Poco a poco palabras como vulnerabilidad e interdependencia se han colado en nuestras conversaciones, sobre todo y a través de las múltiples experiencias que vivimos en nuestro entorno, donde ya no conforman las características de una parte, sino que más bien nos hacemos conscientes que nos afectan a todxs. Es decir, que todxs somos seres vulnerables e interdependientes, diversas en nuestras vulnerabilidades sí, pero todxs lo somos.
Desde el feminismo se venía denunciando que el capitalismo no daba prioridad a la vida, e invisibilizaba y patologizaba la vulnerabilidad e interdependencia, no las tenía en cuenta, así como tampoco tenía en cuenta a los ecosistemas, más bien los consideraba medios al servicio de la acumulación de capital prescindiendo de ellos si así era necesario para su fin, de tal manera que generaba crisis en múltiples dimensiones, política, social, cultural, ambiental y de cuidados con desigual impacto para lxs sujetxs a los que ha ido incluyendo o excluyendo en su devenir.
La lógica del sistema capitalista se ha construido y hecho posible dando la espalda a características inherentes a nuestras vidas, las ha invisibilizado, y a cambio ha construido un relato que se materializa en una distribución desigual de espacios, trabajos, remuneraciones, valoraciones y expectativas, además de desresponsabilizarse totalmente de acciones necesarias para el sostenimiento de la vida, sobrecargando dichas responsabilidades sobre los cuerpos leídos como mujeres, y patologizando el reconocimiento de la vulnerabilidad. Es decir, el capitalismo, desde su imaginario irreal de autosuficiencia, coloca la vulnerabilidad en lxs otrxs pasando por alto, de manera interesada, que su condición de posibilidad no se daría si algunxs sujetxs dejaran de cuidar y resolver la vulnerabilidad inherente a nuestras vidas. Pero es más, desde esta lógica se nos hace pensar que lxs vulnerablxs somos un “algo” a caballo entre víctimas y responsables de nuestra propia realidad, donde a ratos se nos asiste, no sin antes pasar por un proceso previo de estigmatización y victimismo, y en otros momentos se nos acusa de que nuestra existencia esta por encima de nuestras posibilidades.
Eramos muchxs las que desde hacía tiempo nos veíamos excluidas de la posibilidad de garantizarnos condiciones de vida, por múltiples motivos, que no únicamente tenían que ver con lo material, pero el hecho de que de un tiempo a esta parte seamos más desempleadxs, desahucidxs, excluidxs de la educación, la sanidad, la justicia o el derecho a decisión sobre nuestrxs cuerpos y vidas nos ha hecho redescubrir que el ideal de autosuficiencia sobre el que se construía nuestro éxito social era una falacia. Al desvelarnos esta trampa, nos vemos obligadas a repensar las estrategias para sostener las condiciones de vida y la vulnerabilidad e interdependencia van adquiriendo peso en nuestros discursos. Sin embargo, no acabamos de entenderlas como una característica inherente a nosotrxs y la sociedad en la que vivimos, de manera que las despatologicemos. Y esto en gran medida nos impide que las coloquemos en el centro y que las politicemos desde la agencia.
Los mecanismos que se han elaborado, desde la lógica capitalista, para que los discursos del éxito calen en nosotrxs, han hecho su trabajo y nos cuesta reconocernos como seres vulnerables sin que esto conlleve colocarnos en posiciones pendulares donde de un lado seguimos mirando la vulnerabilidad como una cuestión que les sucede a lxs otrxs, a lxs que “salvar” de dichas realidades, eliminando su agencia inclusive y de otro nos colocamos en el centro de la vulnerabilidad y nos victimizamos hasta deshacernos incluso de nuestra propia agencia. Esto me hace plantearme, ¿cómo reconocer la vulnerabilidad que me atraviesa sin que eso me coloque en un planteamiento dicotómico de víctima o responsable? ¿cómo colocarla en el centro, como una cuestión a tener en cuenta, para la elaboración de propuestas de acción política sin diluir la diversidad y hacernos conscientes de los condicionantes que nos interseccionan, nos definen...nos oprimen? ¿cómo pensarla como oportunidad? ¿cómo crear alianzas desde aquí? Y como dice Paula, ¿cómo vivirla en colectivo y enredadas?
Seguramente, en las jornadas Precariedad, vida dañada y vulnerabilidad en la era de la austeridad. Ideas y propuestas desde los movimientos sociales que se celebran estos días en Barcelona tengamos más ideas y propuestas para seguir alimentando este debate, para quienes no vamos a estar estos por allí: ANGELITO.
Proyecto presentado dentro de Barbaridades, muertas los pelos nos siguen creciendo.
Haizea
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Hoy, en medio de una de las tantas tormentas de la lluvia ácida del capital, mezclamos voces, deseos y miradas feministas para interrogar la realidad desde otros lugares que no sean el sujeto obrero-blanco-heterosexual-urbano que hace tiempo dejó de representarnos. Aquí nos encontramos amaia orozco, Haizea M. Alvarez, Martu Langstrumpf, Sara LF y Silvia L. Gil, partiendo de nuestros cotidianos para conversar entre nosotras y con otras en las fugas y resistencias que visibilizan conflictos y generan otras formas de vida.
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