En los últimos meses han aparecido iniciativas escénicas que intentan reflexionar acerca de la actual crisis capitalista y crean formas para elaborar hechos y figuras que parecen superar cualquier ficción.
En octubre de 2012 los orígenes de la crisis capitalista en Portugal y el saqueo de su economía por los dictadores financieros (FMI, BCE y BM) se convertían en los grandes temas de Monstro. 1 Calamidade (2012), que el grupo lisboeta Teatro do Vestido mostró en Madrid. Su obra convertía en sensible y potente material de análisis político los cuerpos, relatos y acciones de sus tres intérpretes, a partir de sus propias experiencias individuales, familiares, sociales.
Cinco meses después, en marzo de 2013, el grupo italiano Motus ha presentado dentro del Festival de Otoño a Primavera de Madrid Alexis. Una tragedia griega (2010), una extraordinaria hibridación de teatro físico, investigación, cine y documento. Actores italianos y griegos muestran en paralelo su proyecto de una Antígona actual y su investigación en Atenas del asesinato por la policía del adolescente Alexis Grigoropoulos en 2008. El montaje superpone ensayos y textos de la tragedia con reportajes y testimonios de los movimientos sociales contra el saqueo financiero en Grecia y otros países europeos, y termina transformando la escena en una manifestación que invita a los espectadores a secundar.
Y en Galiza, después de mostrar en el Escena Contemporánea de Madrid el montaje Citizen, su rico culebrón sobre la fundación de Zara y el desastre del capitalismo español, el Grupo Chévere estrenó en febrero pasado en el Consello de Teo (A Coruña), su actual sede, la farsa política Eurozone, que ha prorrogado sus funciones hasta el 17 de marzo.
Superando a la ficción, la gran estafa y el saqueo financiero a costa del empobrecimiento popular han generado una pasarela de delincuentes poblada de banqueros, ejecutivos, obispos, presidentes, ministros, tesoreros e intermediarios de partidos, cuyos fraudes remiten directamente al hampa, como ironizó Brecht con respecto a las crisis de los años '20 y '30 en algunas de sus obras. Hacia este género mira Eurozone.
Si para el ascenso de Amancio Ortega e Inditex Chévere se inspiró en la película Citizen Kane, de Orson Welles, a su vez, ficción del imperio mediático Hearst, para observar con ironía la actual crisis capitalista la compañía nos remite a la película Reservoir Dogs (algo así como “Perros de pantano”), de Quentin Tarantino (1992), y a la deconstrucción de un atraco que acaba en carnicería.
Perros de casino
En una pantalla se proyecta la primera secuencia de Reservoir Dogs: el desayuno de una banda que prepara un robo de diamantes. Desde un lateral, los ocho intérpretes van “doblando” con sus voces a las de los pistoleros, superponiendo un diálogo que ironiza la fundación de Europa y del euro como una violación y una imposición gangsteril. “Gobernar es el arte de repartir equitativamente el dolor”, dice el “Señor Marrón”, uno de los pistoleros.
Una vez creada la convención, las actrices y actores, vestidos de traje y corbatas negros, como en el filme, maquillan heridas y sangre en sus rostros, y proponen al público un juego de parodiar secuencias de la película, trasponiendo accidentes y balaceras del atraco a las distintas fases de la crisis capitalista.
Durante toda la obra, como en la película, hay un personaje que se está desangrando, en este caso España. Hay una alternancia de planos de parodia, ficción y análisis político que establece claramente el encubrimiento e imposición de los intereses corporativos y mercantiles con eslóganes de una supuesta comunidad europea.
El juego teatral emplea un relevo de nombres de países, de personajes y de los intérpretes, de palabras de los personajes y comentarios de los actores que van traduciendo y contaminando la jerga del thriller a los mecanismos de crisis. De los Señores Rosa, Blanco, Naranja, etc., de Reservoir Dogs, las figuras van cambiando a Francia, Reino Unido, Alemania, España, Merkel, De Guindos, Rato, Draghi, FMI, BCE…
En un pasaje, el actor Pepe Penabade corrige la interpretación de los actores / figuras Arantza Villar / España y Manuel Cortés / Francia, y les explica: “España tiene un colapso bancario e financiero, un disparo en el sector de la construcción. Algo que duele mucho y provoca una hemorragia de desempleo casi imparable, que pudo empezar en cualquier lugar, pero que se fue extendiendo desde el Sureste, en la CAM, pasando por el centro, por Bankia, hasta llegar al Noroeste, con Caixa Galicia e Caixa Nova...”
En otro momento, un tal Rato dice: “¿Quieres que te diga algo del FMI? El informe sobre España es el mismo que el de Ecuador del año 79, o de Zambia del 83, de Thailandia del 90, de Argentina de 2000... ¿quieres que siga? Es el mismo documento pero con los nombres cambiados”.
El espacio está enmarcado por una hilera de sillas, una araña de cristal, la pantalla y dos escaleras mecánicas inmóviles, que la parodia va transformando desde el supuesto almacén del filme a un “casino sin inaugurar”. Es el Troikasino, que invita al público a jugar en la Tragaperrastroika, y conseguir un Troik Pot de “hombres de negro”, y premia a un espectador con la posibilidad de disparar a un líder europeo, que los “gangsters” deciden que sea Angela Merkel.
A toda mecha
El trabajo de los cinco actores y tres actrices de Chévere contiene y transmite una energía contagiosa. El juego de desdoblamientos en las figuras gangsteriles y políticas, en las voces, tonos y planos de la función es ágil y equilibrado, ofrece un continuo fluido de “teatro en el teatro”, sin estridencias.
Entre sus hallazgos cinéticos destaca la parodia de la secuencia fílmica de tortura de un policía; aquí, “Draghi” trae hasta el casino a “Mónica / Rato” y “Pepe / Alemania” le quema la barriga con un hierro al rojo marcándolo con el símbolo del euro.
Vimos en el Auditorio da Ramallosa la sexta función de Eurozone y mostraba un equilibrio muy delicado en el entrelazamiento de su corriente espectacular y su argumentación política, en la búsqueda de un punto medio que mantenga el interés en su ironía y reflexión sobre la actual situación política y económica tanto de los espectadores más inquietos como de los menos informados.
Quizá la zona más frágil del espectáculo, que puede evolucionar en el contacto con los diferentes públicos, es su transición desde la parodia de la película al juego del “Troikasino”, que invita a los espectadores a manifestar su descontento.
Funciones de Eurozone: hasta el 17 de marzo en el Auditorio da Ramallosa, Teo, A Coruña.
Funciones de Citizen: 22 y 24 de marzo en el Auditorio da Ramallosa, Teo, A Coruña.
Más información: redenasa.tv
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