Miguel Noguera
Dibujante, escritor y showman
Miguel Noguera: a la risa por la vía del desconcierto

Noguera ha publicado 'La vieja tigresa o el erotismo de la senectud', una nueva entrega de lo que anuncia como una serie de libros que publica Blackie Books en la que da rienda suelta a su mundo incómodo y macabro.

04/07/15 · 12:55

Miguel Noguera es un narrador de lo extraño. Dibuja lugares desprovistos de carácter, seres fantasmales con reflexiones entre la impostura y el absurdo. A través de sus viñetas nos invita a recorrer los pliegues de la realidad con una mirada borrosa y onírica. En La vieja tigresa o el erotismo de la senectud (Blackie Books, 2015), sus obsesiones vuelven a la carga: viejas, cristos, Iker Jiménez, el cíberpunk...

Una colección de variaciones sobre los mismos temas, de obsesiones surrealistas, violentas, abyectas... que nos conducen a través del sinsentido de nuestro tiempo.

Acabas de publicar La vieja tigresa o el erotismo de la senectud. Cómo alguien con un discurso que transmite incomodidad, extrañeza, un mundo macabro... puede publicar cinco libros en menos de cinco años en un contexto de crisis editorial. ¿Tienes algún truco?

Hay que decir que cuatro de los cinco los edita la misma editorial, y supongo que a ellos les sale a cuenta y prefieren que yo edite, que haga libros con bastante frecuencia. De hecho la idea con este último y el anterior es como iniciar una colección. Que salgan periódicamente, con el mismo formato y sea como una especie de recogida del trabajo de ese año.

Tu último libro tiene un título curioso, que responde a una de tus anotaciones habituales.

Aparte de ser una especie de impostura, de broma, es un título muy largo, con cierto tufillo intelectualoide, pero en realidad viene de que cuando anuncié el anterior libro. Me hizo gracia anunciar desde ese momento el título del siguiente. El título no refiere al contenido, que en realidad es más de lo mismo, mantiene la misma línea. Supongo que ese día que se me ocurrió anunciar el título, había visto como una señora de estas muy escotada, anciana, que jugaba a enseñar, con un estampado de leopardo. La había visto y anoté simplemente “la vieja tigresa”. Fue como coger ese lugar común y añadirle el erotismo de la senectud como elemento pedante. Igual el siguiente, que se llamará La muerte del piyayo. Esto no se sabe, pero es el título que más resuena ahora. Pero yo que sé dentro de un año...

Como funciona tu proceso creativo: observas, anotas y luego transcribes situaciones que pasan por tu cabeza...

Yo diría que en el 99% de las notas que tomo hay un elemento externo a mi que lo ha detonado. Un momento concreto en que vi algo o pensé algo asociado a algo que vi, y esa es mi forma de funcionar. No es la invención, o la creación de momentos especiales, curiosos, o de ficciones en mi cabeza. No hay un objetivo de ser ingenioso, sino que es al revés: algo que yo veo que contiene algo a veces más explícito, otras más recóndito, que yo quiero conservar. Realmente no hay más.

"Siempre me fijo en el mismo tipo de personajes, según qué objetos, geometrías... a los que vuelvo una y otra vez"

Pero sí que le das un giro, lo complejizas...

Sí claro, y puede distanciarse mucho de ese algo, pero siempre hay un momento en que eso se produce. Y en ese sentido es fortuito. Yo no sé qué será lo que lo detone. Depende del día, del momento. Pero siempre es algo externo. Por eso cuando me piden un encargo, yo lo único que puedo hacer es buscar en lo que ya hay... A mi me gusta funcionar así, con ese punto místico y de fetiche. Por eso quizás es más desconcertante. Si no sería realmente ingenioso o imaginativo, se vería un poco más la lógica que hay detrás. Pero aquí más bien hay afectos. Siempre me fijo en el mismo tipo de personajes, según qué objetos, geometrías... a los que vuelvo una y otra vez.

Digamos que se da entonces una cierta serialidad, una experiencia de realidad. Sería tu manera de ver el mundo, cruda, absurda...

Hay algo más mecánico que absurdo. Absurdo siempre remite al contrasentido. Puedes decir que es absurdo, pero en el fondo hay una visión muy de mecanismos, de fragmentos de la realidad cogidos ellos mismos, más que decir qué contradictorio es esto, que absurdo... Hay un gusto por el mundo como una especie de máquina.

Y el gusto por los personajes viejos, decrépitos ¿de dónde surge?

Hay un trasfondo de mundo de violencia juvenil, y estos viejos chocan con ello. Un mundo de cómic adolescente, de peleas, por eso hay tanto cíberpunk en este libro, que choca con la figura de la vejez. Me gusta esa disonancia. Por un lado está la cuestión de los cuerpos, objetos, armas... un universo muy hostil. Y están esos personajes de la tercera edad metidos dentro. Me gusta ese contraste.

