Pili Zabala
hermana de Joxi Zabala, asesinado por los GAL
“La película va a permitir que se hable y que se recuerde lo que sucedió”

Tras el estreno de la película ‘Lasa y Zabala’ en Zinemaldia hablamos con Pili Zabala.

, Donostia
23/10/14 · 7:03
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Pili Zabala, durante la entrevista a raíz del estreno de la película 'Lasa y Zabala' / Iván Crespo Beloqui

Pili Zabala, hermana de Joxi, empezó a hablar sobre lo que supuso la desaparición de su hermano hace apenas dos años. Desde entonces, ha reconducido su dolor en la narración de su experiencia en diversos artículos de opinión y dando charlas en institutos como parte de un módulo sobre derechos humanos impulsado por el Gobierno Vasco. El encuentro con las y los jóvenes le ha hecho ver la ignorancia que existe sobre el terrorismo de Estado encarnado en los GAL, y valora la necesidad de una película como Lasa y Zabala para ‘romper el tabú’ y que ‘se hable de lo sucedido’.

Tras la desaparición de tu hermano Joxi, y de Joxean Lasa, el 15 de octubre de 1983, ¿cómo viviste lo que sucedió? ¿Qué apoyos encontrasteis?

A nivel institucional oficial no hemos recibido nunca apoyo, y esto es muy grave. Desde los partidos políticos, sólo encontramos el apoyo de la izquierda abertzale. Aunque a nivel de la sociedad, siempre hemos tenido la fortuna de conocer a gente que ha demostrado una humanidad inteligente, independientemente de su ideología política. Esas personas nos han demostrado que no teníamos culpa de nada. La culpa era uno de los sentimientos que, desgraciadamente, yo tuve interiorizado años. Otras personas dicen tener sentimiento de odio, yo no. La culpa era inducida. Los mensajes de los políticos en esos momentos invitaban a pensar que el GAL estaba bien. Esos políticos nos hicieron mucho daño con su silencio cómplice y con un discurso sobre la defensa de los derechos humanos que era hipócrita.

“La gente ha demostrado una humanidad inteligente, independientemente de su ideología”

¿Cuándo supisteis que la desaparición estaba relacionada con los GAL?

La primera vez que se oyen las siglas GAL es en el secuestro de Segundo Marey en diciembre de 1983. El secuestro de Joxi y Joxean no fue reivindicado como primera acción del GAL, pero a los cuatro días intentaron secuestrar a un refugiado. La gendarmería francesa detuvo a quienes lo hicieron y comprobaron que eran GEOs españoles. Los metieron en la cárcel, pero cuatro días. Teníamos muy claro quiénes habían secuestrado a Joxi y a Joxean, aunque no supiéramos que era el GAL. Recuerdo muy bien a Ramón Jáuregui, que con sus mensajes indicaba que callaba mucho. También Vera, Barrionuevo o [Felipe] González sabían lo que pasaba. Eran mensajes muy claros.

Doce años después del secuestro, se reveló que los restos encontrados en Alicante eran los de vuestros familiares y comienza el proceso de lo que se denominó como el caso Lasa y Zabala. ¿Ese proceso supone para ti romper con la impunidad de los años anteriores?

Para mí es necesario que el Estado español reconozca lo que ha hecho. No se trata sólo de fijarnos en el año de la desaparición, hay que ir para atrás y ver que las estructuras franquistas seguían existiendo, con los mismos mecanismos de actuación y de represión. Las personas que gobernaban tenían interiorizada una forma de actuar franquista. El hecho de llegar al juicio era casi inimaginable. Yo con 15 años tenía un sueño, y era que mi hermano apareciera. Yo no soñaba ni con ningún chico, ni hacía las cosas que normalmente hacían las personas de mi edad. No me interesaban. Mi madre siempre creyó que pudiera aparecer vivo. En mi casa no se hablaba de esto, y durante años no queríamos decir el nombre de Joxi por el dolor que te generaba. Sí que es cierto que la aparición de los restos ya fue reconfortante. Aunque parezca contradictorio. Yo quería conocer la verdad para desenmascarar todos esos años de tortura psicológica a los que nos habían sometido.

