El cine popular nunca muere

Tras revisiones que bordeaban la parodia, ‘Drácula: La leyenda jamás contada’ reverdece la gloria del mito creado por Bram Stoker.

09/11/14 · 8:01
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Contaba una amiga que, a poco de haberse estrenado en España el pasado 24 de octubre Drácula: La leyenda jamás contada, había escuchado durante un viaje en transporte público hasta dos conversaciones en las que se glosaban las virtudes de la película. Una buena noticia que confirmaba a pie de calle los datos macro de taquilla: 220.000 espectadores en tres días de exhibición.

Y es buena noticia porque su éxito ha tenido lugar pese a la ceguera con que ha sido acogida por la crítica. Una ceguera que aúna prejuicios ideológicos, útiles analíticos enmohecidos y la ignorancia sobre determinados géneros y acervos. El público, mientras, sin otra pretensión que la de divertirse, ha vuelto a procurarle respiración asistida, presencia tangible en la esfera pública, a un medio expresivo tan frágil hoy por hoy como el cine.

El calado de esta nueva visión del vampiro gestado en 1897 por el escritor Bram Stoker, es síntoma además de que los mitos clásicos del terror continúan interesando. Siempre, eso sí, que se encuentre un equilibrio creativo entre el respeto por una tradición cultural que ha de servir ante todo como punto de apoyo, y el valor y el talento precisos para brindar relecturas de arquetipos que, si lo son, es precisamente porque saben transitar cualquier época con estilo, siempre con algo interesante que decir.El calado de esta nueva visión del vampiro de Stoker muestra que los mitos clásicos del terror continúan interesando

 

En este sentido, La leyenda jamás contada, al igual que la primera temporada de la serie sobre el Príncipe de las Tinieblas que ha protagonizado Jonathan Rhys Meyers, se halla lejos en espíritu de ejercicios fílmicos decadentes como Dracula: Pages from a Virgin’s Diary (2002) o Dracula 3D (2012), cuyas imágenes lánguidas daban más cuenta del ocaso del personaje que su condición de escasos títulos consagrados al mismo en los últimos años. La leyenda jamás contada tampoco tiene nada que ver con actualizaciones tan desatinadas de Drácula como las sufridas en Blade: Trinity (2004) y Van Helsing (2004), tras las cuales solo cabía pensar en él en términos paródicos.

El Drácula que encarna ahora Luke Evans elude ese destino aciago al seguir la estela de la célebre Drácula de Bram Stoker (1992) y, más en concreto, de su prólogo. Es decir, reformulando el personaje no en atención a su naturaleza de vampiro sino de Vlad Tepes (1431-1476), la turbia figura histórica a quien Stoker hizo digna de ser vampiro. La leyenda jamás contada plasma un Tepes que, en tanto gobernante transilvano, ha dejado atrás un pasado sanguinario y vela por el bienestar de su principado y su familia. Sin embargo, la amenaza de invasores otomanos muy superiores en efectivos a los suyos obliga a Tepes a aceptar los poderes sobrenaturales que le ofrece una misteriosa criatura.
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comentarios

1

  • |
    Fran Otero
    |
    11/11/2014 - 10:57pm
    A ver en que estamos que me habéis desconcertado. Con las pocas ganas que tenía de ver la película al final tuve que ponerme a verla, y hasta el final, y no veo esta crítica por ningún lado. No comprendo como no entra a valorar detalles del contenido cruciales para entender la carga ideológica de la película (porque sí todo producto cinematográfico destilado por la industria de Hollywood debería ser pasado por este filtro que ellos tan bien supieron recoger de las primeras enseñanzas del cine ruso), detalles como que el caudillo decida pasarse a ser un monstruo para con ello supuestamente salvar a su pueblo y terminar tomando decisiones partidarias y familiares, con frases resonantes y maniqueas que recuerdan a monstruos conocidos como batman en la reciente El caballero oscuro de Nolan, que como monstruo salvador acabe adoptando formas y estilos cercanos a éste u otros superheroes cual superman de la nueva ola de revisiones en los superpoderes con efectos alucinógenos, que sea la mujer la que pervierta su buena fe y sus buenos propósitos para resistir el mal y le pida que se pase al lado oscuro a última opción, que traspasados los límites acabe convirtiendo a todo un pueblo al mal y que estos acaben siendo más malos que los actualizados malos orientales y que una día sanador los quite de en medio gracias a dios que será el que recoja al futuro príncipe del nuevo y saneado país, y aún a pesar de todo que el sobreviva como referente romántico impoluto ... ya todo sin analizar su verdadera figura histórica ... y es que la construcción narrativa es clave para entender lo que nos venden, sin embargo se ensalza una reformulación por ciertos valores comerciales. Entiendo que hay un análisis del continente más que del contenido, pero aún con esas, las aportaciones de este film, insisto como producción americana, al arte cinematográfico son más bien escasas, o nulas, y aunque las hubiera tampoco están analizadas con claridad y detalle. Comprendo que es un artículo de divulgación así entonces, pero ¿divulgación de qué..? Una decepción doble, al ver una película tan deplorable sobre un libro y un personaje referencial en la cultura popular y el leer una reseña tan frágil en este medio. Hasta cuando seguir aceptando estos referentes norteamericanos mediados..?! (sic)
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