Fútbol
El incómodo éxito del Carpi

El ascenso del Carpi a la Serie A italiana ha disgustado a quienes temen que los clubes modestos afeen el negocio.

18/05/15 · 8:00
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Un fuerte terremoto sacudió en mayo de 2012 la región italiana de Emilia-Romaña. El sismo, que tuvo una intensidad de 6,3 grados en la escala Richter, dejó 15 muertos y más de 200 heridos, a los que se unieron un sinfín de infraestructuras dañadas. No se libraron los estadios de fútbol, entre ellos el Sandro Cabassi, situado en la vía Karl Marx y feudo del Carpi 1909, un club modesto que por aquel entonces militaba en la Lega Pro, la tercera división en el sistema de ligas italiano.

El Carpi no parece dispuesto a cambiar su filosofía, como tampoco lo hicieron el Eibar y el Paderborn

Hoy, la entidad vive inmersa en un sueño. El equipo biancorossi alcanzó esta campaña, contra toda pronóstico, el ascenso a la Serie A italiana. Por primera vez en la historia, Carpi, una localidad de poco más de 70.000 habitantes que cabrían en el Olímpico de Roma o en San Siro, tendrá un representante en la máxima categoría. El conjunto ha pasado de la quinta división a lo más alto en apenas cinco cursos. El milagro de esta escuadra con 106 años de existencia se ha levantado sobre un presupuesto justo, en el que estaban contemplados 100.000 euros para fichajes y un total de 2,5 millones para salarios, la mitad de lo que cobraría cualquier astro del Calcio. El equipo estuvo en la bancarrota en el año 2000, pero logró resurgir con el apoyo de unos empresarios locales, relacionados con el sector de la moda.

L’abbiamo fatta grossa!” (¡La hemos hecho gorda!) es el grito de una gesta con varios nombres propios. Su comandante ha sido Fabrizio Castori, estrella del Carpi para el curso 2014/2015, un viejo rockero del fútbol modesto que cuenta en su haber con nueve ascensos y otras tantas permanencias insólitas con equipos como el Ascoli, Piacenza o Reggina. Varios equipos europeos buscaron su contratación tras estos hitos.

Tras una meritoria campaña 2013/2014, en la que firmaron un duodécimo puesto en su primer año en la Serie B, el objetivo del equipo era la permanencia. Pero los jugadores comenzaron a creérselo desde las primeras jornadas, en las que empataron en estadios como el histórico Armando Picchi del Livorno o el Renato Dall’Ara del Bolonia, el conjunto más laureado de Emilia-Romaña contra el que protagonizaron avivados derbis, episodios que se repitieron frente al vecino Módena.

Otro de los ejes sobre los que se asienta la proeza es el equilibrio de la plantilla. Los 15 goles del delantero nigeriano Jerry Mbakogu han sido clave en un Carpi que apenas concedió tantos en contra gracias al meta brasileño Gabriel, cedido por el Milan. Otros jugadores, como Di Gaudio y Kevin Lasagna, han recibido elogios de entrenadores contrarios, que ya les sitúan en la órbita de grandes escuadras, las mismas que les rechazaron y les obligaron a vagar por divisiones inferiores. “El nuestro era un riesgo calculado. Buscamos gente con hambre de crecer. Mucha­chos con talento, pero sin oportunidades”, relató Cristiano Giuntoli, director deportivo del Carpi, tras el empate a cero con el Bari que confirmó la promoción del equipo carpigiani a cuatro jornadas para el final del campeonato.

‘Off the record’

Este triunfo del fútbol modesto no ha sentado tan bien en la élite, siempre amenazada por la irrupción de nuevos actores. “Si asciende el Carpi, la Serie A será una mierda”. Esta cita off the record pertenece a Claudio Lotito, propietario y presidente del Lazio. Data de febrero, cuando la ventaja del equipo biancorossi era importante como para anticipar un cambio de categoría. “Si tenemos al Frosinone o al Latina (equipos de Serie B), ¿quién va a querer comprar los derechos de televisión?”, añadió Lotito en una charla con Pino Lodice, director deportivo del Ischia, equipo de Lega Pro. La conversación fue sacada a la luz por el diario La Repubblica y removió los cimientos de una Italia futbolística sobre la que ha planeado tantas veces una larga sombra de corrupción, que se estiró al máximo con el caso ‘Calciopoli’, que provocó el descenso de la Juventus y abrió una investigación sobre apuestas y amaños que salpicó a los clubes más importantes.

Pero el Carpi no parece dispuesto a cambiar su filosofía, como tampoco lo hicieron el Eibar y el Paderborn alemán, espejos en los que se mira el cuadro biancorossi. “No tenemos dinero, ni una historia importante, ni grandes instalaciones, pero poseemos la fuerza de las ideas que nos han traído hasta aquí”, sentenció Claudio Caliumi, presidente de una entidad que recuerda que en el terreno de juego se pueden superar todas las barreras mercantiles que circundan a este deporte. 

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