Ahora no sólo escribes artículos de opinión, sino también vas a clases de secundaria a hablar de lo sucedido, ¿qué respuestas encuentras?

Empecé a escribir hace dos años para reflejar lo que sentía, para poder llegar a la gente mis vivencias. Tomé conciencia de que era importante que hablase, porque lo que no está en los medios no existe, y yo quería existir y que mi hermano existiera. Además, como familiar siento que nuestra labor es pedagógica, de construcción de una sociedad desde el camino de la paz. Los jóvenes, en general, tienen bastante desconocimiento de lo que es el GAL. Aquí se ha hecho todo lo posible por ocultarlo. Y creo que hay que denunciar con contundencia las vulneraciones de derechos humanos a las que Joxi y Joxean fueron sometidos: secuestro, detención ilegal, desaparición forzada, torturas. Las Fuerzas de Seguridad del Estado hicieron lo que hicieron aquí y siguen haciendo muchas de las cosas que hoy en día todavía quieren ocultar. Los jóvenes no son tontos. Te ven, se emocionan, a veces lloran, y a veces lloras tú, y es que es humano. Yo hice un trabajo largo para entender todo lo que mi familia y yo habíamos sufrido y cómo gestionar esas emociones de manera que no me causaran dolor sino que tuviera la capacidad de salir adelante: poder utilizar todas las experiencias que yo había vivido, poder reorganizarlas y ordenarlas y poder transmitir eso a la gente y darle valor de que se puede superar un trauma emocional, psicológico, durante muchos años ocultado.

"Como familiar siento que nuestra labor es pedagógica, de construcción de una sociedad desde el camino de la paz"

¿Crees que la película ‘Lasa y Zabala’ puede hacer que más gente conozca lo que pasó?

La película trata de un tema que siempre ha sido tabú. Ya desde el momento en que das voz a un tema tabú, se tiene que permitir el siguiente paso, que es que se hable, o bien o mal, pero que se hable. Y que se hable es que se recuerde. En Euskadi han existido distintos tipos de violencias, amparadas por un montón de instituciones. La película va a permitir hablar de unos sucesos ocurridos históricamente y que se han intentado siempre ocultar, para mí ése es un paso. Es dar voz a los sin voz. Eso es importante. Yo haré todo lo que esté en mi mano para que se promocione. Para que esto tenga eco, y sobre todo eco internacional, ya que mi objetivo principal es que un tribunal utilice el derecho internacional para que se investigue, se reconozca y se condene al Estado español por lo que hizo.

Una película necesaria

Los pases de la película 'Lasa y Zabala' de Pablo Malo en la sección oficial del Festival International de Cine de Donostia han llenado las salas. La apuesta por mostrar en formato ficción el caso más conocido de la denominada 'guerra sucia contra ETA' ha generado expectación, entre población y medios de comunicación, y levantado diversas críticas. La película venía precedida por la polémica creada por alguna prensa por haber recibido financiación de la Diputación de Guipuzkoa gobernada por la coalición EH Bildu. En una rueda de prensa abarrotada, el director se quejaba de que el largometraje se utilice como 'arma arrojadiza'. La 'necesidad' de mostrar lo sucedido es lo que Malo destacaba como su motivación para realizar esta película sobre la desaparición de dos jóvenes vascos en el sur del Estado francés en 1983 a manos de guardias civiles, las torturas y su asesinato, y el posterior juicio.

"Buscábamos ser honestos, contar la historia de la forma más rigurosa posible porque sabíamos las sensibilidades que teníamos detrás", aseguraba Malo en entrevista para Diagonal. El director vasco afirmaba que esta película se estrena en un momento histórico en el que "en este país se empieza a dialogar y a entender al otro", y que se sentiría satisfecho si la gente que sale de cine entiende que lo ocurrido "fue una barbaridad y que esto no debería haber ocurrido nunca en una sociedad que se denomina democrática".

