Orihuela presenta un poemario que nace de la interiorización del conflicto económico y sociopolítico.
Desmontar el simulacro de aconflictividad, deshacer la hegemonía por la cual aceptamos la sumisión e interpretamos como natural la explotación, desarmar la ideología del consumo supone, al mismo tiempo, para Antonio Orihuela, una forma de recuperar la dignidad, volver a ser personas y dotarnos de las herramientas para poder formar y organizar una respuesta a un sistema depredador.
A través de una poesía de registro claro, mayoritariamente narrativo, que prioriza las paradojas y la ironía, apoyado en los paralelismos, este autor pone de relieve las contradicciones del capitalismo. Busca, entonces, que el lector participe en esa revelación de la organización ideológica que rige nuestra sociedad. Así, expone y lanza interrogaciones para que el público abandone la pasividad con la que lo educan y pueda comenzar, por sí mismo, a cuestionarse el entorno. Señala los mecanismos de control (en especial los medios de información), denuncia el autoengaño y los instrumentos que posibilitan la dominación.
De este modo, Orihuela presenta un poemario que nace de la interiorización del conflicto económico y sociopolítico, que pretende agitarnos para que rompamos la inercia, comprendamos la complicidad que conlleva la indiferencia y observemos de frente la lógica y las consecuencias del capitalismo.
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