Seis piedras de Portugalete

El escritor Santiago Lorenzo nos guía en un viaje por las calles de la ciudad vizcaína.

, Madrid
06/09/13 · 7:42
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Puente colgante de Portugalete / David Fernández

1. Lo del Puente Colgante de Portugalete. Cómo funciona. A ver. Una estructura de hierro en forma de U invertida. El tablero, a cuarenta metros del suelo. Del que cuelga, por cables, una barquilla (a ver: una especie de casetita donde se meten la gente y los coches). Con un motor eléctrico, la barquilla cruza la ría, suspendida en altura sobre el agua. De forma que el Puente Colgante es doblemente colgante: porque sustenta su armazón en tirantes enclavados en tierra (como todos los puentes colgantes del mundo); y porque la gente va pendiente, volando, colgando como caireles cielo a través (como sólo éste y muy pocos más). No creo que haya quedado muy claro. La cosa es tan sencilla que es medio imposible de explicar.

2. Sales del Puente Colgante y llegas a Portu. Tienes que cruzar una calle que llaman de María Díaz de Haro. Coges entonces Cristóbal Mello y la subes (todo Portu es una cuesta). La primera a la izquierda es Danok Bat. Una calle que empieza con unas escaleras. Esas escaleras son las que interesan. Las pusieron hacia 1971 o 1972. Están hechas a base de piezas de cemento, estriadas para que escurra el agua. Pues bien: las placas son las mismas que se colocaron hace 40 años. Verás en Portugalete mil baldosas, barandillas, rótulos, marquesinas, farolas y bancos que se colocaron hace 40 años, y que siguen prestando servicio porque siguen cumpliendo su función sin que haga falta cambiarlas.

Viví en una ciudad cuya vía grande había sido levantada completamente en tres ocasiones… en un plazo de sólo veinte años. Que es mucho tiempo para la vida de un hombre, pero un instante para la vida de una ciudad. Sospecha uno que este cambiar las cosas que pagamos entre todos tiene que ver con embolsos privados y con la institucionalización de la estafa. Ir a Portu y comprobar que las mismas placas de cemento continúan ahí, y tocarlas, es una forma de confiar en una manera de llevar una ciudad. El déficit municipal es bajísimo. Claro. No te jode.

De regalo, ese cuidado de las cosas ha convertido a toda la margen izquierda en un fascinante muestrario de estética setentera. El mimo por lo que ya estaba puesto cuando llegamos garantiza su perdurabilidad.

3. Portugalete parece una maqueta de tren eléctrico. Con sus dos estacioncitas, su poco de vías, su parque público, su plaza del Ayuntamiento con quiosco de música y un atracadero para barcos de poca eslora. La villa se extiende en la ladera de una colina, hendida longitudinalmente por un túnel muy ferroviario, con sus bocas de entrada y de salida. Visto de perfil, en corte de sección, Portugalete compone un triángulo escaleno en el que su cateto largo queda recostado en la horizontal. El túnel es un agujero que queda entre este cateto y la hipotenusa. Así mirado, Portu es algo parecido a la punta de un cúter, donde el filo es la ladera y el agujero para fijarla al mango es el túnel. El cúter de hacer maquetas. Como la maqueta que es el mismísimo Portu.

4. El pasado mes de julio estaba yo hablando con unos ‘compueblotas’ sobre política vasca. Era en una terraza de Portugalete, a cielo abierto. Nos reíamos a media conversación sobre la eventualidad de que apareciera algún nota de los que andan por el mundo abducidos por ciertos eslóganes mainstream. Que se nos quedara mirando perplejo. Que luego nos expusiera su sorpresa y nos regalara un consejo: “No podéis estar hablando aquí de esto. Porque como todo el mundo sabe, en Euskadi no hay libertad para hablar. Dejadlo, que os van a pegar”. Lo que nos reímos a costa del inexistente. Seguimos hablando.

5. Se supone que la margen izquierda es la orilla industrial y apresurada. La margen derecha, la pudiente y elegante. Una ría se define como el accidente geográfico que se forma en la desembocadura de un cauce fluvial cuando en el mismo penetran las corrientes marinas. Según esto, y a resultas de que la dirección del agua al entrar en el río es la contraria a la que llevaba el discurrir del flujo, Portugalete no se halla en la margen izquierda, sino en la margen derecha. Notación topo-socio-hidrográfica que hace saltar por los aires muchas ideas preconcebidas durante  los últimos ciento cincuenta años.

6. Una vez en Portu cogí una piedra del suelo. La chupo de vez en cuando.

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