electrónica.
La Pocha
es, sobre todo, una idea utópica. Nuestra utopía
es un marcador en el horizonte político, una dirección filosófica
así como un camino en el cual se pierde uno frecuentemente. Por
desgracia, en ocasiones los frágiles egos de los integrantes, así
como la adversidad económica, nos empujan hacia vacíos perso-
nales, haciéndonos olvidar temporalmente las metas. Una res-
ponsabilidad importante de los miembros será entonces, inspi-
rarse mutuamente para recuperar la fuerza espiritual, la energía
sexual y la claridad política.
Guillermo Gómez-Peña // Escritos
Fotografías, Athens, June2015: Manuel Vason.
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