COMARCA PASIEGA // ANTE ESTA CRÍTICA SITUACIÓN, RESULTAN IMPRESCINDIBLES MEDIDAS QUE PROTEJAN Y DINAMICEN LA C
Un patrimonio en peligro

La comarca pasiega es uno de los valores patrimoniales
más importantes de Cantabria. Tiene la
‘cabaña’ como elemento central y un paisaje singular,
resultado de cinco siglos de interacción humana
con el medio físico. El entorno natural, la
cultura propia y la sostenibilidad económica se
hayan en declive. Si no se toman medidas urgentes,
la pasieguería tal como la hemos conocido a
lo largo de la historia, podría desaparecer.
Estamos hablando del 15% del territorio de nuestra
Comunidad Autónoma, aunque sea poco más
del 3% de la población.

14/02/08 · 0:00
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MODOS DE VIDA. La cabaña sólo se puede conservar si está habitada / Nacho Modinos

En los años ‘80, las pequeñas explotaciones
ganaderas fueron incapaces
de cumplir las exigencias de las
nuevas normativas de la CEE. La falta
de infraestructuras y la compleja
orografía de los valles pasiegos fueron
las principales causas de esta
crisis. El sistema económico que
conformó este entorno social, cultural
y natural quedó agotado y no lo
ha sustituido nada.

Ante esta situación de abandono y
emigración, las cabañas han ido integrándose
en el mercado inmobiliario.
Esto ha supuesto la pérdida de
parte del patrimonio por la reforma
arbitraria de las edificaciones, el deterioro
del paisaje por el descuido de
las fincas, la desaparición de la actividad
económica de las cabañas, el
abandono de los modos de vida y tradiciones,
etc.

Plan Especial de Protección
y Ordenación

Dada esta crítica situación, y con
miedo a que el actual proceso de
degradación se consolide irreversiblemente,
resultan imprescindibles
medidas que protejan y dinamicen
la comarca.

El Gobierno de Cantabria ha encargado
la elaboración de un Plan
Especial de Protección y Ordenación
del Territorio Pasiego a la empresa
madrileña Ezquiaga. El borrador de
este plan está pendiente de revisión
por parte de la Administración.
Del contenido de este borrador sólo
ha trascendido que se van a determinar
distintos usos según la zonificación:
las zonas más altas, que son
las más antiguas y de mayor valor
patrimonial, serán las zonas con normativa
más restrictiva.

El Director General de Ordenación
del Territorio, Luis Ángel Collado,
ha manifestado su intención de
que este plan salga en 2008. Afectará
al 15% del total del territorio autonómico
(si bien sólo se trata del 3,58%
de la población).
No obstante, el Gerente de la
Agencia de Desarrollo Comarcal de
la zona, José Carral, ha manifestado
un cierto escepticismo, antes incluso
de publicarse. Se teme que las actuaciones
se queden en el papel.
La restrictiva Ley del Suelo de
Cantabria 2001, que imponía un estado
de “congelación”, no ha impedido
la transformación desordenada
de un importante número de cabañas.
Existen ciertas dudas de que
la situación vaya a mejorar con un
plan que se está tramitando sin siquiera
haberse hecho previamente
un catálogo de la zona. Tampoco se
conoce cómo se va a capacitar económica
y socialmente a los ayuntamientos
afectados para que lo
puedan aplicar.

Además, la pasieguería abarca varias
jurisdicciones y una pluralidad
de administraciones sobre un mismo
territorio coherente. Esto supone un
impedimento añadido.

Diversificación

La clave de la cuestión podría estar
en conservar la cabaña, y los elementos
que configuran este paisaje,
mediante una diversificación de
usos que dinamicen la economía.
Una economía mixta, tan tradicional
de la Cantabria rural, adaptada
a los tiempos.
La ganadería debería seguir teniendo
peso en la comarca, ubicándose
en las zonas más adecuadas para
ello (fondo de valles y con buenos
accesos). En las cabañas dispersas
también sería necesaria una cierta
carga ganadera para el mantenimiento
de las fincas (vacas, cabras,
ovejas…), que además podría suministrar
materias primas a la industria
artesanal cercana.

Las praderas de pendiente imposible
aún no se han “ido a monte” ya
que, en su mayoría, están siendo conservadas
por gente mayor (pensionistas
y jubilados). Este laboreo tradicional
tiene los días contados y los
procedimientos de limpieza mecánicos
son caros y difícilmente adaptables
a la orografía. Se hace urgente
la creación de pequeñas empresas
dedicadas al mantenimiento de las
fincas que, además de conservar la
singularidad de los prados, repercutan
en la economía local.

Al igual que un paisaje conformado
por la acción humana sólo puede
pervivir mientras siga existiendo esa
interacción, la cabaña sólo se puede
conservar si está habitada. Es por
tanto imprescindible asumir el uso
residencial de estas edificaciones,
permitiendo su rehabilitación. Esta
transformación debería realizarse
manteniendo el espíritu de la cabaña.
Para esto se propone que los
ayuntamientos dispongan, junto al
PGOU, de un catálogo de tipologías
aceptadas y aceptables en las construcciones,
los anejos, las parcelas y
los accesos (estilos, materiales, techumbres,
colgadizos…)

Estableciendo claramente las limitaciones
y asesorando los proyectos
arquitectónicos, se lograría
la pervivencia del patrimonio mediante
un desarrollo ordenado. Relanzando
de paso una construcción
especializada que recuperase oficios
tradicionales (cantero, lastrero,
carpintero…), lo que también
repercutiría positivamente en la
economía de las villas.

Debería promoverse una actividad
productiva ligada al territorio muy
diversificada. El turismo tendrá que
ser un aporte más, pero no el eje sobre
el que gire toda la actividad. Esto
convertiría los valores culturales en
un folclore de fin de semana, como
está ocurriendo en otros lugares.
Novillos de recría, talleres de manufacturación
artesanal, pequeñas
empresas de transformación y agroalimentarias,
reforestación y aprovechamientos
forestales o cultivos
de arándanos o frambuesas, son
apuestas que ya se están experimentando.
Para que cuajen es necesario
abrir circuitos de comercialización,
mercados locales u otros
cauces de distribución coherentes
con estas intenciones.
En este modelo que se propone, es
fundamental el papel de las villas,
que deberían equiparse para recuperar
su función de núcleo, punto de
encuentro colectivo de la zona.

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