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¿Neuromejora o dopaje intelectual?

La Unión Europea estudia las técnicas de “neuromejora” destinadas a aumentar el rendimiento académico o laboral.

, Barcelona
18/06/16 · 7:11
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Se conoce bien cómo en el deporte de alta competición hay mecanismos antidopaje, más o menos efectivos, para regular esa tentación de sacrificar la propia salud mediante la química en aras de lograr un mayor rendimiento. Pero el dopaje también existe en otras “competiciones”. El deseo de progreso y mejora de la productividad, sumado a la ambición que se promueve en el individuo, convierte varias drogas en algo atractivo y al margen del estigma que en muchas ocasiones supone darse al consumo de otras sustancias que también actúan en el sistema nervioso y no están socialmente aceptadas.

La “neuromejora” busca tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, así como aplicaciones para incrementar el potencial del cerebro en ciertas facetas como la resistencia a la fatiga, la concentración durante periodos de tiempo más largos, ampliar la memoria, etc. Por esta razón, este tipo de medicamentos adquiere cierta relevancia mediática en periodos de exámenes, oposiciones y pruebas de aptitud.

La ciencia positivista distingue dos categorías distintas de neuromejora: la enfocada a las personas con un diagnóstico (terapéutica) y la que se dedica a personas sin diagnóstico (no terapéutica). En ambas categorías se busca modificar alguna de las capacidades cognitivas de la persona que se somete al experimento.

La Unión Europea no ha hecho oídos sordos a esta nueva tendencia. Núria Saladié explica en qué consiste el proyecto NERRI, coor­dinado en el Estado español por la investigadora de la UPF Gema Revuelta. “El proyecto europeo NERRI aplica el concepto de investigación e innovación responsables en el campo de la neu­romejora, que investiga cómo me­jorar las capacidades cognitivas a través de tecnologías, métodos o sustancias”, explica Saladié. “El proyecto quiere saber qué piensa la ciudadanía sobre la neuromejora y preparar un paquete de recomendaciones para su futura regulación”, subraya.

Los fármacos deben utilizarse sólo cuando la persona sufre un problema psiquiátrico

Saladié reconoce la influencia de los nuevos ritmos de trabajo en esta tendencia. “Hay diferentes motivos que pueden hacer que las personas consideren las técnicas de neuromejora no-terapéutica. Los nuevos ritmos de trabajo (es decir, la competitividad laboral o las profesiones mentalmente muy exigentes) son uno de estos motivos, como también lo es la presión académica en estudiantes”, señala esta investigadora.

Asimismo, apunta que “hay personas que simplemente se muestran abiertas a probar técnicas de neuromejora no-terapéutica. A día de hoy, no obstante, una de las preguntas más frecuentes es sobre los posibles efectos a largo plazo de la neuromejora, que todavía se desconocen”, explica.

Dentro del Estado español hay algunas voces que defienden el uso de estas drogas en un contexto de despenalización de todas las sustancias. Una de ellas es la del profesor de filosofía y nutricionista deportivo Juan Carlos Ruiz Franco, autor del libro Drogas inteligentes. Ruiz Franco defiende “la libertad de consumo de todas ellas, como instrumentos que nos ofrecen la naturaleza y la química, que pueden usarse de forma adecuada teniendo información verídica sobre ellas, lo cual dificulta el actual prohibicionismo”.

Otras voces, como la de María Jesús Mardomingo, especialista en psiquiatría para el niño y adolescente, critican el uso de estas drogas: “Mi opinión personal es que los fármacos no deben usarse para mejorar el rendimiento intelectual. Los fármacos deben utilizarse sólo cuando la persona sufre un problema psiquiátrico, que ha sido correctamente diagnosticado, y para el cual existe un tratamiento cuya eficacia en ese trastorno está demostrada”.

Es importante tener en cuenta toda la información posible sobre efectos nocivos, interacciones con otros fármacos, condiciones físicas o psíquicas a la hora de tomar la decisión de consumir drogas, así como sobre los efectos que esperamos obtener. En cambio, también cabe plan­tearse si queremos seguir llevando un estilo de vida que nos hace enfrentarnos entre personas como sociedad competitiva y promueve una extralimitación de lo saludable (también individualmente) para alcanzar el éxito.

Las tres drogas‘estrella’

En la “neuromejora” farmacológica destaca el uso de tres drogas: el modafinilo, el metilfenidato y el donazepilo. El modafinilo es una droga que se prescribe a personas que han sido diagnosticadas con narcolepsia. Sus efectos a largo plazo no han sido estudiados y los secundarios a corto plazo han sido obviados gracias a su efectividad para reducir la sensación de fatiga e incrementar la concentración en el trabajo. El metilfenidato se diseñó para tratar a diagnosticados con el polémico trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y tiene importantes efectos adversos. Se utiliza para mejorar –y sobre todo alargar– el desempeño laboral. El donepezilo, usado en personas con alzhéimer, tiene como efectos adversos más frecuentes: diarrea, naúseas y dolor de cabeza. Este compuesto se utiliza para mejorar la memoria.
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