Fútbol
Cuando Puskás no era Puskás

Una exposición recuerda la trayectoria del goleador húngaro que estuvo dos años sin marcar.

18/11/13 · 8:00
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El futbolista húngaro Ferenc Puskás (1927-2006) fue el máximo goleador del siglo XX: sumó 511 goles en 533 partidos. Interior izquierdo capaz de dar pases precisos a los extremos y de tirar a puerta con gran potencia, cuajó una exitosa carrera con dos etapas muy diferentes. La primera transcurrió en Hungría y estuvo marcada por su protagonismo en el Budapest Honvéd y en la selección húngara, con la que jugó la final del Mundial de 1954.  Dado que el Honvéd era el equipo del ejército húngaro, Puskás adquirió el grado de comandante y se aproximó a la condición de héroe nacional. Sin embargo, su ascenso quedó bruscamente interrumpido: jugó por última vez con la selección de su país el 14 de octubre de 1956. 

El jugador formó parte de aquella delantera madridista recitada incluso por los menos interesados en los prodigios deportivos
La segunda etapa tuvo lugar en el Real Madrid, equipo por el que fichó en el verano de 1958 y con el que logró las seis copas de Europa de la década de los 60. “Kopa, Puskás, Di Stefano, Rial y Gento”: el jugador formó parte de aquella delantera recitada incluso por los menos interesados en los prodigios deportivos.
Los más interesados en este tipo de asuntos tienen la oportunidad de visitar hasta el próximo 25 de noviembre la exposición que el Real Madrid dedica a Ferenc Puskás. Se encuentra ubicada en el estadio Santiago Bernabéu, como anexo temporal a un tour que, por un precio disuasorio, incluye un recorrido por la historia del club y la posibilidad de acceder al campo desde el túnel de vestuarios. 

La muestra sobre Puskás expone trofeos, banderines, el primer contrato del futbolista con el Madrid y una sucinta explicación de sus logros. Los visitantes del tour del Bernabéu la contemplan con prisa, estragados ya de tanta gloria en blanco y negro… deseosos de llegar de una vez al campo y sentarse en el mismo banquillo que Bale. Así que son muy pocos los que se detienen ante el documental que indaga en la figura del goleador húngaro. Quienes lo hacen tienen la oportunidad de acercarse a lo ocurrido en los dos años en blanco de Puskás: los que median entre su último partido con Hungría en octubre de 1956 y su llegada al Madrid en agosto de 1958.

Traidor a la patria

Durante dos años, Puskás no fue el comandante heroico que protagonizaba películas de propaganda; tampoco fue el jugador que a punto estuvo de dar a Hungría la victoria en el Mundial del 54. Durante dos años, Puskás no fue el resucitado para la causa del fútbol en el Madrid de los 60, el zurdo capaz de colocar el balón donde había decidido colocarlo. No fue ‘El Comandante Galopante’ ni ‘Cañoncito Pum’ ni ‘Pancho’. Durante dos años Puskás no fue nadie.

La revolución de 1956 y la intervención en Hungría por parte del ejército de la Unión Soviética sorprendió al Honvéd en plena disputa de la primera ronda de la Copa de Europa. El nuevo Gobierno prosoviético ordenó a los jugadores del Honvéd que regresaran al país. No lo hicieron. A pesar de la oposición de la FIFA y de las autoridades húngaras, los futbolistas del Honvéd organizaron una gira por Europa y Sudamérica para recaudar fondos. Al terminar aquel periplo algunos jugadores decidieron no regresar. Puskás fue uno de ellos.

El documental Puskás, Hungary, dirigido por Tamás Almási, muestra aquellos años de caída en desgracia, de vacío. Años en los que llegó a ser dado por muerto. Emigrado a Viena, con su familia emigrada a Italia, suspendido durante dos años por la FIFA, Puskás entrenaba de incógnito mientras se sabía espiado por las autoridades húngaras. Los equipos que pretendían ficharlo desistían ante el veto de la FIFA y Puskás ganaba peso alejado de la competición. Su imagen, en otro tiempo ejemplar, era borrada de la película The miraculous football player y sustituida por la de otro compañero bien avenido con el régimen de Budapest. Comen­za­ba a no quedar rastro de la zurda de oro. 

El documental relata sus visitas al casino en busca de fortuna y la ruina que estas visitas acarrearon a su espía, que, sin mucho que espiar, apostaba con escaso éxito. Puskás, irreconocible, con 18 kilos de más, parecía una sombra de sí mismo. Formaba parte de la comunidad húngara en el exilio vienés, en la que espías y espiados compartían miserias y se prestaban dinero. En Hungría, fue finalmente juzgado y condenado en ausencia por “traidor a la patria”. 

Luego, es cierto, llegó el contrato con el Madrid y el inesperado resurgir de Ferenc Puskás. Pero el visitante de la exposición que se haya detenido ante las imágenes del futbolista húngaro en Viena tendrá dificultades para admirar el miedo escénico en el estadio vacío que pone fin al Tour del Bernabéu. Prevalece el miedo y el vacío de los años en los que Puskás no fue Puskás. //

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comentarios

1

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    Tomassi
    |
    18/11/2013 - 11:35pm
    Llevo tiempo documentándome sobre la selección húngara post-invasión soviética. Solamente quería quitarme el sombrero (virtual) para el que firma el árticulo. Por coincidencia, por aporte, por agradecimiento para seguir investigando.
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