'The Fake'
Contra todo y contra todos

Editado en formatos DVD y Blu-ray después de un discreto paso por los cines, 'The fake' es un despiadado drama con ecos de thriller e inspiración antirreligiosa.

28/02/15 · 10:00
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Mediante sus películas de animación, Yeon Sang-ho dispara balas de crítica al presente de su país de origen, la Re­pública de Corea. Este joven realizador narra venganzas violentas con secretos terribles, usando así elementos que pueden recordar a los incluidos en thrillers de acción real como Oldboy o Encontré al diablo. Pero sus obras rehúyen el manierismo ensimismado de las propuestas mencionadas y evidencia una cierta voluntad discursiva. La representación de malestares no solo existenciales sino también sociales parece un fundamento, más que un condimento, de las narraciones.

Hasta ahora, Yeon ha estrenado dos largometrajes. El primero, The king of pigs, es una feroz historia de iniciación a la madurez protagonizada por tres estudiantes. Llena de violencia física y psicológica, retrata un país marcado por unas desigualdades que ya se explicitan en la vida escolar y se reproducen generación tras generación: sus protagonistas se reconocen como personas de segunda, inferiores a otros compañeros que provienen de familias más adineradas. Con The fake, el realizador sigue vistiendo sus historias de violencia con elementos de crítica, apuntando esta vez a la ­religión como anestesia controladora de descontentos sociales, como vía abierta para los engaños.

Más allá del antihéroe

“La mentira os hará libres”, reza el eslogan del filme. Real­mente, hay pocos espacios para la libertad en esta película asfixiante que incluye alguna carga de profundidad hacia esa Corea del Sur que había superado con éxito, al menos en lo relativo a las cifras ­macroeconómicas, la crisis derivada del crack financiero asiático de 1997. La premisa narrativa es la construcción de una presa que va a dejar sin hogar a los habitantes de una población. Yeon se inspiró en el Proyecto de los Cuatro Grandes Ríos, un conjunto de obras públicas multimillonarias realizado entre protestas y juicios. En la ficción, unos embaucadores prometen a los futuros desplazados una nueva comunidad religiosa, trampolín para el correspondiente ascenso a los cielos, a cambio de las indemnizaciones gubernamentales que van a recibir. Los timadores cuentan con un pastor que, de manera más o menos interesada, profetiza un futuro idílico. Pero otro hombre avisa a sus conciudadanos del engaño. El mensaje es evidente: la religión sirve para mitigar descontentos. En lugar de rebelarse, la población se resigna y proyecta su esperanza en un futuro mejor... que no es de este mundo.
 

Hay pocos espacios para la libertad en esta película asfixiante que incluye ataques a Corea del Sur

Si Yeon es poco sutil al presentar su discurso, en lo narrativo también es diáfano. No apuesta por la intriga, no se reserva grandes sorpresas, sino que opta por una exposición lineal que va oscureciéndose más y más. Las mismas características del protagonista demuestran que el realizador se ha propuesto dejar sin asideros al público. En toda esta madeja de mentiras, el único defensor de la verdad no es un personaje quijotesco, sino un maltratador sexista y alcohólico. Su motivación principal no es informar a sus vecinos, sino vengarse del estafador que le golpeó durante una pelea de bar. Por el camino, eso sí, disfruta de satisfacciones secundarias: en su resentimiento, parece gozar destruyendo las creencias de los más beatos.

No hay futuro

La personalidad de este personaje principal acaba de enfatizar el nihilismo desesperanzado de una obra que reelabora, de manera más pausada, el malestar abismal que proyectaba The king of pigs. Si esta tenía algo de cómic underground juvenil, con ecos del “no future” punk, The fake se acerca al drama con interferencias del thriller violento... y algunos momentos de brutal desgarro emocional. Vuelven los ataques a la obsesión por el dinero, esta vez matizados: si bien algunos personajes se mueven únicamente por el lucro, otros se abandonan a la religión. Ambas opciones vitales se representan como indeseables, porque incluso los más inocentes acaban embrutecidos por una fe que les lleva a cometer actos inaceptables. Transfiriendo su ética personal a los estafadores, y a la desconcertante figura del torturado pastor que colabora con ellos, cualquier cosa es posible. Incluido el asesinato.
 

‘The fake’ se acerca al drama con fogonazos de thriller y momentos de brutal desgarro emocional
La estética del filme roza el feísmo y se corresponde con un contenido desagradable. Yeon incluye en su película todo tipo de realidades perturbadoras (violencia machista, prostitución juvenil, falta de educación, instituciones aban­donadas al desarrollismo económico) y resuelve el cóctel de manera violenta y agria. A la manera de aquella The yellow sea que también quería inyectar pinceladas críticas al thriller, concluye con un tremendismo que no deja margen a propuestas de cambio y mejora. Esto podría ­conectarse con la falta de tradición política propia de una dictadura reciente. El desenlace también puede vincularse a otra característica cultural: la tendencia a la interiorización de culpas, a menudo materializada violentamente (la República de Corea tiene uno de los índices de suicidios más elevados del mundo). Como The king of pigs, The fake acaba mostrando un desespero íntimo. Pero, ante la falta de redenciones posibles, el deseo de expiación toma la forma de autocastigo fútil.

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