Popularización Vs Institucionalización

La museificación del fanzine es objeto de debate por su lógica autogestionada y popular.

15/03/14 · 8:00
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Exposición de fanzines en la biblioteca Cubit de Zaragoza. / Juan Manzanara

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La “popularización” del fanzine es una realidad. La ebullición de ferias, fanzinotecas y exposiciones evidencia el auge de un medio que hasta el momento sólo se movía por círculos muy reducidos. Las ferias de autoedición acontecidas en 2013 han re­co­rrido desde Burgos hasta Tene­rife, y ciudades como Ma­drid, Zaragoza, Barcelona o Valencia.

Chavalas Zine ha querido destacar alguna de las iniciativas que consideran referentes para la promoción del fanzine. La primera de ellas es la de mayor peso internacional: la Fanzioneta de Poitiers, un proyecto que comenzó su andadura en 1989 y que actualmente cuenta con una colección de más de 50.000 publicaciones. En el ámbito estatal Barcelona tiene también su propia Fanzi­noteca, una iniciativa que se inició en 2005 en Saladestar y que se ha convertido en itinerante. En Vitoria se encuentra la Fun­dación Sancho el Sabio, que presentó el pro­yecto Fanzi­no­teka en 2009, con el que da acceso público a su colección de más de 500 ejemplares vascos. Con un enfoque de género más marcado que las anteriores propuestas, hay que mencionar a La Archiva DIY de música y dibujo, proyecto de tesis doctoral de Gelen Jeleton. Entre las últimas novedades está la sección de fanzines que la biblioteca pública de Va­lencia inauguró el pasado mes de febrero.

Otro proyecto de reciente creación en torno al fanzine es Fanzineología, un blog dedicado al estudio de publicaciones independientes. La librería gráfica especializada en autoedición Fattbottom, ubicada en el Raval de Barcelona, convive con microeditoriales y dis­tri­buidoras de fanzines, como Bom­bas para Desayunar, Ho­rri­ble­mente Hu­ma­no, Lápiz x Ba­queta, La Piscina, Ad Mi­nimum... (todas ellas con un presencia femenina importante). El medio audiovisual también se ha prestado a tratar este fenómeno. Grapas es un documental sobre la escena fanzinera para el que se han realizado más de 70 entrevistas y se han recibido colaboraciones desde España, Colombia, Argen­tina, México, Brasil y Francia.

Fanzine e institución

Los fanzines han contribuido a la difusión de discursos no hegemónicos, convirtiéndose en patrimonio cultural y en fuente documental de la historia reciente, lo que ha desencadenado su salto al mundo académico. El teórico Stephen Duncombe definió los zines como “revistas no comerciales y no profesionales, de pequeña circulación, cuyos creadores producen, publican y distribuyen por sí mismos”. Sin embargo, al tratarse de un producto underground cuya esencia es la autogestión, su promoción desde las instituciones públicas y su musealización se está convirtiendo en objeto de debate.

Andrea Galaxina es una de las voces que está enriqueciendo esta controversia. Según su opinión, “la recopilación y exposición del fanzine es un mal necesario, ya que este tipo de muestras se hacen con el objetivo de la difusión, la celebración e incluso, por qué no, con la idea de estimular la propia creación de fanzines”. Sin embargo, ante el incipiente interés de las instituciones sobre el fanzine tiene una postura contraria. Galaxina considera que “el fanzine pierde su razón de ser y su carga política cuando se convierte en carne de exposición y, o recibe dinero para su difusión” por parte de un organismo público o privado. Por otro lado, respecto a la musealización del fanzine defiende que este formato “es un ente libre que tiene que moverse, tiene que ser leído por cuantos más mejor”. Andrea Ga­la­xina describe que el “fanzine, en su esencia, no está hecho para perdurar ni para trascender. Es una obra efímera y limitada. Y por supuesto un fanzine no puede entrar dentro de las instituciones/Sistema porque su naturaleza es la de luchar contra ellas y contribuir a su destrucción”.

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