Tras 25 años de persuasiva labor investigadora, Sagrario Luna publica por fin la primera biografía en castellano de Fela Kuti, un trabajo que pretende ser ameno y exhaustivo.

Cuenta la periodista Sagrario Luna, en la introducción de su recién publicado Fela Kuti. Espíritu Indómito (Editorial Milenio), que su primer encuentro con el músico y activista nigeriano tuvo lugar en 1989 en un modesto hotel a las afueras de París en el que se alojaba junto a su formación de entonces, Egypt 80 –en la actualidad giran con su hijo Seun Kuti al frente– con ocasión de una actuación a celebrar por estos en el Élysée Montmartre, y que aprovechó la ocasión para hacerle partícipe de su firme voluntad de publicar una monografía dedicada por entero a él. “Fela me recibió con una amplia sonrisa que mantuvo durante todo el tiempo que estuvimos hablando. No sé si me tomó en serio, más bien pienso que me veía como una jovencita española que deliraba al pretender hacer una biografía suya en castellano cuando, además, le decía que en España no lo conocían apenas. En fin, a saber lo que se le pasó por la cabeza”.
Aquella apasionada periodista granaína, que para entonces ya contaba con sendas biografías dedicadas a The Jam (Ediciones Júcar, 1983) y The Clash (Cátedra, 1988), comenzó a dejarse seducir tanto por la dimensión musical del fenómeno, como por las inquietudes políticas y sociales del personaje en cuestión. “Yo me enamoré del afrobeat, es la razón por la que emprendí esta aventura. Fela es un personaje único, el primer músico africano cronista político de su tiempo, que se enfrenta cara a cara con las autoridades nigerianas, que denuncia su corrupción, el legado colonial como orden castrador de la idiosincrasia africana, que ataca al neocolonialismo, al Cristianismo y al Islam como religiones nocivas para África, pretextos suficientes para que fuera acosado, torturado y encarcelado. Que además crea una comuna, Kalakuta Republic; que concibe la contracultura africana; que funda un club, The Shrine; su propio sello discográfico, Kalakuta Records; un periódico, YAP News; un partido político, el MOP, y que tuvo varios intentos fallidos de presentarse a las elecciones de Nigeria. La vida de Fela es un exceso en todo”.
En resumidas cuentas, un tipo incómodo y peligroso para el establishment del dictador Yakubu Gowon (1966-1975), que trató de acallarlo, encarcelarlo y suprimirlo del imaginario público africano. “Fela era una amenaza, y la insolencia de declarar a su comuna como Kalakuta Republic, un Estado libre dentro del régimen militar nigeriano, abierto a todo el mundo, donde se fumaba libremente marihuana, donde se reunía la disidencia de África y la diáspora, donde se podían conseguir libros escritos por autores negros que desbarataban las teorías sobre la verdadera historia de África escritas por autores occidentales u occidentalizados, etc., irritaba al gobierno y a las mentes. Y que ese ejemplo se propagara, constituía otra amenaza”.
En cualquier caso, la biografía del artista dista bastante de ser un panegírico encaminado a loar sus virtudes, ya que no todos los aspectos de su vida le han resultado del todo inteligibles a su autora. “Me ha resultado un poco farragoso escribir sobre su etapa espiritual. Es una travesía compleja que para una occidental blanca como yo queda un poco lejos. Ver cómo se rodeaba de mediocres e impostores que intentan zarandearlo o manipularlo, para un lado o para otro, en un ambiente tan insano y artificioso, me sobrecogía. Mi intención desde el principio ha sido no juzgar nada sino construir en base a la información que disponía, mostrar los hechos, a sus protagonistas y no reprimirme en enseñar las partes feas si venían al caso. Es importante conocer esas aristas para llegar al personaje al completo”.
No es esta la única faceta en la que Luna se ha sentido incómoda en el transcurso de su minuciosa investigación. La cuestión de género y la emancipación de la mujer han sido aspectos que Fela no supo resolver con garantías en su trayectoria personal, pese a sentirse tan apegado a mujeres como su madre –la activista feminista Funmilayo Ransome-Kuti–, su primera esposa –Remi Taylor– o su mentora ideológica –Sandra Izsadore–. “El tema de la mujer es una cuestión controvertida. Por un lado parafraseaba a Malcolm X cuando aseguraba que la liberación de África no llegaría hasta que el continente no liberase a sus mujeres, y, por otro, afirmaba que la mujer es la segunda de a bordo en el hogar, que ha de ser sumisa a su esposo y darle placer. En otras ocasiones clamaba públicamente que la mujer es la única capaz de preservar las tradiciones africanas e inculcarlas a las nuevas generaciones; había que cuidarlas y potenciar su papel espiritual. Apoyaba el modelo de familia occidental en el que el papel de la mujer es el de ser esposa, amante y madre de sus hijos, creyendo que fomentaba a la mujer africana, que siempre ha procurado su independencia económica y la no sumisión al marido… Fela tenía un buen embrollo en su cabeza”.
Actividad afrobeat
El encandilamiento de Sagrario Luna con la música afrobeat, que alcanza hasta nuestros días, le condujo a impulsar en agosto de 2002 la creación de la Asociación Cultural Afrobeat Project, que, junto a sus socios Dj Floro y Javi Zarco, se ha instituido en una plataforma destinada a divulgar el afrobeat publicando artículos, organizando exposiciones, editando a formaciones de afrobeat o recopilatorios –suyos son los 3 volúmenes de República Afrobeat– y organizando sesiones de música temáticas en locales como La Boca del Lobo, El Junco o El Juglar en Madrid, o Afrodisia y Boogaclub en Granada, entre otros. No obstante, como declaraba el propio Fela, la música es un arma y el potencial del afrobeat a futuro se encuentra, en palabras de Luna, en haber realizado una lectura de los tiempos y en haberse sabido adaptar a las demandas sociales. “Desde hace algún tiempo, el afrobeat se ha acoplado a otras temáticas, es un ritmo contagioso e hipnótico y, por ejemplo, el propio Tony Allen (batería de Fela) afirma que todos piensan que el afrobeat nació originalmente con un discurso político, pero es un error, el afrobeat se puede adaptar a cualquier música”.
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