Hacer programas de partidos políticos se ha parecido a hacer listas de Reyes Magos.
En la administración solía usarse la expresión “hacer papeles” para designar el proceso de contar cómo una idea puede llevarse a la práctica. Si alguien proponía, pongamos, abrir las bibliotecas toda la noche, se le decía: hazme un papel, esto es, escribe en unos folios cómo lo harías, qué personal sería necesario, de dónde saldría, cómo cubrirías los gastos, etc. Recuerdo esto porque hacer programas de partidos políticos se ha parecido a hacer listas de Reyes Magos, deseos y más deseos y discusiones sobre los deseos. Pero pocos papeles. Y pienso que hoy necesitamos menos debates sobre el qué queremos y más sobre cómo hacerlo.
Escribe César Rendueles: “Hoy las aspiraciones del común de las personas son profundamente subversivas. Fundar un hogar, cuidar de nuestra familia y de nuestros amigos, adquirir un oficio, ser respetados por nuestros iguales, aprender y crecer como ciudadanos y (añado, porque a veces necesito ver la palabra) ciudadanas libres...”. Aceptemos este u otro programa parecido, aceptemos que lo que queremos es que este programa sea universalizable, al menos –y es "al menos" grave– para todo el país donde se va a gobernar. ¿Cómo se va a hacer? El PSOE llegó al poder prometiendo crear ochocientos mil puestos de trabajo, pero no dijo cómo y no los creó. Imagino cómos concretos: ¿crecer como ciudadanos y ciudadanas libres es compatible con una sanidad de pago –recordemos que, aun ganada una batalla fundamental en la sanidad madrileña, la guerra de la privatización sigue en pie– y una enseñanza de pago que en algunos casos ofrezcan más oportunidades? En principio, parece que no serían libres quienes tuvieran prohibido el acceso a esas oportunidades por no poder pagarlas. ¿Cómo se va a instaurar una red verdaderamente pública de instrucción y cuidados, incluidos los dentales, en todos los niveles? ¿Con qué capital? ¿Cómo se va a acumular ese capital?
Relaciono esto con una discusión cíclica sobre los límites del humor. Tal vez la discusión podría plantearse de otro modo, digamos: cuáles son los límites efectivos, qué es aquello sobre lo que nunca se suele bromear. Pocas veces nos reímos de la plusvalía que extraemos de otros y de otras; algunas veces, aunque no muchas, nos reímos de la que nos extraen. ¿Qué van a hacer las formaciones políticas con la plusvalía? ¿Cómo van a hacerlo?
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