SEXUALIDAD: UN BREVE RECORRIDO HISTÓRICO SOBRE LA EYACULACIÓN DE LAS MUJERES Y LA ACTUAL NORMA SEXUAL
¡Nosotras también eyaculamos!

De Aristóteles a algunas reflexiones contemporáneas sobre la eyaculación femenina, de la que sigue sin existir mucha información.

TEXTO DE FUENSANTA GARCÍA, Psicóloga y sexóloga

01/02/11 · 8:00
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Ilustración: Irene Cuesta.

Las primeras anotaciones
occidentales sobre la eyaculación
 femenina corresponden
 al mismísimo Aristóteles,
 quien observó que algunas
 mujeres expulsaban un fluido durante
 el orgasmo, posiblemente el
 mismo que más tarde Galeno e
 Hipócrates denominaron ‘semen femenino’.
 Pocas referencias más
podemos encontrar hasta el nacimiento
de la medicina moderna,
 acaso por casualidad, acaso por
desinterés, acaso por un intento de
 espiritualizar los cuerpos por encima
 del pecado de la carne y la emisión
 desmesurada de fluidos (sudor,
 orina, lágrimas...).

Fue el anatomista holandés R. de
Graaf quien en el siglo XVII hizo una
 primera descripción más exacta de
 este líquido generado en la próstata
femenina, un líquido “expulsado
 con ímpetu y en chorro durante el
orgasmo (…), que no es orina ni fluido
vaginal
” y que “hace a las mujeres
 más libidinosas”. Desde entonces,
 el tema ha sido objeto de interés y controversia.

La próstata femenina

Tras los primeros informes de Graaf
 (1672) sobre la próstata femenina y
la descripción de A. Skene en 1880
 de conductos a ambos lados de la uretra con limitada función secretora,
 la primera controversia por la naturaleza
de esas expulsiones se produj o
bien entrado el siglo XX entre
 aquellos que aseveraban que las
 contracciones musculares de la vagina
 durante el orgasmo no podían
implicar la expulsión con fuerza de
secreciones vaginales y aquellos que
 defendían que la mujer tiene próstata
 y que, por tanto, puede eyacular
un fluido distinto al de la lubricación
 vaginal. Esta orientación suponía
 una ruptura del paradigma dominante
de sexualidad
y del papel central
 del clítoris durante el orgasmo.

 

En 1950 Gräfenberg plantea la existencia delpunto G, cuya estimulación provocaría la emisión de un líquidoAsí, cabe destacar el trabajo de
 Gräfenberg (1950), que quiso demostrar
la presencia de un área (denominada
 punto Gago o punto G)
 en el tercio medio de la pared anterior
 de la vagina, cuya estimulación
 conllevaría la emisión de un líquido
 en el momento del orgasmo. Su trabajo,
 continuado sólo a partir de los
 años ‘80, supuso un cambio en el estudio
 de la respuesta sexual femenina
 y una enmienda a esta mal entendida
incontinencia urinaria.

Hoy está aceptado que la estructura
 anatómica de la eyaculación femenin a
responde a las abundantes
 glándulas uretrales, parauretrales
(similares a las masculinas) y a las
 de Skene, denominándose en su
conjunto próstata femenina, que
drenan cierta cantidad de líquido a
 la uretra
. Este líquido, segregado durante
las contracciones orgásmicas
,
 puede ser emitido bien hacia el exterior
bien hacia la vejiga urinaria
 (eyaculación retrógrada). Ya sea por
 acumulación de sangre en los tejidos
 circundantes, por la presión
 ejercida sobre la pared vaginal durante
 la estimulación del clítoris (entre
 otras zonas), la próstata femenina
 produce fluidos en cantidades variables que se podrán liberar al exterior
o no. No es solo cuestión de
 trigonometría, sino también de
anatomía y apreciación subjetiva;
 depende de cada mujer.

El ‘don de los líquidos’

De argumentaciones como “es incontinencia
urinaria”, “exposición
 desmesurada” o “situación a corregir”
surge la controversia en torno a si la tradición hegemónica
sigue escogiendo los cuerpos ‘demasiado humanos’ como metáfora
 para aplicar la moral. Si nuestro
cuerpo sexuado ha sido constantemente
 desvalorizado, y las pulsiones
 carnales no ortodoxas o reproductivas
 ampliamente reprimidas,
 parece que todo acto contraceptivo
es una falta a la moral
, carece
 de interés y su derramación desmesurada
ha de ser eliminada o
 contenida. Sobre todo si es orina
 que, además, resulta repugnante.

Si la emisión que algunas mujeres
 manifiestan en el momento del orgasmo
 es orina o producto de la
próstata sólo tiene interés médico.
 La próstata femenina no es ajena al
 orgasmo porque emite una mayor o
menor cantidad de fluido con componentes
 químicos propios. Pero la
 cantidad y la dirección de la eyección
 es variable en cada práctica, depende
 del tamaño de la estructura
 glandular de cada mujer y comparte
 salida en la uretra con otros fluidos,
por eso puede no ser percibido, salir
 a chorros o en verdad ser orina. Aún
 con todo esto, la angustiosa duda sobre
la posible incontinencia se convierte
 en un motivo de consulta y
hasta de contracción e inhibición de
la emisión.

La próstata femenina
produce fluidos en
cantidades variables que
pueden liberarse al
exterior o no

Más allá de la falta de estudio e
 información, no podemos olvidar
 que la narración de nuestro cuerpo
 está integrada dentro una cultura en
la que la moral higienista, la norma
 sexual y ‘la cópula correcta’
están
ampliamente extendidas y acaban
 generando disfunciones.
 Cabría preguntarse qué es lo que
 hace que hoy estemos hablando de
 esto. Repensar el cuerpo de la mujer
 desde la eyaculación no necesariamente
 implica una mejor sexualidad
 ni desestabiliza la norma sobre
cuál debe ser nuestro deseo. Cabría
preguntarse por el marco conceptual
 en el que esto está sucediendo y
cuáles son las transformaciones en
el modo de representar nuestro
 cuerpo sexual a las que ello nos llevaría.

El reconocimiento científico
de las particularidades anatómicas
y
 fisiológicas no debería determinar
las prácticas eróticas
. Habría que resistirse
 a que esto ocurriera aunque
 sea, sin embargo, inevitable. Nuestra
 sexualidad está siempre inserta
en una narración colectiva.

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comentarios

2

  • |
    anónima
    |
    02/02/2011 - 4:50pm
    Fantástico el artículo, lo sumo a la lista de links que paso a la gente después de los talleres.
  • |
    anónima
    |
    01/02/2011 - 4:44pm
    Muy bien, ahora, a mí si me mean encima no me gusta. Llámalo moral higienista llámalo x
  • separador

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