Aprovecho que Angela Davis viene a vernos mañana para recordar que la raza y el género son también categorías socioeconómicas, para recordar lo que Engels dijo hace ya mucho, que 'mujer' es la primera opresión de clase, para recordarle a la izquierda que sigue siendo misógina, pero sobre todo, para recordarle que su democracia no es la nuestra, exactamente igual que cuando el movimiento feminista dice que la paz de nuestros salvadores no es nuestra paz, sino eso, la de los salvadores, que el descanso del guerrero es la pesadilla de la guerrera, y que la izquierda no ha sabido reconceptualizar los ejes de dominación que hoy rigen nuestras vidas. Y a menos que se lleve a cabo dicha reconceptualización, las necesidades que como población y como cuerpos, vulnerables y vulnerados, tenemos, no se satisfacerán, la pobreza se consolidará y la violencia de ultra derecha se expanderá como ocurre ya en toda Europa.
Aprovecho para recordar que la democracia que desde la izquierda hegemónica se defiende lleva siempre un adjetivo silenciado, silenciado a gritos, y ese adjetivo es 'patriarcal'. Nuestra democracia es, no solo liberal y capitalista, sino hetero-patriarcal, y no es casualidad que en las protestas y mítines de los últimos años los representantes de la izquierda más radical sólo hablen de capitalismo, socialismo y democracia. No hablan de patriarcado, siendo el sistema de explotación más arraigado, antiguo y hegemónico de la humanidad.
Decía hace un tiempo en un artículo titulado "Indiferentes" que nuestro problema no son los misóginos de derechas, que son pocos y aburridos, sino los indiferentes de izquierdas, que son muchos y graciosos.
Está muy bien recordar cada poco tiempo cómo funciona el sistema de producción del capitalismo. Pero sería maravilloso si, además, se recordara el sistema de producción de lo humano, del hombre trabajador. Ya que el obrero produce.... valor, riqueza, prestigio, pero nadie habla de quién produce al obrero. Otra omisión despistada de la izquierda y de todas sus teorizaciones. No es un problema de Marx. Marx no tenía que explicarnos y articularnos el mundo entero. Es problema de la izquierda, que es patriarcal: los hombres de izquierda no quieren dejar los privilegios que en este sistema te da tener pene.
A menudo oímos decir "le han puesto en ese puesto de trabajo, en ese evento cultural, en esa competición, en esa mesa o proyecto porque es mujer". No, perdona. Es porque sois hombres, es decir, porque tenéis pene que estáis en ese puesto de trabajo, en ese evento cultural, deportivo, industrial, financiero o en esa competición. No al revés.
Señales incontestables del patriarcado.
El sistema patriarcal es un sistema en donde los hombres gobiernan a las mujeres, un sistema por tanto, donde los seres, su vida, su poder, su prestigio y bienestar se dispone en base a si tienen o no pene. Igual que la sociedad racista es la que divide a sus seres en base al color de piel, la sociedad patriarcal asigna el capital (simbólico, económico, social) en base a esta división sexual. Hay quienes olvidan, todos todos los días, que 'el sexo' no es una categoría biológica, igual que no lo es la 'raza'. Ambas son categorías políticas y sociales articuladas para explotar, no para celebrar la diferencia. En el sistema esclavista, los cuerpos racializados, los negros, no son diferentes son explotados. Los cuerpos racializados, en nuestro caso, sexualizados, producen la humanidad, la crean, la limpian, la educan y la cuidan de forma gratuita y forzada en muchos casos. La producción de la humanidad se lleva a cabo mediante explotación y se hace por tanto mediante esta operación de sexualización. Repito: todos los días, en vuestras casas, trabajos, calles.
Así que, siguiendo a Monique Wittig, propongo entender la raza y el género como clases políticas y socio-económicas, siendo la diferencia de clase propietario-obrero una lucha de clases más, no la única ni más principal que la lucha de clases patriarcal: hombre-mujer, donde hombre-mujer no indica una diferencia sino una subordinación; igual que la distinción capitalista-obrero o blanco-negro no es una diferencia sino un mecanismo de explotación, tal y como decía Angela Davis.
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Nací posicionada, en el terreno de lo políticamente dudoso, y cuando me dijeron que la dominación mediante el discurso razonado se llamaba conocimiento una sobredosis estructural me convirtió en actualidad. Las que nacimos con la guerra perdida de antemano no luchamos para ganar, sino para transgredir, y la transgresión contiene dentro de sí técnicas milenarias practicadas desde el origen con la mayor disciplina.
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