Libertades
Periodismo de gafas violeta. Blog de June Fernández.
03
Feb
2014
21:28
Yo te creo
Por Mari Kazetari

Leo la noticia de que la hija de Woody Allen acusa a este de haber abusado sexualmente de ella de niña y (si bien me resulta llamativo que Allen apele a las denuncias falsas y al síndrome de alienación parental para defenderse), más que ponerme a valorar este caso, me interesa ver si podría servirnos para hablar de una de las formas de violencia sexual más silenciada en nuestra sociedad. Y digo "en nuestra sociedad", porque si algo me ha sorprendido siempre en Nicaragua es lo mucho que se habla de abusos sexuales en la infancia, los esfuerzos que feministas y ONGs hacen para que deje de ser tabú.

Te puedes encontrar en la calle y escuchar en la radio la campaña 'Yo te creo', impulsada por el Movimiento contra el Abuso Sexual, formado por más de 40 organizaciones sociales. “Esta campaña con su lema YO TE CREO surge a raíz de la problemática de abuso sexual que se vive cotidianamente en hogares nicaragüenses y debido a la falta de credibilidad en la palabra de las niñas, niños y adolescentes”, cuentan. En sus piezas de comunicación dan claves para que las personas adultas sepan identificar y abordar situaciones de abuso sexual en la infancia. Frente a lo extendidas que están tanto las denuncias por abusos sexuales a menores como los embarazos en niñas y adolescentes, recordemos que en Nicaragua el aborto es ilegal en todos los supuestos.

La violencia sexual contra menores es un tema que los principales medios de comunicación incluyen en sus agendas. El Nuevo Diario informaba recientemente de que, de los 5.977 peritajes clínicos por violencia sexual efectuados por el Instituto de Medicina Legal, 3.020 fueron en menores de edad (de 0 a 13 años); 2.481 en niñas y 539. Según las expertas, el 90% de los abusos los cometen personas muy cercanas. Casos mediáticos como las denuncias contra unos policías por violar a una niña con discapacidad intelectual, o incluso el hecho de que la hijastra de Daniel Ortega le acusase en 1998 de haber abusado de ella desde niña, hacen que el tema salga a menudo a debate. También los medios feministas dedican espacio a este asunto; el programa de radio Cuerpos sin-vergüenzas lo trató el pasado noviembre en torno al 25 de noviembre.

Pero más allá de la agenda mediática, en mi entorno nica he escuchado varias historias de mujeres que vivieron abusos en la infancia, y en talleres sobre violencia machista y empoderamiento es habitual que afloren varios testimonios de violencia sexual en la infancia. Eso me ha llevado a querer profundizar en las causas por las que esta forma de violencia se encuentra tan extendida en Centroamérica y si es que en el Estado español no se habla de ello porque la prevalencia es mucho menor, o porque el tabú y el silencio siguen siendo inquebrantables. El otro día mis compañeras de casa me preguntaron sobre cómo se vive este tema en mi país, y les dije eso, que no conocía a ninguna persona que reconociera (o que me haya contado a mí, vaya) haber vivido episodios de abuso sexual en la infancia por parte de familiares, y que veo que se suele incluir en el discurso pero no se llega a hablar de ello como una realidad presente en nuestras vidas.

Cuando escribí el post de Paranoicas y Ander Izagirre el de Son unas histéricas, recibimos un montonazo de comentarios y emails de mujeres que nos relataban sus experiencias de agresiones machistas normalizadas y que agradecían que hubiera espacios en los que hablar de ellas. Cuando publiqué el reportaje 'Yo quería sexo, pero no así', de nuevo, muchas mujeres expresaron que ese texto les había ayudado a identificar que lo que vivieron con sus amantes o parejas fue violencia sexual. Una de ellas fue Lucía Egaña, quien publicó su propia narración de las agresiones vividas desde niña en un texto en Pikara que ha recibido más de 100.000 visitas y que también ha dado pie a que muchas mujeres hablen de sus vivencias.

Así que hoy me he despertado pensando que tal vez fuera posible romper el silencio con el tema de los abusos sexuales en la infancia, pero he comprobado que hay compañeras feministas que ya lo están haciendo. Proyecto Kahlo cerró el 2013 publicando una carta de una lectora contando las secuelas que le ha dejado los abusos que sufrió de niña por parte de su hermano y el dolor de no poder hablarlo con la familia y seguir conviviendo con él.

Hoy mismo, removida por la polémica con Woody Allen, Erika Irusta ha publicado su historia en El Camino Rubí. Ella sí que se decidió a hablar con sus padres de los abusos por parte de su tío; le apoyaron y emprendieron un tortuoso proceso legal del que la niña Erika salió revictimizada y su agresor impune: “Abusar significa romper un mundo, quebrar un cuerpo, sembrar el dolor por los siglos de los siglos en una persona en desarrollo. Yo he crecido macerada en el veneno de la vergüenza y la culpa. (…) Este sembrador de horrores vive tranquilo y feliz. Yo, en cambio, sigo maltrecha, germinada entre un nido de larvas, pensando en las otras niñas, aquellas que como yo, brotan torcidas, quebradas”.

Pero contarlo en espacios seguros como los colectivos, blogs y medios feministas no revictimiza, sino que empodera. Juntas transmitimos a los agresores y abusadores que pronto dejarán de sentirse impunes. Los delitos sexuales se cometen bajo el prejuicio de que la víctima callará, porque sentirá vergüenza, culpa y miedo a que no la crean o la cuestionen. Que tú lo cuentes y yo te crea y todas nos apoyemos es el primer paso para romper con el silencio y la impunidad.

PD: Insisto: no me interesa nada debatir sobre el caso concreto de Woody Allen.

comentarios

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    Bernardo C.
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    Dom, 02/09/2014 - 22:17
    La culpa es de los padres.
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    Aurora
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    Mié, 02/05/2014 - 02:55
    He vivido de cerca la evolución de un buen amigo, que siendo víctima de abusos sexuales en la infancia ha conseguido pasar a identificarse como &quot;superviviente&quot; y gracias al activismo evitar que otras personas pasen por el mismo camino. Gracias al activismo de estas supervivientes hemos visto <a href="http://www.diagonalperiodico.net/libertades/21484-abusos-sexuales-iglesia.html">casos</a> tan esperanzadores como el Vaticano teniendo que dar explicaciones en Bruselas, o el Papa siendo acusado en la Haya. Nunca es tarde para acercarse a hablar con SNAP, ASPASI, la Fundación Vicky Bernadet o la asociación de supervivientes que pille más cercana.
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    frantic
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    Mar, 02/04/2014 - 13:47
    <div style="text-align: justify;"><b>Poniendo en cuarentena tanto lo manifestado por Farrow como por Allen, me gustaría, no obstante, &nbsp;recordar que esta denuncia ya fue planteada ante los tribunales por Mia Farrow&nbsp;hace ya veinte años y, si bien esta demanda fue desestimada, hay que tener presente que, pese a que toda persona es inocente mientras no se demuestre lo contrario, &nbsp; toda sentencia absolutoria no necesariamente prueba la inocencia de la persona denunciada sino que la parte acusadora no ha podido, por el motivo que sea, demostrar que la acusación es cierta.</b>&nbsp; <b>Todo esto se resume en una pregunta que no he podido dejar de hacerme en este caso y otros similares (léase Polanski): &iquest;nos seguiríamos cuestionando la veracidad del caso si el acusado fuese un ciudadano anónimo y no un afamado director de cine?</b> <b>&nbsp;</b> </div>