El personaje principal del abogado de las familias de Lasa y Zabala está interpretado por Unax Ugalde. El actor, que ha participado en varias películas de Pablo Malo, respondía a la pregunta sobre su decisión de hacer este papel con admiración hacia Íñigo Iruín, a quien Ugalde considera "uno de los abogados constitucionalistas más importantes de este país", y por la importancia de contar una historia que "dentro de la Europa democrática es el hecho más trágico que ha habido de violencia de Estado". Documentarse sobre el caso, la lectura del sumario, reuniones con Iruín y las familias, afirma que le supuso "mucho dolor" al conocer lo que pudieron sufrir los familiares durante los años de la desaparición y durante el proceso judicial. "Espero que la película agite conciencias de todas partes", afirma Ugalde, "espero que aporte un granito de arena en este proceso de paz".

Bellezas del Zinemaldia

En el Festival de Cine de Donostia siempre se encuentran películas que encandilan, emocionan, que expresan mensajes que conectan el arte con la realidad. Se proyectan durante unos días en que todo tipo de público acude a todo tipo de películas. Largas colas para ver las obras de la pionera Dorothy Arzner, cuya retrospectiva en esta edición ha levantado interés y generado curiosidad por conocer la obra de la única mujer que se mantuvo como directora con la llegada del cine sonoro a Hollywood y que rompía en sus creaciones con los estereotipos femeninos. Salas llenas en las que se reciben las películas desde el principio hasta el final con aplausos. Gente venida de distintos territorios para pasar unos días sin parar de ver cine. El cine inunda la ciudad. También en espacios autogestionados como el gaztetxe de Txantxarreka, que acogía este año la sexta edición del Zinemaldi Alternatiboa.

Entre las películas destacadas este año, el bello documental sobre la obra del fotógrafo Sebastião Salgado recibió el premio del público. De la mano de Win Wenders y del hijo de Salgado, Juliano Ribeiro, The salt of the earth es un paseo por las fotografías del brasileño, contextualizadas por su autor, en un recorrido por su percepción de la humanidad y del planeta. En un festival en donde la oferta cinematográfica es inabarcable, otra obra a resaltar es el último trabajo de Naomi Kawase, Still the water, en la que naturaleza y protagonistas se entrelazan, donde la calma se siente incluso en el dolor de la muerte, en la que las relaciones de cuidado no vienen solo de mujeres, también de hombres.

Otras películas han logrado mostrar la denuncia social incorporando humor y alegría en la vida de sus protagonistas, como Samba, de Eric Toledano y Olivier Nakache, o Bande de Filles, de la directora de Tomboy (2011), Céline Sciamma. Ninguna de las dos cae en el victimismo al narrar la situación de las personas sin papeles en París (Samba) o la falta de recursos y las difíciles vivencias de quienes crecen en los suburbios de esa misma ciudad (Bande de Filles). Eric Toledano y Olivier Nakache van conduciendo al público desde las carcajadas a la indignación, mostrando una situación trágica donde no todo es drama, donde también hay compañerismo, alegrías y bailes. Céline Sciamma refleja a través de la vida de una adolescente en busca de su camino, los encuentros cómplices de ésta con otras chicas, las decisiones que va tomando en su búsqueda inconformista, desde una mirada que no juzga, sino que acompaña y va ofreciendo pequeños detalles en la narración que conllevan profundas reflexiones.

Icíar Bollaín también presentó en la sección de Proyecciones especiales el documental En Tierra Extraña, que muestra la situación de las y los emigrantes del Estado español en una denuncia de la situación política que ha llevado a la actual crisis. A través de las narraciones de jóvenes y no tan jóvenes que viven en Edimburgo, se muestran las vivencias en una tierra extraña donde esa supuesta generación 'perdida' aparece como potencial generación del cambio. Una representación teatral de Alberto San Juan sirve como hilo conductor para denunciar el diseño social de un país que ha mantenido la configuración socioeconómica y política del franquismo para sostener los privilegios de los que más tienen.

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