REPORTAJE: UN ENSAYO CON ARROZ TRANSGÉNICO EN BEBÉS REVELA LA FALTA DE SEGURIDAD SANITARIA DE ALGUNAS INVESTIG
El ‘jardinero fiel’ viaja a Perú, un nuevo paraíso para la experimentación médica

Perú constituye un vergel legal para la investigación científica debido a su laxa regulación sobre ensayos clínicos. Dos madres piden justicia porque
experimentaron con sus hijos enfermos sin su consentimiento.

, Lima (Perú)
09/09/10 · 12:00
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Diana Canessa recuerda al milímetro aquel viaje a uno de los mejores pediátricos de Lima. Una mañana de febrero de 2005. Su bebé de ocho meses enfermísimo de diarrea. Doctores y enfermeras amables. Sin saberlo, su hijo formó parte de un proyecto de investigación llevado a cabo por una entidad privada peruana sin ánimo de lucro llamada Instituto de Investigación Nutricional (IIN) junto al laboratorio estadounidense Ventria Bioscience y la Universidad de California Davis. El ensayo se llevó a cabo en 140 niños del Instituto Especializado de Salud del Niño de Lima y el Hospital de Belén de Trujillo. Para tratar la diarrea usaron en un tercio de los niños una solución de rehidratación oral que contenía genes de proteínas humanas introducidos en arroz.

 

“Si en el documento que firmé en
el hospital hubiera estado la palabra
experimento yo no hubiera aceptado,
aunque en ese momento no tuviera
plata. Se aprovecharon de mi
necesidad, de la situación, de mi hijo,
de que no teníamos dinero”, se lamenta
Canessa, madre de 28 años
que vive en Carabayllo, uno de los
distritos marginales al norte de Lima.

Secuelas tras el ensayo

Canessa incide en que nunca dio el
consentimiento para que su hijo
fuera uno de los 140 bebés usados
como conejillos de indias en este
ensayo clínico con arroz transgénico.
Cinco años después, el niño
sufre alergias quizá provocadas por
el experimento y la doctora de la
Asociación Médica de Perú que denunció
el caso, Flora Luna, afirma
que está en juego la posibilidad de
que en el futuro pueda sufrir alzheimer,
cáncer o artritis.

“Tienes que firmar, apúrate mamita
porque ¡mira cómo está tu bebé!”,
recuerda Canessa que le dijo la
enfermera. La practicante rellenó el
formulario por ella, le dijo que era
un nuevo programa y que su niño
iba a mejorar rápido. Nadie le explicó
que era un experimento o de qué
se trataba el mismo. Tampoco tuvo
oportunidad de leer el protocolo en
sí, que de todas formas estaba escrito
en un lenguaje técnico y evasivo.

El experimento se prohibió en monos
en EE UU antes de que se
realizara con recién
nacidos en Perú

Debido a la extremadamente laxa
legislación peruana para regular los
ensayos clínicos, el país se ha convertido
en una suerte de paraíso para
investigadores y laboratorios del
hemisferio norte. “Los que quieren
aprovecharse de la gente pobre, indigente,
aquí tienen todas las oportunidades”,
dice Alexandro Saco,
analista independiente que trabaja
sobre cuestiones de sanidad pública.
La doctora Luna, ex presidenta
de la Asociación Médica de Perú,
indica que la agencia gubernamental
estadounidense FDA, Food and
Drug Administration (Administración
de Alimentos y Fármacos), había
prohibido tres veces este experimento
médico en monos en EE UU
antes de que se realizara con recién
nacidos en Perú.

Contra el Estado

Diana Canessa y Johana Sánchez
están detrás de la denuncia que, en
enero de 2010, interpuso contra el
Estado peruano el Instituto de Defensa
Legal (IDL)
, una organización
de derechos humanos que hace seguimiento
de políticas públicas. La
Asociación de Médicos de Perú había
presentado ya en 2006 una denuncia
que fue desestimada. Sánchez,
quien llevó a su hijo al hospital
dos días después que Canessa y recibió
una información similar, apunta
que le pareció raro que el Estado
fuera tan generoso: pañales, medicamentos,
almuerzos, balones y camisetas
de regalo. La diarrea de ambos
niños mejoró a corto plazo, pero
a los pocos días ambas tuvieron que
volver a llevar a los niños al hospital.
Desde entonces, según relatan
las madres, sus hijos son enfermizos
y han desarrollado diferentes
cuadros alérgicos.

Si bien no se conocen con certeza
los efectos del biofármaco que
utilizaron con sus hijos en fase experimental,
la polémica está servida.
“Las variaciones en las proteínas
de la solución usada generan
una alteración en el sistema inmune.
A corto plazo provocan reacciones
alérgicas. A largo plazo se describen
enfermedades como artritis,
alzheimer e incluso cáncer”, advierte
la doctora Luna.

Otros médicos discrepan y consideran
esta hipótesis alarmista. Al ser
el alzheimer y el cáncer enfermedades
que se desarrollan a largo plazo,
es difícil demostrar su relación con
transgénicos. El doctor Ricardo Fujita,
de la Facultad de Medicina de la
Universidad de San Martín de Porres
de Lima, es un ferviente defensor de
los mismos: “Este ensayo fue positivo
porque vi los resultados científicos.
No tiene nada de criminal porque
va a ayudar a gente pobre”.


CAMBIAR LA LEY PARA RETROCEDER EN DERECHOS

A.T. / Lima

Diana Canessa y Johana
Sánchez piden justicia y un
seguro de salud de por vida
para sus hijos. “También
luchamos por los derechos
de los demás”, expresa Sánchez.
En la actualidad, Perú
no cuenta con una legislación
apropiada sobre ensayos
clínicos, pero no siempre
ha sido así. La ministra de
Salud, Pilar Mazzetti, promulgó
una ley en 2006 acorde a
las normas internacionales.
Ofrecía a los peruanos que
se sometieran a ensayos clínicos
información adecuada
en su idioma nativo y un
seguro de salud completo.

El posterior ministro de salud,
Carlos Vallejos, modificó la
ley en enero de 2007 con la
eliminación de la condición
del seguro médico y muchos
otros artículos, convirtiendo
a Perú en un destino muy
atractivo para la experimentación
científica. “Vallejos
era uno de los médicos que
hacían ensayos clínicos y uno
de los principales investigadores
en temas de cáncer,
por lo que había intereses
obvios”, señala el investigador
en políticas de salud
pública Alexandro Saco.

El cambio legislativo dejó desprotegidos
nuevamente a los
pobres, a las minorías y las
poblaciones más vulnerables.
Saco subraya que además
de que es más barato
realizar esta clase de investigaciones
en países empobrecidos
como Perú, al haber un
marco legal más distendido
los laboratorios encuentran
más facilidad para el abuso
impune.

Las madres denunciantes
señalan que no desconfiaron
porque se trataba del Hospital
del Niño, uno de los
pediátricos con más reputación
del país.
Sánchez denuncia: “No porque
tengamos pocos recursos
se pueden aprovechar.
Ahora vivo con miedo, con
la incertidumbre del no
saber qué le pasará a mi
hijo más adelante”.

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