Resulta difícil encajar tu obra dentro de las categorías convencionales del cómic, de la comedia... ¿Qué te parece la etiqueta posthumor?

Fuera de trazar una escena, de engarzar unos nombres, no sé muy bien si alguien ha hecho algo desde ahí, si alguien ha recibido ese concepto y ha dicho “hay una forma de hacer que se llama posthumor, y yo voy a hacer desde ahí...”. Creo que eso no ha ocurrido nunca. Se trata más bien de una forma de nombrar algo que no está muy claro lo que es. Y yo solo tengo relación con ello a través de entrevistas... yo hago lo que hago y ya está. No necesito pensar en lo que es posthumor. No forma parte de mis intereses. Supongo que se utiliza para desmarcarlo de lo que se entiende como humor tradicional, pero más allá de eso no hay más. Yo conozco personalmente a Jordi Costa, y siempre que ha podido nos ha reivindicado y nos ha citado en sus textos, por lo que le tengo simpatía y me parece comprensible ese concepto, pero no es algo que yo haya generado o que me valga.

Dice el propio Jordi Costa en el prólogo de Una Risa Nueva que “la idea de fracaso se identifica con la auténtica fuerza motriz del espíritu de la comedia”. ¿Puede ser esa una definición en la que te sientas más retratado?

Supongo que me hace gracia, que hay un cierto humor negro que puedo tener yo de siempre, pero tampoco acudo al tema del loser, del fracasado. Yo lo que creo que puedo tener son unos efectos formales que son muy de Bellas Artes. Me gustan determinados personajes, determinados objetos, pero no recurro a un análisis social, a una épica del loser para que el lector se identifique. A mí me interesan cuestiones formales, más bien poéticas. En el fondo, de hecho, es una determinada estética, no un discurso ni una opinión. Están unos referentes que me gustan y que se repiten en las viñetas, pero no es el motor de ellas.

¿Piensas en el público como receptor de las viñetas de tus libros?

En los libros busco exponer un material del modo más claro y conciso posible, tratando con mucho cariño el dibujo y el texto. Es una cuestión de comunicación. Es esto lo que quiero referir, una imagen que vi, un pensamiento, un momento. Yo intento expresarlo del modo más claro. Intento chocar ese material. Unas ideas que me gustaría comunicar, y que existieran como objeto, independiente de mi. Y si eso lo consigo mediante fragmentos, sin más. Si eso lo consigo y os entretiene yo considero que ya está cumplido el objetivo que es crear una estética, que es válida y funciona, y no ha tenido que pasar por lugares comunes que son el relato, los personajes, el humor...

Una estética que genera entretenimiento y asociaciones en el lector pero que esta hecha como yo quiero hacerla. Ese sería el objetivo.

No aparece la crítica social como una de las motivaciones.

No hay una postura de denuncia. Yo veo la realidad así y de alguna manera hago propaganda para que también la veáis así, a no ser que ya estéis conmigo y sea una celebración de una visión determinada. En todo caso sí que se impone una estética. Y el objetivo es entretener, en el sentido más amplio de la palabra. Y crear una estética, una voz.

En relación a tus ultrashows, se comenta mucho la vez que Leticia Ortiz y Felipe asistieron a uno de tus shows. Es un halago o algo que te lleva a pensar qué estoy haciendo mal para que a ellos les guste...

Es muy sorprendente, sobre todo que asistiera él. Es algo muy llamativo, todo el mundo que se entera atraviesa un shock muy grande que genera todo tipo de especulaciones. Pero yo creo que es positivo que se haya generado esa historia... Está bien como parte de una trayectoria ese momento extraño. Pero fuera de eso no saco ninguna conclusión. Simplemente fueron a ver el show. Sin más.

¿Qué relación hay entre el material que utilizas para los shows y el de los libros? ¿es el mismo? ¿es distinto? ¿hay un acercamiento más reflexivo a la realidad a través de las viñetas?

Yo tengo un word, que ya está impreso y encuadernado, que son más de doscientas páginas. Y otro que recoge el material desde 2013. Y ese word está formado por fragmentos separados por una línea en blanco. De ahí saco todo el material para los shows y para los libros. Para el show se usa un porcentaje mínimo, y para los libros bastante mayor. En los libros se da un abordaje más tranquilo. Y en los libros no tengo la presión del público, pero sí que hay una presión interna de claridad, de cierta tensión en los contenidos para que no se deshagan. Pero todo sale del word.

Tags relacionados: Humor Libros
+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Tienda El Salto