La autora se puso pendientes de perlas para asistir al Congreso Mundial de la Familia y conocer de primera mano las ideas-fuerza del extremismo cristiano.
- CONGRESO. La cita fue patrocinada por empresas y plataformas. / Foto: HO
Ni la tradición judeocristiana
ni la educación
con las monjas
fueron preparación suficiente
para mi labor como insider
durante los tres días de celebración
del Congreso Mundial de
la Familia, organizado por Hazte
Oír, su equivalente estadounidense
y toda la Brunete mediática de
ambos lados del Atlántico.
Mi preocupación inicial por que
no se notase que los pendientes de
perla eran falsos en seguida se tornó
en estupefacción y rabia cuando
escuchaba a las cerca de mil
personas que contestaban a coro
al grito de “¡Viva Cristo Rey!” entonado
desde el púlpito. Perdón,
escenario del auditorio del Palacio
de Congresos de Madrid.
Fueron muchos los despropósitos
dichos en torno a la familia, empezando
porque, con frecuencia,
eran curas y obispos quienes insistían
en que la labor humana más
importante, el destino absoluto de
las personas en esta vida terrenal,
es casarse y tener descendencia.
Sin entrar en su hipócrita concepción
del Estado, éstas son algunas
de las obsesiones del extremismo
cristiano.
HOMOSEXUALIDAD. El lobby
gay quiere dominar el mundo.
Dado que “como todo el mundo
sabe, son promiscuos por naturaleza”,
la reivindicación del derecho
al matrimonio es un subterfugio
para introducir cambios en las
pautas culturales y morales de la
sociedad a través de la educación
sexual en los colegios.
FEMINISMOS. La “ideología de género”,
a diferencia de la terrible amenaza
homosexual, encarnada en sujetos
concretos, no se sustenta en un
movimiento de mujeres sino que es
un invento de la ONU y la “nueva ética
internacional” para acabar con la
familia.
ANTICLERICALISMO. La “gente de
fe” sufre una persecución mundial.
Son atacados, ridiculizados, tachados
de intolerantes, injustamente
discriminados. Paradójicamente,
uno de los agentes de esta persecución,
además del comunismo y el secularismo,
es el islamismo.
ABORTO. Pero sin duda el mayor
problema y pecado mundial es el
aborto. Sobre este tema no es necesario
argumentar, pues está fuera de
todo posible debate. En cambio, da
mucho juego para hacer vídeos con
fetos diseñados por ordenador y congratularse
de que, gracias a los rezos
y acoso frente a las clínicas, esa niña
de 11 años haya podido convertirse
en madre en vez de asesina.
POBLACIÓN. Winter is coming! El
“invierno demográfico” es el nuevo
apocalipsis. ¿Sus causas? Añade a
todo lo anterior pérdida de fe, pornografía,
divorcio, reproducción asistida
y una sospechosa incapacidad para
entender los conceptos más básicos
de estadística poblacional.
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