La autora explica cómo se han desarrollado los partos domiciliarios y las condiciones en que se producen los alumbramientos en hospitales y clínicas.

Este año se conmemora el 25 aniversario de la Asociación Nacer en Casa. La asociación acoge al 90% de las profesionales que asisten nacimientos domiciliarios en España, en su mayoría matronas, puesto que legalmente es competencia de las comadronas el seguimiento del embarazo, el parto y puerperio (coloquialmente cuarentena) de bajo riesgo.
Los partos asistidos en las casas son igual de seguros que los atendidos en hospital. Numerosos estudios así lo prueban. La participación, autonomía, satisfacción y protagonismo, sin embargo, son estadísticamente mayores en los partos domiciliarios.
Se implantaron protocolos más respetuosos en algunos hospitales y se
empezaba a trabajar atendiendo a la fisiología y los deseos de las
mujeres Algunas cosas han cambiado en estos 25 años. No hace tanto tiempo que muchas mujeres pensaban con terror en los hospitales y en la violencia obstétrica que en ellos se ejercía. Se consiguió instrumentalizar tanto los partos que en 2007 el Ministerio de Sanidad creó la Estrategia del Parto Normal, respaldada por asociaciones de mujeres y profesionales, con el fin de humanizar los nacimientos. Asimismo, empezó a resonar la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHANL), lanzada en 1992 por UNICEF para que las maternidades que acreditaran buenas prácticas en la promoción de la lactancia obtuvieran un galardón. Actualmente en España, sólo 16 hospitales tienen la acreditación, tres de ellos en Madrid.
A raíz de estas propuestas parecía que “algo” se movía. Se implantaron protocolos más respetuosos en algunos hospitales y se empezaba a trabajar atendiendo a la fisiología y los deseos de las mujeres.
Pese a todo, diariamente se dan casos en los que nada ha cambiado. Sigue habiendo abuso de prácticas como la episiotomía –incisión quirúrgica en la vulva para “facilitar” la salida del feto– o la rotura de la bolsa, la separación de madre y bebé tras el parto, el uso injustificado de oxitocina para acelerar los procesos, o las cesáreas, cuya tasa no ha disminuido sustancialmente.
Al fin y al cabo, los hospitales son una gran máquina, con sus rutinas, el factor personal en la asistencia, y sus situaciones impredecibles. En algunos hospitales, sobre todo en los sometidos a procesos parciales o totales de privatización, pero no únicamente, hay que reseñar las condiciones laborales a las que se ven sometidas las matronas, con contratos precarios renovables (o no) cada pocos meses, aumento de las guardias mensuales, reducción de plantilla y recortes en los salarios de hasta un 30%. Pese a ello, muchas compañeras ofrecen una atención exquisita a las mujeres y a sus acompañantes. Son profesionales concienciadas que hacen su trabajo con cariño y dedicación.
Sin embargo, algunas mujeres siguen prefiriendo parir en la intimidad de su hogar, rodeadas de quienes ellas eligen, sabiendo que sus ritmos se respetan y ofreciendo a sus hijos e hijas un recibimiento cálido y sosegado.
Aunque numerosos estudios avalan la opción de la asistencia en domicilio y en muchos países de nuestro entorno se ofrece dentro de los Servicios Nacionales de Salud, en España no se contempla. La Asociación reclama que esta asistencia se incluya en la cartera de servicios de la Sanidad Pública para que pueda ser gratuita y universal.
Queda mucho camino por recorrer para reconciliar diferentes opciones, todas válidas y necesarias, en pro de una asistencia integral y de calidad. Mientras tanto, vamos a festejar la vida y la andadura de las profesionales y familias que en estos años han compartido saberes, reflexiones y experiencias.
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