Textos
Todo el cielo sobre la tierra

Fragmento del último borrador del texto “Todo el cielo sobre la tierra (El síndrome de Wendy)” cedido por la autora y cuya versión final publicará próximamente la editorial La Uña Rota. El montaje se estrenó el 4 de octubre en los Teatros del Canal (Madrid), como apertura del XXXI Festival de Otoño a Primavera.

, Es escritora, directora de escena y actriz.
03/11/13 · 17:44
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inforelacionada

He aprendido que mi enfermedad consiste en la incapacidad para ser feliz y hacer felices a los demás.
Eso no impide que busque la felicidad.
La busco, la busco, muchas veces la busco.
Muchas veces no.
Muchas veces no tengo fuerzas.
Muchas veces solo intento estar tranquila durante varias horas seguidas, si es posible.
Para conseguirlo necesito encerrarme en casa
No ver a nadie
No recibir noticias de nadie
Hacer como que el mundo no existe.
O precisamente hacer evidente que existe
Y por eso mismo evitarlo.
Encerrarme en casa me garantiza varias horas seguidas de tranquilidad.

También sucede cuando viajo sola.
Me alivia ser una extranjera que camina sola.
Me alivia ser extranjera
Por ejemplo, extranjera y sola en Shanghai
En Shanghai siento el alivio de ser extranjera ininterrumpidamente.
Ser extranjera me ayuda a soportar el sentimiento de no pertenencia a la vida.
En general, el sentimiento de no pertenencia.
Shanghai podría seguir siendo ese lugar al que acuden los expatriados.
No importa de dónde o de qué huyen.
De sí mismos, tal vez.
Entonces puedo estar todo el día en la calle, en Shanghai.
Sintiéndome extranjera.
Cruzándome con los seres humanos más bellos jamás vistos
Siguiéndoles hasta la puerta de sus casas.
Lo mejor es ser basura blanca en Shanghai.

Y entonces siento todo el cielo sobre la tierra.

En tu propia ciudad es muy difícil sentir todo el cielo sobre la tierra
Tu ciudad está llena de personas gastadas,
ya demasiado conocidas, ya desvelado su sucio interior.
Llega un momento en que solo conoces a personas tan viejas como tú. Tan repulsivas como tú. Tan deprimentes como tú. Tan agotadas como tú.
Llega un momento en que no se pueden disimular las miserias.
Y las relaciones se pudren igual que una materia orgánica
De un modo irreversible, en un proceso imparable.
Las relaciones nunca sobreviven a la condición humana.
Aunque los discretos y los humildes sobreviven más.
Disimulan mejor.
Nunca sacan los pies del plato.
Nunca se les nota nada.
Sobreviven más.
Los que tienen un suplemento de dignidad también sobreviven más
Ser madre es la bomba,
Ser madre tiene todos los suplementos de dignidad
En cuanto se les empieza a inflamar la barriga ya reclaman todos los suplementos de dignidad
Puedes ser una mierda de persona, y simplemente por ser madre, tener todos los suplementos de dignidad.
Puedes ser estúpida y malvada, y simplemente por ser madre, tener todos los suplementos de dignidad

MAYÚSCULAS
Puedes utilizar a tus hijos para defenderte, para chantajear sentimientos, y simplemente por ser madre, tener todos los suplementos de dignidad.

No hay cosa que más asco me dé que las madres que utilizan a sus hijos para obtener un suplemento de dignidad.
Y después de eso, lo que más asco me da, son las personas que se lo creen.

Sin embargo, en Shanghai, solo existen los hijos de la promesa
No hay relación posible. No hay putrefacción posible.
Solo son los hijos de la promesa
¿Eres tú un hijo de la promesa?
No hay drama en todo esto.
Hay enfermedad.
Los mas estúpidos lo llaman nihilismo.
Ningún psiquiatra me ha llamado nunca nihilista.
Ningún médico me dijo a los 10 años “esta niña es una perfecta nihilista”

Cuando uno se hace mayor no hay drama en nada.
Observas la catástrofe sin drama
Te enteras de que han matado a 69 personas en una isla y no hay drama
Tus padres mueren y no hay drama
En las putadas que te hacen ya no hay drama.
En las putadas que haces tú tampoco hay drama.
Te vuelves cada vez más viejo y más repulsivo y no hay drama.
Quieres matarte y no hay drama
No hay drama en nada.
Como si hubieras nacido una y otra vez desde hace siglos
Simplemente ves a la gente por dentro, nada más.
Cada vez que tienes a alguien delante tienes a la humanidad entera
los ves por dentro, los ves por dentro
Eso te impide querer a nadie.
Si les quisiera no podría pensar.
Si tuviera que estar pendiente de herir o de no herir, de ofender o de no ofender a las personas a las que conozco
No podría describir el mundo.
No podría hacer bien mi trabajo.
No podría pensar.
Así que les veo por dentro.
Les veo por dentro
Escucho toda esa epilepsia de justificaciones
Los más ruines utilizan desdichas de todo tipo para justificarse,
Para librarse de la responsabilidad de sus malas acciones
Utilizan un cáncer, una violación, un suicidio.
Y qué vas a hacer, les escuchas, les escuchas
Pero les ves por dentro.
Lamentablemente ninguna desdicha nos libra de ser despreciables.
Así que les ves por dentro.
Y solo ves suciedad.
Y el llanto no hace más que aumentar la suciedad
A más llanto más suciedad.

