/ J. MORA - KALVELLIDO

La gripe aviar está generando
una enorme alarma
social y ruido mediático
que evidencian algunos
de los principales problemas
que afectan al modelo económico,
los sistemas de producción, el
comercio internacional y las formas
de gobernar los países. Esta
crisis sanitaria, en la que se acaban
de confirmar los primeros casos
de esta enfermedad en humanos
en China, se explica a partir
de diversos factores:

GLOBALIZACIÓN

El modelo de globalización promovido
por el Banco Mundial, el
Fondo Monetario Internacional
y, sobre todo, por la Organización
Mundial del Comercio, que
pretende crear un inmenso mercado
mundial en el que los países
desarrollados impongan a los
‘en vías de desarrollo’ unas políticas
de despojo de sus recursos
naturales (como tradicionalmente
venían haciendo) y de desmontaje
de sus servicios públicos
esenciales, entre ellos los de
salud pública. La ausencia de
regulación y la avaricia de las
multinacionales hacen que, además
de importar recursos a bajo
precio, también se importen los
riesgos de unos países cuyos sistemas
productivos no contemplan
las medidas de higiene y
protección básica en la manipulación
de productos relacionados
con la salud, como las que existen
en los países desarrollados.

ESTRATEGIA DEL MIEDO

La estrategia del miedo promovida
por los gobiernos estadounidense
y europeos, que, una vez
desaparecida la amenaza de los
países comunistas, se han quedado
sin enemigo que justifique las
políticas de vigilancia, represión
y control. La amenaza del terrorismo
islámico ha venido a llenar
ese vacío, pero también sirven
otras amenazas más cercanas y
tangibles como las epidemias de
sida, las vacas locas o la gripe
aviar, que permiten imponer medidas
de seguridad recortando
derechos civiles, hasta ahora considerados
intocables. El anuncio
de algunas autoridades europeas
de que la pandemia de gripe aviar
podría matar a 150 millones de
personas constituye un ejemplo
de información aterrorizadora
que prepara a la opinión pública
para aceptar cualquier recorte de
derechos cívicos. Como ejemplo
del estado de pánico de la población,
podemos señalar que se
han agotado los fármacos antivirales
en Andorra, dado que no
están comercializados para su
venta al público en España.

MARKETING

Las políticas de marketing de las
autoridades sanitarias europeas,
nacionales y autonómicas, que
pretenden mostrar a la opinión
pública su voluntad de control de
la salud a través de la sobreinformación
y la sobreactuación.
Asistimos estupefactos a una
competición de las administraciones
por adoptar medidas legislativas
o acumular antivirales
y vacunas, estén o no justificadas
por la evidencia científica y cualquiera
que sea su coste económico
(aunque haya que desatender
otros servicios sanitarios o de
salud pública fundamentales). En
España, conseguir acumular antivirales
para tratar al 25% de la
población supondrá un gasto de
100 millones de euros (casi 18.000
millones de pesetas, que habrá
que sacar de otras partidas sanitarias
en una situación de grave
subfinanciación del sistema sanitario).
Ninguna autoridad podrá
de esta manera ser tachada de
irresponsable.

MEDIDAS IRREALES

La ausencia de consistencia y la
desigualdad de las medidas adoptadas,
dado que no es posible fabricar
los millones de dosis de
antivirales (desde un punto de
vista técnico o financiero) necesarios
para vacunar al 25% de la
población mundial, especialmente
la que vive en Asia, América
Latina y África, que es la
más expuesta a la mortalidad
por esta enfermedad (en el caso
de que se trasforme en la pandemia
que se nos anuncia).

FARMACÉUTICAS

El afán de lucro de los laboratorios
farmacéuticos que han batallado
por evitar que los antivirales
puedan ser fabricados por los
países subdesarrollados, poniendo
el sacrosanto derecho de propiedad
de las patentes (uno de
los pilares de la políticas de la
Organización Mundial del Comercio)
por encima de los derechos
de las personas a recibir
asistencia. Resulta curioso que
algunos países en vías de desarrollo
hayan anunciado que
son capaces de fabricar estos
medicamentos a un coste menor
y con igual calidad que los países
de tecnología avanzada.

DESINFORMACIÓN

Por último las políticas de desinformación
(por exceso o defecto)
que no explican que los fármacos
antivirales no constituyen
una barrera infranqueable frente
a la enfermedad, tienen un
alto coste e importantes efectos
secundarios.

La clave sigue residiendo en
que la enfermedad aún no puede
ser transmitida de persona a
persona por vía aérea, lo que
transformaría la enfermedad en
pandemia, y que las medidas
más apropiadas son el control y
las medidas de higiene de los
animales en las granjas, lo que
exige inversiones y ayudas a los
países subdesarrollados, donde
hasta ahora está confinada la
enfermedad.