Samia no llegó a Lampedusa

¿Y si fuera posible llamar a todos por su nombre? Podríamos empezar por Samia Yusuf Omar.

04/05/15 · 8:00
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Se llamaba Samia Yusuf Omar: murió en el mar Mediterráneo en 2012.

Samia Yusuf Omar nació el 25 de marzo de 1991 en Mogadiscio (Somalia). Apenas dos meses antes había comenzado en su país una guerra civil que, transcurridos 24 años, aún perdura.

Samia era la mayor de una familia de seis hermanos. Sus padres vendían fruta en el mercado. Decir que eran pobres sería no decir nada. Compartían casa con otra familia en la que Alí, un niño de la edad de Samia, era su compañero inseparable. Samia y Alí comenzaron a correr y pronto descubrieron que ella tenía un talento natural. Así que Alí se conformó con ser el entrenador.

Samia y Alí comenzaron a correr y pronto descubrieron que ella tenía un talento natural. Así que Alí se conformó con ser el entrenador

Con diez años, Samia Yusuf Omar destacó en las carreras locales. Y siguió entrenando, sorteando las barreras de una guerra interminable. Entre el polvo blanco, las calles cortadas y las mangas largas de la atleta en ciernes, no dejó de correr. Mo Farah, somalí nacionalizado británico, se convirtió en su referencia. Si él había logrado huir de Somalia y ganar carreras en Europa, ¿por qué no Samia Yusuf Omar? Era cuestión de no abandonar.

Contra cualquier pronóstico, la joven atleta fue seleccionada por el Comité Olímpico de Somalia y con 17 años desfiló en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. En la quinta serie clasificatoria de los 200 metros lisos corrió por la calle uno. Su figura delgada y menuda contrastaba con las de sus compañeras de disciplina. Venció en la serie la jamaicana Verónica Campbell con un tiempo de 23,04s, pero su rutinaria carrera no causó grandes entusiasmos. La noticia la protagonizó la joven somalí, que tardó casi diez segundos más en completar la distancia. Los cronistas, tan dados en los primeros días de los Juegos a destacar los valores imperecederos del olimpismo, encontraron en Samia un relato perfecto. Una joven que logra el sueño imposible. Apenas una niña asustada que sonreía en la ceremonia de apertura y no entendía el interés de los periodistas por glosar su peripecia. Había quedado la última.

El viaje

Los Juegos terminaron y con ellos las historias paralelas, los pies de página que aliñan quince días de prodigios deportivos. Samia regresó a su país y nunca más se supo de ella. Cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, la delegación somalí no pudo ubicar su paradero.

Sólo una vez concluidos los Juegos, el Comité Olímpico de Somalia informó sobre el destino de la atleta.
En realidad, Samia Yusuf Omar había fallecido cuatro meses antes, ahogada cuando intentaba alcanzar la isla de Lampedusa en abril de 2012.

Samia Yusuf Omar había fallecido cuatro meses antes, ahogada cuando intentaba alcanzar la isla de Lampedusa en abril de 2012

Al regresar de Pekín había intentado seguir con su carrera, pero, consciente de las limitaciones infranqueables de un país en guerra, descompuesto, se decidió a emprender “el viaje”. Su hermana Hodan, residente en Helsinki, lo había logrado.

El periplo de la atleta duró 18 meses. Alcanzó Etiopía, atravesó Sudán, estuvo presa en Trípoli y, por fin, en la primavera de 2012, se embarcó rumbo a Lampedusa. Nunca llegó. La Guardia Costera italiana interceptó el barco en el que viajaba en las proximidades de la isla. Dicen que se arrojó al mar. No sabía nadar. Murió ahogada.

Vuestro nombre

La historia de Samia fue objeto de crónicas, artículos de opinión e intentos de reconstruir su vida. En 2013 conoció una versión teatral: La increíble historia de la chica que llegó la última, de Carla Guimaraes. En 2014, una biografía novelada: Correr hacia un sueño, de Giuseppe Cato­zzella. El interés por la desventura de la joven somalí, por la metáfora que encierra su viaje malogrado, permite que hoy en día dispongamos de datos sobre su biografía. Datos como los que incluyen estas líneas. Pero es tan sólo una notable excepción.

El Alto Comisionado de las Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha cifrado en más de 800 el número de inmigrantes fallecidos en el naufragio de un barco en aguas próximas a Libia el pasado 19 de abril. ACNUR sitúa en más de 3.420 el número de inmigrantes muertos en aguas del Mediterráneo en 2014.

En un intento por no olvidar la tragedia de las fronteras, el proyecto The Migrants Files, que aglutina a una amplia red de periodistas, subraya que más de 27.000 personas han muerto desde el año 2000 en su viaje hacia Europa en busca de refugio. The Migrants Files presenta un listado de fallecidos en el que abundan las menciones genéricas: un niño, un hombre, una persona, una mujer, un desconocido. Faltan los nombres.

Faltan las vidas. Así que tal vez cabe recordar el deseo expresado por la escritora rusa Anna Ajmátova en su poema Réquiem: “Quisiera llamaros a todos por vuestro nombre”.

Samia Yusuf Omar: nacida en Moga­discio, capital de Somalia, en 1991; muerta en el mar Mediterráneo, 2012.

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comentarios

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    06/05/2015 - 12:39pm
    Samia ha sido nuestra inspiración para un reto deportivo y solidario, el Trailwalker. Por los sueños y los valores de los miles de personas que se quedan en el camino. Cada una es única, valiosa, y cuenta. <a href="/bit.ly/SamiaViva">http://bit.ly/SamiaViva</a>
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    Mamen Briz
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    05/05/2015 - 10:26am
    Menos mal que, de vez en cuando, nos topamos con el buen periodismo! Gracias Javier por tu texto.
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    tolegarpio
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    04/05/2015 - 4:39pm
    Magnífica historia y magníficamente escrita. Gracias.
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