Mi trabajo consiste en examinar mi propia escoria
Y la escoria de la que están hechos los demás
Qué esperaban
Si alguien se dedica a examinar su propia escoria
Es normal que le salte a los ojos la escoria de los demás.
¿Qué esperaban?
Me salta a los ojos

Y no solo necesito aislarme de los demás para protegerme de los demás
también me aíslo de los demás para no herir a los demás,
Porque tarde o temprano la escoria me salta a los ojos,
Así ellos pueden seguir disfrutando de su casa de la pradera alcohólica universal,
Ruidosa, tonta, absurda
Como esos aparatos universales que funcionan en todo el mundo y en cualquier parte,
Besuqueándose, abrazándose sin sentido, en fin, pasándolo bien.
Les gusta la gente.
Piensan que todo el mundo es bueno.
No les culpo, también necesitan olvidar sus vidas, pero no les soporto.
Lo que más me irrita es no poder distinguir a los unos de los otros.
Me irrita que se parezcan tanto los unos a los otros
Me irrita que sean multitud.
Me irrita que se parezcan tanto, tanto, tanto y que sean multitud.
Me irrita parecerme tanto a ellos y ser multitud.
Me gusta la gente a la que puedo distinguir entre la multitud.
Me gusta la excepción.

Como tú.

no estoy hecha para formar familias,
ni soportar familias
ni asuntos de familia
No estoy hecha para la comunidad
Desconfío de la comunidad.
No deja de asombrarme cómo las personas se vuelven obtusas y malas cuando forman cualquier tipo de comunidad,
de familia,
de grupito,
de casa de la pradera,
en el trabajo,
En la vida,
no deja de asombrarme,
Se vuelven malas,
debe ser el gregarismo,
la sensación de manada,
de corporación, de pertenencia,
lo que les anima a ser miserables, ruines, y soberbios,
la soberbia de los falsos humildes,
La soberbia de los falsos bondadosos
Bondadosos con chapita en la solapa donde pone,
“soy bueno por naturaleza”
“quiero a todo el mundo”
“yo no trabajo por dinero”
“hago las cosas por los demás”
y “limpio las letrinas por amor”
A veces la bondad y el amor dan asco.
Esos los suplementos de dignidad de las madres y de las beatas. Hipócritas.
Son buenas por naturaleza, quieren a todo el mundo, no trabajan por dinero, hacen las cosas por los demás y limpian las letrinas por amor para tener algo que escupir cuando las cosas se ponen feas, ése es su veneno, acumulan kilos y kilos de bondad y de amor para poder escupirlo, para librarse de la responsabilidad de sus malas acciones, para hacer sentir culpables a los demás cuando no son capaces de admitir su propia culpa. las madres. Oh, mummy, I love you mummy, fuck you mother! Las madres. Una vez han parido ya son madres a todas horas, con cualquiera y en cualquier sitio.
No me fío.
De la gente que dice que trabaja por amor y no trabaja por dinero
No me fío
La gente que tiene hijos no suele ser buena,
miente más,
parten ya de una manada,
las madres son capaces de defender a violadores y asesinos,
están entrenadas en la defensa de la manada, del grupo
No me fío

prefiero a los hijos sin hijos,
Eso es lo que yo prefiero
los hijos sin hijos,

no hay nada más patético que enseñar la foto de un hijo,
como si fuera un banderín,
como si tuviera algún valor traer hijos al mundo,
hijos a los que no les queda más remedio que soportar a sus
padres enfermos, viejos, lentos, deprimentes y agotados,
y convertirse en tarados,
heridos de por vida,
a causa de la infancia,
a causa de sus padres enfermos, viejos, lentos, deprimentes y agotados,
PORQUE UN DÍA SE LES OCURRIÓ REPRODUCIRSE
SIN TENER EN CUENTA QUE ya ESTABAN ENFERMOS y AGOTADOS,
Y ERAN VIEJOS, LENTOS Y DEPRIMENTES,
Y ESO IBA A MARCAR PARA SIEMPRE LA VIDA DE SU DESCENDENCIA
SIN PODER HACER NADA POR EVITARLO

Los hijos vuelven viejos, malos, estúpidos y deprimentes a los padres.

O tienes hijos o te dedicas a pensar,
O abandonas a tus hijos para poder pensar
O metes la cabeza en el horno y dejas a tus hijos vivir en paz

Para volverse estúpido solo vale enamorarse.

Como nosotros.

Angélica Liddell

Liddell (Figueres, 1966) es escritora, directora y actriz de sus propios textos. Desde 1993, año en que fundó la compañía Atra Bilis junto a Gumersindo Punche, no ha dejado de producir obras incisivas, tanto en su forma como en su contenido. Premio Nacional de Literatura Dramática en 2012 por La casa de la fuerza, este año ha recibido el León de Plata de la Bienal de Venecia de Teatro como reconocimiento a toda su obra. Todo el cielo sobre la tierra (El síndrome de Wendy) cierra su Trilogía sobre China, junto a Ping Pang Qiu (2013) y Maldito sea el hombre que confía en el hombre: un projet d’alphabétisation (2011).

Tags relacionados: Número 208 Teatro
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